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jueves, 28 de julio de 2011

Bienvenida a la Facultad de Filosofía y Letras: UNAM Generación 2012

El nuevo ciclo escolar comenzará muy pronto en la Universidad Nacional. En Filosofía y Letras comenzamos con un estreno: el del Edificio Adolfo Sánchez Vázquez, el anexo de la Facultad que aún no he podido visitar, pero que entrará en funciones para satisfacer la alta demanda de espacio que exige el elevado número de miembros de la comunidad de Filosofía y Letras.

El nuevo edificio que toma el nombre del recién fallecido profesor emérito se hizo necesario con el paso de los años debido al incremento de la matrícula estudiantil en una Facultad cuyas instalaciones con más de 50 años de antigüedad ya no son suficientes.

A propósito de ello, nuestra Facultad se caracteriza por mantener un espacio de una enorme extensión en manos de algunos grupos y colectivos ajenos a la Universidad. El espacio en cuestión es el Auditorio Justo Sierra, conocido popularmente con el nombre "Che Guevara". El auditorio sigue siendo, en teoría, el más grande del campus. Sin embargo este mes de septiembre cumplirá 11 años de no estar al servicio de la comunidad.



Por supuesto, sus ocupantes dirán que sus puertas están abiertas a todo el mundo. A lo que me refiero con que ya no presta sus servicios a la comunidad es que, a diferencia de lo que ustedes podrán constatar con sus conocidos que estudian en Ingeniería, Medicina, Arquitectura, Ciencias, u otras facultades, nuestro Auditorio no tiene una oferta cultural dependiente de Difusión Cultural UNAM o académica coordinada por la Secretaría de Extensión Académica de Filosofía y Letras; sino sólo los proyectos que organizan sus actuales dueños.

Por supuesto que esto no parece muy grave, pues los esporádicos talleres, las defectuosas proyecciones de cine por sólo $5 y el comedor vegetariano de los ocupantes del Che, como todo buen negocio, abre las puertas a sus clientes.

Así que, nuevo estudiante de Filosofía y Letras, no esperes escuchar buenos conciertos en tu nueva facultad, pero no te preocupes, los hay en Ingeniería y en Química. No esperes grandes puestas teatrales, pues los compañeros de la licenciatura en Literatura Dramática y Teatro no pueden invitar a mucha gente a sus pequeños teatros-aula, por la carencia de un gran escenario, pero no te preocupes quizás alcances a entrar a una atiborrada pequeña sala en alguna ocasión, o tal vez te animes a visitar el bello teatro de la Facultad de Arquitectura. No esperes proyecciones cinematográficas en una enorme sala de cine como las que antaño existieron y de las que quizás te hayan hablado tus padres, al menos no en la facultad. Pero no te preocupes, nuestro Cineclub Manuel González Casanova se las arregla para conseguir las salas A y B y el Salón de Actos, no tan espectaculares como una sala real de cine, pero algo es mejor que nada. O también puedes usar dos rutas de Puma-Bus o una taxi para ir a los cines del Centro Cultural Universitario.

Si esperas acudir a una conferencia magistral de alguno de nuestros eméritos, o de alguna figura reconocida en el mundo de las humanidades como las que ya nos han visitado en varias ocasiones, tendrás que estar dispuesto a llegar con mucha anticipación al Aula Magna que con todo y ser magna, se quedaría muy corta para figuras a las que mejor se opta por llevar a auditorios de mayor capacidad, como la última vez que Saramago, por poner un ejemplo, visitó la UNAM.

Pero no te preocupes, la ausencia de las instalaciones del auditorio y aledañas pueden suplirse o pasarse por alto, como ha sido durante los últimos 10 años, oferta cultural hay en otras facultades y Filosofía y Letras ya cuenta con un anexo.

Si sientes curiosidad por lo que alguna vez fue el auditorio Justo Sierra puedes preguntar a tus profesores sobre lo que se hacía allí. Pues somos muchas generaciones que lo hemos conocido tal y como está hoy: en coma.

miércoles, 6 de octubre de 2010

¿Quién es el verdadero culpable?

Como era de esperarse, ya circulan las variadas versiones acerca de quién o quiénes son los culpables del atentado en contra de la estatua del Águila y la Serpiente de la Facultad de Derecho.

Por si no se habían enterado, el 2 de Octubre pasado, el monumento fue atacado. En lugar de una copiosa descripción, veamos nuevamente la imagen:


Hasta ahora no ha llegado, o no ha sido lo suficientemente difundida, una versión de los hechos; es decir, un testimonio: "que llegaron y empezaron a gritar y que luego...". Así que agradeceremos si algún lector, de contar con ella, la comparte con nosotros. Simplemente, se perpretó el ataque, así sin más, bajo la impasible mirada de la autoridad (si es que existe). Así, la tan difundida (y conveniente para muchos) versión de la autonomía universitaria como extraterritorialidad muestra su verdadera cara: pareciera ser que la Ciudad Universitaria y demás instalaciones son tierra de nadie. O mejor dicho, son territorio donde la ley que vale es la de los vivales. No es lugar para desmenuzar la variada clasificación de esos vivales que reinan en CU. Pues cada miembro de la comunidad universitaria se habrá topado con alguna variante.

Tan sólo este espacio electrónico está dedicado a la casi utópica visión de un Auditorio Justo Sierra deprovisto de ciertos usurpadores denominados hoy "okupas".

Pero, como decía al comienzo, ahora nos ocupa el atentado en contra del Águila y la Serpiente de la Facultad de Derecho. Que si fueron unos mal vivientes ignorantes que formaban parte del contingente de manifestantes, que si fueron los mismos okupas, que si fueron las autoridades que pretendían poner con esto a la comunidad en contra de tal o cual.

Es curioso analizar un poco que implican y a dónde nos llevan tales hipótesis. Por ejemplo, si uno le busca en You Tube, podrá encontrar videos de marchas anteriores en CU y otros puntos de la ciudad, como ésta, del 6 de febrero de 2010. A los "activistas" les gusta documentar sus actividades, sin embargo parece difícil, al menos por ahora, encontrar algún video de celular en el que se vea la destrucción de la estatua, al menos hasta que surja un indiscreto.

Por supuesto, no ha faltado quien exija las grabaciones de las cámaras de seguridad que muestren a los que perpetraron el crimen. Y no faltará quien diga que si no han sido mostradas en los medios ha sido porque las mismas autoridades han llevado a cabo el atentado con algún fin... "que ya sabemos cuál es". Extraña esta hipótesis, que supone que la autoridad pretende por este medio enardecer a la comunidad para que ésta lleve a cabo quién sabe qué cosa "que ya sabemos qué". Digo que es extraña, porque habiendo optado por la tregua, por el camino fácil y sin conflictos del "dejar hacer", sería meterse en escollos más pronunciados ir por esta otra vía.

Por otra parte, un grupo de activistas de la misma Facultad de Derecho ya se ha apresurado a deslindarse del ataque que atribuye a algunos "mozalbetes", es decir, mocosos que no tenían algo mejor que hacer que tergiversar el significado de fechas de luto y aprovechar para hacer desmanes.

Habrá quienes culpen a los mismos okupas y anexos, queriendo aprovechar el entusiasmo para que se haga algo por sacarlos de una vez de la UNAM.

¿Qué nos muestra todo esto? Que, como decía el Jefe en su reportaje, más allá del autor o autores materiales del atentado, que habrá sido cualquier irresponsable anónimo; importa ver las condiciones que han propiciado que en el campus central de la Universidad "más importante del país" se lleve a cabo un atentado de tal índole en contra de un símbolo patrio. A unas semanas de conmemorar el Bicentenario de la Nación y el Centenario de su Universidad; en el corazón mismo del lugar de donde debería emanar la racionalidad, tiene lugar semejante acto de barbarie. CU es tierra de nadie, y sépase que cualquiera puede entrar al campus, amagar al pobre cuerpo de vigilancia (si tuviera la ocurrencia de ofrecer resistencia) y hacer de las suyas.

Mientras tanto, las autoridades (el Rector en primer lugar) callan. Por otra parte, importa ver y escuchar las distintas manifestaciones del "estudiante de a pie", que aprovecha la ocasión para expresar su desacuerdo porque hay salones ocupados en su facultad, o porque se presta tanta importancia a protestas  carentes de seriedad, o porque cualquiera amenaza con clausrar servicios que no le complacen, etcétera. En FB circula ya un grupo que piensa hacerse oír. Los alumnos protestan, y esperemos, sea una oportunidad, el próximo viernes a las 11 horas en la explanada de Derecho, para que la comunidad, sin intermediarios ideológicos de por medio, se haga escuchar y haga saber que ya está harta de lo que se ha mencionado en sin fin de espacios y que no termina de volverse un tema de primera importancia: ¿En manos de quién está la Universidad, cuando cualquiera puede secuestrar un auditorio y mantenerlo así por 10 años, cuando cualquiera destruye un monumento que exigía respeto, cuando cualquiera entra y comercia la droga por la que la gente está matando y muriendo en todo el país, cuando cualquiera hace víctimas del delito a los estudiantes?

Y este, es sólo uno de los problemas de la UNAM, no sé si el más importante, pero sí el más escandaloso.

La UNAM: ¿"Casa de la Libertad"?

miércoles, 22 de septiembre de 2010

¡Eureka!

De algún modo he tratado de sostener, quizás sin éxito, que lo que está en el transfondo del problema con el auditorio Justo Sierra no es una cuestión trivial.

En una reciente discusión con uno de los consejeros universitarios alumnos de la Facultad, surgía de su parte la hipótesis de que el problema del auditorio Justo Sierra es una expresión más del problema de la escasa participación estudiantil en la conformación de proyectos y en la estructura organizacional de la Universidad. Hipótesis que no comparto. Sostenía yo que no hay que buscarle tres pies al gato: los okupantes incurren en delito y no más, no menos. Por supuesto, la prolongación del conflicto atiende a muchas causas, lo que no ocurre, según yo, es que instaurando cierto régimen de gobierno estudiantil, problemas como el del auditorio o los comedores subsidiados se solucionen, sino todo lo contrario.

Para explicar el aparente misterio que está detrás de diversos problemas de toda índole: con la planta académica, con el ejército de burócratas, con el sindicato, con los espacios "autónomos y autogestivos", etcétera, he encontrado algo que está muy cercano a mis puntos de vista al respecto y que quizás más de uno comparta: el Teorema de Moshinsky.

No pretendo que la explicación a toda una constelación de problemas se reduzca al teorema que, aparentemente, la experiencia no ha refutado todavía (por tanto se deja su demostración, o mejor dicho, la búsqueda de su confirmación en la realidad cotidiana, al amable lector):

Todo mexicano que ha mostrado capacidad en su labor, es automáticamente un privilegiado, y las instituciones públicas deberían desatenderse de él para concentrase en aquellos que no tengan esa característica.

Pero creo que el citado enunciado del recientemente fallecido físico de la UNAM, nos proporciona una vía para buscar explicaciones más completas y, por supuesto, soluciones.

Al respecto invito al lector a revisar las perspectivas (propuestas por demás optimistas y dignas de considerarse) planteadas por Roger Bartra en la edición digital de Letras Libres, a propósito del Teorema. O leer la formulación del mismo, hace 25 años por su autor.



Quizás algún día publique los corolarios de Ivo Basay, derivados del Teorema de Moshinsky.

Don Marcos Moshinsky, en acción.

¡Feliz cumpleaños, UNAM!

domingo, 29 de agosto de 2010

¡CHE Narro!: Crónica de una evasión anunciada

El pasado miércoles tuvo lugar la participación del actual rector de la UNAM, José Narro Robles en un programa denominado "Foro W", de la estación W Radio. La propaganda del programa anunciaba que uno podría interactuar en el foro dejando sus preguntas en la página de internet de la estación, y que, sin censura, éstas serían atendidas por el rector de la UNAM:




A primera vista, una genial idea, idea que de funcionar como lucía en el papel, denotaba un sentido de autocrítica importante que el rector estaba dispuesto a afrontar. Pues a ningún universitario, a ninguno, se le escapa que la institución tiene, más allá de lo que hay que celebrar por estos primeros 100 años de vida, importantes problemas que exigen atención inmediata; por supuesto, en el entendido de que consideramos importante darle vida a la institución muchos años más.

Una de las demandas que ocupan la mente de muchos universitarios, es la cuestión del auditorio Justo Sierra de la Facultad de Filosofía y Letras. Y, como es obvio, aquellos que anhelan su reincorporación a la vida de la Universidad vieron en este supuesto foro, la oportunidad inmejorable de obtener una respuesta directa del rector de la UNAM.

Así pues, esperando ser elegidos para acudir a la emisión de radio, o cuando menos que se leyeran nuestras preguntas, las inquietudes acerca del auditorio fueron planteadas: ¿Qué se está haciendo para recuperarlo?, ¿Se está haciendo algo? ¿Por qué no se ha recurrido a los medios que establece la legislación universitaria y la Ley Orgánica? ¿Qué impide la ejecución de la ley?, etcétera, etcétera. O quizás ¿Le interesa el problema, Sr. Rector?

La única pregunta que recibió una respuesta (e incluso así, una respuesta parcial) fue la última pregunta. La respuesta que muchos obtuvimos después de la interesante disquisición de aproximadamente 5 segundos que el rector de la UNAM nos ofreció sobre el tema podría parafrasearse así: "no me interesa". Ojalá que me equivoque y el Sr. Narro me desmienta pronto.


Escuche aquí el plan de trabajo de José Narro para recuperar el Auditorio Justo Sierra.

Vayamos a lo que recuerdo que se dijo en el programa (no lo volveré a escuchar para hacer este breve relato, qué flojera, pero dejo abajo el audio completo por si a alguien le interesa). Básicamente el Dr. José Narro dejó en claro que lo que le interesaba no era entablar una discusión seria sobre algunos problemas universitarios (los que pudieran plantearse y platicarse en espacio de hora y media, pues cada uno da para horas de discusión): al parecer, era sólo un acto más de propaganda... En la entrevista, los presentadores le preguntaron al rector el porqué de no haber sido invitado a los Diálogos por la Seguridad Nacional. El viernes siguiente Narro ya estaba participando en los mentados diálogos, diciendo lo que ya todos saben (hasta el Presidente): que la solución del problema no se limita al uso de la fuerza pública. También dijo que México no se merecía lo que está viviendo: ¿se lo merecerá la Facultad de Filosofía y Letras?

El Dr. Narro se ha ocupado últimamente en demasía en saltar de un foro a otro para exponer su opinión acerca de los conflictos nacionales. Éste es un derecho de cualquier ciudadano, el problema con el rector de la UNAM es la clara evasión a las problemáticas que le tocan resolver dado el altísimo cargo que ocupa. Es decir, muchos mexicanos tenemos preocupaciones acerca de los manejos de la política nacional, sin embargo estamos bastante limitados para tener una injerencia directa en la solución de muchos de estos problemas. Sin embargo, el rector de la UNAM, como rector que es, está facultado para actuar directamente en la solución de los problemas de la institución que dirige (es un decir que la dirige).

Así, a la pregunta de una mujer acerca de aquellas famosas reuniones con los estudiantes "rechazados", que tuvieron como consecuencia el otorgamiento de becas para que estudiaran en otras universidades, se limitó a decir "sí es un problema (lo de la existencia de estudiantes rechazados)", y "lo he estado diciendo". Acto seguido dió cifras y le pasó la bolita a la SEP. Lo curioso fue que tratando después de establecer categóricamente que no hay corrupción y que los que no entren por el examen no tienen otro modo de hacerlo, A MENOS QUE... sean estudiantes del bachillerato de la UNAM, fue cuestionado respecto a la cuestión del pase automático. Narro se limitó a repetir una versión bastante cegehachera de la supuesta validez del pase automático. Fuera de eso, el programa fue básicamente, propaganda. Preguntas poco serias por parte de los entrevistadores y respuestas autocomplacientes por parte de Narro. También repitió su letanía acerca de cuánto le preocupan los jóvenes que ni estudian ni trabajan (¿será por eso que hasta parece que los okupas están protegidos?).

Así, quedó por el suelo la esperanza de muchos universitarios de que preguntas serias fueran tomadas en serio por el rector (tanto así que se atrevió a llamar al auditorio "Justo Guevara", pero eso sí, ahí estará el 22 de septiembre en el Anfiteatro Simón Bolívar, lugar donde Justo Sierra pronunció el discurso inaugural de la Universidad, tratando de emularle). Si el rector no se presta a discutir con argumentos sólidos los problemas que se le plantearon ¿es razonable esperar que los ocupantes del auditorio hagan lo propio? No. Y lo malo de la cuestión es que ese "estamos trabajando" suena más a que se "apuesta" por una salida "dialogada" al conflicto, y no por hacer valer la ley. De otro modo no se explica ese "estamos trabajando", ¿cuánto tiempo llevaría proceder penalmente?

Y a todo esto, ¿qué pensará la Dirección de la Facultad de Filosofía y Letras? Sólo Gloria lo sabe.

Audio completo del Foro W

 Otro ilustrativo cartón de Paco Calderón

P.D. He aquí la respuesta de la Oficina del Abogado General a un correo enviado, planteando el problema del Auditorio Justo Sierra: Me permito informarle que su denuncia se recibió en esta Unidad, en breve lo contactaremos. Unidad para la Atención y Seguimiento de Denuncias.

martes, 24 de agosto de 2010

Re-cuento (I): Hechos

A ver, vamos a hacer un resumen puesto que alguien lo ha solicitado, y es sensato hacerlo, dado que a pocos días de cumplirse 10 años de secuestro es comprensible que muchos no sepan a ciencia cierta qué pasó por aquel entonces.

Hay que comenzar apuntando que quienes aquí escriben tampoco estaban en la Facultad de Filosofía y Letras en aquel tiempo (septiembre de 2000). Gracias a los medios actuales de comunicación (léase FB) hemos conocido y platicado con profesores que sí estaban (algunos estudiantes entonces, otros profesores ya) y creo que más o menos concuerdan en que esto fue lo que pasó:

1. En el año de 1999 estalló un paro de labores que se prolongó por 10 meses. ¿El motivo? Supuestamente "evitar la privatización de la UNAM". El motivo real: las especulaciones son muchas, hay quienes piensan que ciertos actores politicos venían azuzando a la juventud desde el rectorado de Carpizo (o incluso antes) debido al botin político que representa la UNAM. Lo que sí es muy cierto es que el carácter público de la UNAM nunca estuvo en peligro: todo estalló por una reforma al Reglamento General de Pagos (RGP) que tras una brutal inflación establecía cuotas de 20 centavos, así que se proponía fijar cuotas de aproximadamente $1000 anuales. Cuotas de las cuales podría quedar exento todo estudiante que declarase no poder pagarlas.

2. Sobre otras vicisitudes de aquel conflicto, los remitimos a los documentos, cuando tengamos tiempo volveremos a publicar algún artículo de aquel entonces, los que ahora tenemos son los siguientes: "La Universidad en el exilio", "UNAM: ¿Nuevo triunfo de la Barbarie?", "¿Dónde están?", "Cárdenas y Barnés: la disputa por la UNAM", "El PRD en la UNAM", "UNAM: Derecho social y aberración política", "Días de luto"; y las brevísimas entradas "1999" y "2000" de nuestro blog. Cabe mencionar que los primeros cinco artículos publicados son sólo aquellos que en su momento pudimos transcribir, dentro de la enorme cantidad de material que hay, dadas las obvias limitantes de tiempo que nos imponen los deberes académicos. Se recomienda echar un vistazo al libro de Sheridan: Allá en el Campus grande, y ¿por qué no? para contrastar aquel que siempre mencionaba cierto molesto lector: UNAM: Presente ¿y futuro?

3. El caso es que unos siete meses después de terminada la huelga (cabe decir que por la fuerza ya que, a pesar de no haber sido aplicado finalmente el RGP los huelguistas no querían abrir la UNAM), el 4 de septiembre de 2000 llegó un grupo de ex integrantes del CGH a tomar el Auditorio Justo Sierra que se encontraba en remodelación (de ahí que ya no tenga butacas). Testimonios de quienes sí estaban entonces en la facultad dicen que los ex huelguistas llegaron provistos de tubos y cadenas, nomás para que se viera que iba en serio.

4. Hay que decir que los individuos que tienen tomado el auditorio desde entonces han tenido sus propias luchas intestinas por lo que es difícil establecer la genealogía y carácter de la actual okupa, respecto al CGH. Véase: "El Che Guevara autogestivo (2)" y "Sí es el CGH", y también: "Por su nombre los confundireís".

5. Resulta que a unos tres meses de abrir este blog, el 24 de septiembre de hace un año, tuvo lugar una asamblea singular. Por aquellos días algunos estudiantes y no-estudiantes estaban muy inconformes con una serie de acontecimientos que tuvieron lugar en la facultad: retiro de vendedores ambulantes, colocación de macetas y de piedras anti-borrachos en la Biblioteca Central. Curiosamente pocos de ellos mostraron su inconformidad con el hecho de que un narcomenudista fuera baleado en la entrada de Filosofía y Letras, es decir, con el hecho de que un narcomenudista se encontrara en el campus y ese encontrase allí, fuera condición necesaria de posibilidad para sufrir un ataque allí. Resulta que esa asamblea semanal de quejas a la autoridad se vió profundamente ofendida cuando unas estudiantes propusieron y convocaron a la gente para que en ese espacio se manifestara la molestia por el más claro problema (dada su magnitud espacio-temporal) de la FFyL: la ocupación del Auditorio Justo Sierra.

6. Y resultó que de la asamblea se derivaron asambleitas, asambleitas que terminaron transmutando el problema del auditorio en otra cosa, menos el problema del auditorio, cito: "el problema no es el Che, el problema son las formas de representación democrática de la bla bla bla bla..."

7. Así, las cosas estamos en un periodo de letargo en el que la cuestión yace un poco adormecida, a ver qué pasa después...

Continuará...

lunes, 16 de agosto de 2010

No a la impunidad

DA CLICK EN LA IMAGEN

Si presenciaste un delito es buena idea denunciarlo (por ejemplo, la enajenación de un espacio universitario):

Artículo 95 del Estatuto General de la UNAM.- Son causas especialmente graves de responsabilidad, aplicables a todos los miembros de la Universidad:

I. La realización de actos concretos que tiendan a debilitar los principios básicos de la Universidad, y las actividades de índole política que persigan un interés personalista;

II. La hostilidad por razones de ideología o personales, manifestada por actos concretos, contra cualquier universitario o grupo de universitarios;

III. La utilización de todo o parte del patrimonio para fines distintos de aquéllos a que está destinado;

IV. Ocurrir a la Universidad en estado de ebriedad o bajo los efectos de algún estupefaciente, psicotrópico o inhalante; ingerir o usar, vender, proporcionar u ofrecer gratuitamente a otro, en los recintos universitarios, bebidas alcohólicas y las sustancias consideradas por la ley como estupefacientes o psicotrópicos, o cualquier otra que produzca efectos similares en la conducta del individuo que los utiliza;

V. Portar armas de cualquier clase en los recintos universitarios;

VI. La comisión en su actuación universitaria, de actos contrarios a la moral y al respeto que entre sí se deben los miembros de la comunidad universitaria.



martes, 10 de agosto de 2010

Apertura de cursos en Filosofía y Letras

Hoy retomamos un pequeño fragmento de un discurso pronunciado en la inauguración de las clases del año 1914 en la Escuela de Altos Estudios (precursora de la actual Facultad de Filosofía y Letras y la Facultad de Ciencias). Discurso pronunciado por Henríquez Ureña, titulado "La cultura de las humanidades".

"Malos vientos soplaron para este plantel apena hubo nacido", dice Henríquez Ureña, explicando la falta de organización que había padecido una naciente y novedosa institución educativa. Pues en el corazón del nuevo proyecto de Universidad Nacional de Justo Sierra, la Escuela de Altos Estudios constituía en principio algo que las naciones como la nuestra podían mirar "con nativo recelo" pues a más de uno podría parecer "esquiva a las aplicaciones fructuosas".

Sin embargo, el esfuerzo de notables profesores y no menos notables alumnos consiguió no solamente mantener con vida la naciente Escuela, sino darle un impulso extraordinario a la cultura y la ciencia en México. Figuras como las de Antonio Caso, Sotero Prieto, Jesús Díaz de León y Valentín Gama son hoy emblemáticas y sinónimos de escuela y tradición en las más diversas disciplinas que han florecido al cobijo de la Universidad Nacional. Henríquez Ureña menciona también como en un lapso no mayor a tres años el Ateneo de la Juventud consiguió darle forma a los estudios humanísticos.

Hoy es más que frecuente escuchar hablar de las glorias de la UNAM, pero muchas de ellas se deben a personas que entendieron su compromiso con la sociedad y que al no contar con un prestigio heredado se encargaron de forjarlo.

Estamos a menos de un mes de que el Auditorio Justo Sierra cumpla 10 años de secuestro. A quienes odian tanto esta palabra, "secuestro" cabría preguntarles por los logros obtenidos en estos 10 años y cómo se han reflejado en la Universidad y en el país. Seguramente recurrirán al olvido general, que con el paso del tiempo los beneficia más, acerca de los aconteimientos de 1999-2000. Cabría preguntar a las autoridades universitarias si de verdad tienen planeado restituir el patrimonio universitario. Cabría preguntar a la comunidad si le interesa recuperar este inmueble o si considera que ésta es una cuestión vana.

Henríquez Ureña concluye su discurso de apertura de cursos así:

...De ella (de la labor humanística) no puede venir para los espíritus sino salud y paz, educación humana, estímulo de perfección.
Y la Escuela de Altos Estudios podrá decir más tarde que, en estos tiempos agitados, supo dar ejemplo de concordia y de reposo, porque el esfuerzo que aquí se realiza es todo de desinterés y devoción por la cultura. Y podrá decir también que fue símbolo de este momento singular en la historia de la educación mexicana, en el que, después de largas vacilaciones y discordias, y entre otras y graves intranquilidades, unos cuantos hombres de buena voluntad se han puesto de acuerdo, sacrificando cada cuál egoísmos, escrúpulos y recelos, personales o de grupo, para colaborar sinceramente en la necesaria renovación de la cultura nacional, convencidos de que la educación -entendida en el amplio sentido humano que le atribuyó el griego- es la única salvadora de los pueblos.

Extrañamente palabras como las de Henríquez Ureña tiene eco en todos los tiempos. Y bajo éstas, necedades como la ocupación de un inmueble emblemático y sus correspondientes apatías aparecen inexplicables en la Facultad que es heredera de esa Escuela de Altos Estudios.

lunes, 26 de julio de 2010

No hay mal que dure cien años

Eso espero, porque cuando menos yo no tengo la intención de hacerme viejo con este blog. Hace ya más de un año un servidor y amigos comenzamos este proyecto con la finalidad de contribuir a la recuperación del inmueble público que desde hace 10 años está en poder de particulares.

Comienza un nuevo año escolar y planeamos seguir con el proyecto, esperando reanimar el interés por la cuestión. Quizás por estos días recibamos la visita de nuevos estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras y de la UNAM en general. No me detendré en los pormenores del conflicto que nos ocupa. El lector curioso podrá encontrar mucha información y puntos de vista en el archivo histórico de este blog y en los enlaces a los sitios donde se promueve la okupación del auditorio.

Baste hacer un breve balance de la cuestión hasta el momento. ¿Hemos conseguido algo positivo con este proyecto? A nivel personal, a pesar de la frustración al constatar la enorme dificultad para resolver el problema, para el diálogo real y para que la racionalidad se haga presente, puedo decir que sí. Los que participamos en el proyecto ahora conocemos un poco más a nuestra Universidad. En el nivel pragmático creo que hemos conseguido que al menos un reducido número de personas se haga partícipe activo de la discusión, de nuestras charlas electrónicas. Al menos hemos conseguido dejar constancia por escrito de que esto es un problema importante. Esa quizás sería mi tesis. Es importante, muy importante recuperar para la Universidad su Auditorio, y más importante es el saber porqué es importante.

Hablando de tesis, de las discusiones surgidas en este sitio se apoyó una tesina de un estudiante de historia. No sabemos en qué terminó el asunto de su examen profesional. Pero la tesina que nos compartió  hizo explícita una de las características del sitio: el conflicto. Por supuesto que esperábamos molestar a más de uno con lo que escribíamos. Pero esperábamos que la obvia oposición viniera de manera más importante de los habitantes del auditorio. Curiosamente la más radical oposición a todo lo que aquí se expone no proviene de un okupante; sino de algún estudiante que se autodenomina activista.

El trabajo editorial ha constado de varias fases: a) investigación sobre la historia de la Universidad y sus conflictos, b) crítica al discurso okupa; c) investigación de lo que se dice sobre el tema en los medios.

A cuatro meses de comenzar el trabajo tuvo lugar una encendida asamblea que tenía como finalidad cambiar la situación del auditorio. Aunque podríamos decir que fue una "coincidencia" que ocurriera dicha asamblea, pues no fue organizada por autores ni por lectores de este sitio, la cubrimos en la medida de lo posible. Fue una flama que se encendió por algunas semanas y luego decayó.

Así las cosas, con altibajos, esperamos que este trabajo sea productivo en el año escolar que comienza. Ya ha tenido sus frutos con los férreos defensores de la causa del auditorio Justo Sierra que logramos contactar por medio de FaceBook.

El auditorio sigue ocupado, cumple este 4 de septiembre 10 años en esta situación. Ciertamente apenas hemos tocado el tema de la responsabilidad de las autoridades universitarias al respecto, pero si no lo hemos hecho mucho no es por complicidad o por ser su "voz no oficial". Sino por lo lejanos que somos a éstas en nuestra condición de estudiantes o recién egresados de la Universidad. Y porque intentamos explorar el problema desde la dimensión de la comunidad universitaria que alguna responsabilidad tiene también de lo que ocurre en su casa. Mientras tanto, le dedicamos una canción a nuestros incómodos vecinos del Auditorio Che Guevara:

sábado, 1 de mayo de 2010

Inútiles

Una de las consignas de los secuestradores del auditorio Justo Sierra es que éste era un espacio que bajo la administración universitaria se mostraba como, escencialmente, inútil. Ante esto los estudiantes de teatro deberían tener la última palabra:

Cuando yo estudiaba en FFyL el Auditorio proyectaba películas y a veces hasta estrenos de a pesito. Todas las generaciones que estábamos en ese momento estudiando la carrera nos organizamos y realizamos el movimiento "Al teatro por asalto". también participaron exalumnos... tomamos el teatro de arquitectura como una forma de llamar la atención para pedirle al Rector un teatro decente para los estudiantes de teatro que ¡no tenían teatro!. Salimos en la prensa y logramos la remodelación del Justo Sierra.
Después hubo vacaciones, la famosa Huelga, y muchos ya habíamos salido de la carrera y cuando regresamos ¡¡ya estaba tomado el Justo Sierra!! qué onda? Tanto esfuerzo para nada.
Han salido 10 generaciones de la carrera de teatro y no hemos podido dar ni una sola función en ese teatro que la UNAM nos dió. ES INJUSTO Y ESTÙPIDO. Ese auditorio era para el uso de los estudiantes de la carrera de Literatura Dramática y Teatro, y no se ha podido usar. Y nosotros propusimos que se usara también para proyectar películas para la comunidad de la UNAM y como salón de ensayos... Yo pensé que la UNAM iba a sacarlos a patadas, si hubiera querido ya lo hubiera podido hacer, hay bases legales para que pueda realizarlo, sorry, pero si no lo hace es porque no quiere... Es injusto que nos hayan quitado el auditorio. DEVUELVANLO POR LAS BUENAS.... ok

Testimonio de Angie, ex-alumna de la FFyL

Pero como para los okupantes no existe la comunidad universitaria y por lo tanto mucho menos la pequeña fracción de ésta que se dedica al teatro, hagamos como que no escuchamos lo dicho por nuestra amiga Angie.

Por aquel tiempo (1998), con el auditorio recién remodelado, la Facultad de Filosofía y Letras recibió a un par de distinguidos invitados:


El 19 de marzo llegó al Justo Sierra la voz intimista y reveladora de José Saramago.


Invitado por la Dirección de Literatura y la Editorial Alfaguara, se presentó en la Facultad de Filosofía y Letras (FFL) el escritor José Saramago para hablar de su más reciente novela, "Todos los nombres", y de su vocación literaria.


-Gaceta UNAM-
...
El 19 de marzo (de 1998), apenas unos mese antes de que fuera galardonado con el Premio Nobel de Literatura, José Saramago visitó la UNAM. El escritor portugués cautivo al público que se dio cita para escucharlo en el auditorio Justo Sierra de la Facultad de Filosofía y Letras. Emocionado, habló de la memoria, de su encuentro con la literatura, de sus ideas políticas, y de los motivos que le llevaron a escribir obras de la perfección de El libro de las tentaciones, Todos los nombres o el Ensayo sobre la ceguera. Por los mismos días, la Universidad también acogió la visita de Susan Sontag, la escritora norteamericana que es reconocida a la vez como pensadora y novelista de toda una generación. El público escuchó atento la lectura de fragmentos de su novela El amante del volcán y planteó una gran cantidad de inquietudes cuyas respuestas siempre fueron inteligentes.


Prontuario 1998, UNAM, México 1998, p.49

Susan Sontag, una de las distinguidas, no por ello menos inútil, visitantes del "Justo Sierra"

Por supuesto, ello no implica que el auditorio tuviera alguna utilidad hace 12 años, pues es admitida por todos la "inutilidad" de las humanidades, y en particular de eventos académicos y culturales que "no ofrecen nada" al pueblo. Las diversas administraciones (CGH, Brigada Verde, Okupa, y anexas) han demostrado que se le puede sacar jugo a los inútiles monumentos del inútil humanismo universitario de Justo Sierra: mejor alquilar el inmueble a los comerciantes, proyectar películas por una módica cantidad, organizar tocadas de a $50. Por supuesto que la intrínseca bondad de los proyectos autogestivos justifica que la administración actual del auditorio no deba rendir ningún tipo de cuentas ante nadie. Incluso justifica ante varios torpes estudiantes la exigencia de los dineros del erario público para el mantenimiento del lugar. Por supuesto que el fin justifica los medios, y por supuesto que no está permitido ningún tipo de sospecha acerca de dónde sale el dinero para cientos de carteles de imprenta que promocionan el "Cine en el Che" por toda Ciudad Universitaria semana a semana.

Así, sigue el pacto de la inexistente comunidad universitaria para que los usurpadores sigan viviendo en sus narices.

martes, 20 de abril de 2010

Dèja-vu

En el año de 1966 aconteció en la UNAM una huelga, no tan famosa hoy en día como la que, supuestamente, dicen algunos, “salvó la educación pública y gratuita”. Las demandas de 1966 eran: No reelección de César Sepúlveda como director de la Facultad de Derecho; exámenes de regularización, práctica forense, levantamiento de sanciones contra estudiantes, exámenes parciales que eximieran a los alumnos de presentar examen final, cursos pilotos, retiro de consignaciones ante la Procuraduría por la toma de Rectoría que ocurrió dos años antes. Y por último: dinero: “solicitan dinero para poder despedir a ciento veinticinco personas que tienen contratadas para oponerse, en cualquier forma, a que se tome el edificio de la facultad”.

De puño y letra el Dr. Chávez, rector en ese entonces, anota en esta última petición: “¡No entablo negociaciones inmorales!”. A quien no le sea extraña la importancia de la historia no le pasarán desapercibidos los notables paralelismos en la historia de 1966, la de 1999-2000, y la de la actualidad. Por supuesto que notables diferencias hay que notar también. A continuación unos breves fragmentos de comunicación epistolar para que ustedes mismos busquen las coincidencias y las diferencias.

Culiacán, Sinaloa, a 14 de abril de 1966, carta de Enrique Esquerra a Ignacio Chávez:

…llegaron a esta ciudad las siguientes personas: Lepoldo Sánchez Duarte, hijo del señor gobernador (y líder estudiantil, expulsado el 7 de marzo de 1966 de la Facultad de Derecho); Enrique Rojas Bernal, Espiridión Payán Gallardo, … han tenido juntas con el señor gobernador del estado, siendo el resultado de ellas el siguiente:
1. Se acordó que el financiamiento de los gastos que en lo sucesivo origine el movimiento de huelga serán cubiertos totalmente por la Tesorería General del Estado.
2. En vista de que se propaló la noticia de que serían retiradas las cercas y desalojados los estudiantes del edificio de Leyes, en previsión de lo anterior, y en la posibilidad de un futuro ataque por parte de los granaderos, acordó el señor gobernador facilitarles todas las armas que se ameriten y algunos de sus pistoleros que servirían para la defensa del edificio…
Por una indiscreción de uno de sus líderes, llegó a nuestro conocimiento que la finalidad que se perseguirá en el futuro es producir un drama cruento que debilitaría los cimientos de la Rectoría y, en segundo lugar, ocasionar un caos nacional proyectado contra la estabilidad del ciudadano presidente de la república.

México D.F., a 21 de abril de 1966, carta de Ignacio Chávez a Jaime García Terrés:

…aún no termina (la huelga en Derecho), a pesar de que lleva cinco semanas y es que no hay día que no parezca que ya va a terminar. Empezó, como usted sabe, con la apariencia de una huelga local, exclusivamente contra el licenciado Sepúlveda. De todos lados vinieron elementos a sumarse y les llovieron ayudas, unas para echar fuera a Sepúlveda, pero otras, que veían más lejos, para transformar ésta en una huelga contra la Rectoría… el movimiento va agonizando en el sentido de que no ha tenido apoyo de ninguna de las escuelas de Ciudad Universitaria... cuando se agotaron los términos del entendimiento mediante discusiones y se rompió el diálogo, empecé a aplicar las sanciones que autoriza el Estatuto. Expulsé a los cinco líderes principales, de los cuales hay tres, cuando menos, probadamente corrompidos y los otros, político irresponsable el uno y fanático peligroso el otro…
…si no es bastante, y los cinco expulsados se empeñan en retener el edificio, la última arma: la consignación a los tribunales por despojo de inmuebles y daños a la propiedad de la nación…

Chávez, confiaba en la pronta solución del conflicto (las demandas plenamente académicas se habían atendido). El 26 de abril (¿por qué no nos acordamos de esta fecha año con año?) el comité de lucha obliga, literalmente, a renunciar al Dr. Chávez. El rector firma la renuncia bajo coacción después de horas de secuestro.

Un par de reacciones ante tales sucesos:

México D.F., a 29 de abril de 1966, carta de Rosario Castellanos a Ignacio Chávez:

…Ante circunstancias como las que determinaron su decisión de apartarse irrevocablemente del cargo que venía usted desempeñando (circunstancias que ninguna persona consciente puede dejar de encontrar condenables y punibles) no nos queda, a quienes estuvimos tan próximos a usted, a quienes presenciamos sus esfuerzos por sanear el ambiente universitario, por elevar sus niveles académicos, por reformar sus estructuras; a quienes conocimos los obstáculos que era preciso vencer cada día –y que al día siguiente surgían multiplicados- nos queda ahora el deber de testimoniar lo que presenciamos. Y cada uno en su esfera de acción y según sus medios expresivos, lo hará…

México, a 1º de Mayo de 1966. Carta de José Gaos a Leopoldo Zea:

…estoy estupefacto de ver que el gran número de universitarios que han manifestado públicamente su reprobación, condenación, repulsa a los mayores atentados posibles contra la disciplina universitaria, a las normas, no por no escritas menos vigentes, de la convivencia académica y, aun, civilizada, y el que venía siendo el espíritu de la Universidad, parecen haberse contentado con ello y estar dispuestos o resignados a seguir conviviendo en la Universidad con los autores de tales atentados, en vez de declararse incompatibles con ellos y dar así al poder público la posibilidad de optar entre ellos y los autores de los atentados para continuar integrando la Universidad, lo que sería la más decisiva admonición y la más segura prevención contra la perpetración de actos semejantes en el futuro.
He dicho “al poder público” porque estimo que la iniciativa de ello correspondía a la H. Junta de Gobierno de la Universidad, en vez de haber aceptado el recibir, ¡y sólo simbólicamente!, una pequeña parte de los locales universitarios, que es reconocer con los hechos, aunque no lo sea con las palabras, que actuará en ellos cercada y condicionada por los autores mismos de los atentados…
… en todo caso, me siento universitariamente incompatible con los autores de los atentados, hasta el punto de no sentirme con fuerzas morales para seguir en la Universidad cuando en ésta permanecen ellos, por lo que, dolido hasta los tuétanos de que éste sea el final de mi carrera universitaria, presento ante usted mi renuncia como profesor…

Dr. Ignacio Chávez

miércoles, 14 de abril de 2010

La labor de la crítica

“Es muy fácil criticar”, es una frase que solemos escuchar frecuentemente, en el contexto de una discusión, cuando se agotan los argumentos que pueden anteponerse a la crítica en cuestión. La frase se la hemos escuchado a futbolistas o directores técnicos cuando el equipo atraviesa una mala racha; a algunos miembros de la farándula cuando son acosados por algún “escándalo” relacionado con su vida privada; a la vecina cuando se le acusa de tener unos hijos malcriados, a los seguidores fieles del equipo atribulado, a los fans from hell del artista infiel o a la mejor amiga de la vecina problemática.

Un uso de la frase es, como ya mencioné, evitar la crítica, no mediante un argumento, sino mediante el supuesto de que cualquier crítica es cuestionable. Un uso más sensato de la frase es cuando tratamos de dar a entender con ella que, tratar de encontrar, a toda costa, errores en las acciones o puntos de vista de los demás, con la sola intención de “refutar” y salir victorioso, no es una verdadera labor crítica. Pues la verdadera crítica no es mera negación, debe ir acompañada de una propuesta alternativa y racional.

Sin embargo, el uso falaz es el que parece predominar. Quizás me equivoque, pero la próxima vez que escuchemos la frase detengámonos a ver qué se quiere dar a entender con ella. Si predominara el uso falaz solamente entre futbolistas, personajes de la farándula o vecinas chismosas, no habría tanto problema; lo preocupante es cuando esa actitud de “calla, ninguna crítica es posible” rebasa la esfera de lo banal y pasa al terreno de lo político, de la cuestión que atañe al interés público.

En ciertas coyunturas hay quienes tienen los medios (o se hacen de ellos) para hacerse escuchar y no dejar que el adversario tome la palabra. Los pretextos son variados: “eso ya se había discutido”, “ya se había tomado una resolución al respecto”, “no es la orden del día”, “se te acabó el tiempo”, etcétera. Pero a veces estamos tan conformes con nuestro silencio que, siempre y cuando sea posible ignorar lo que se dice o lo que se decide sobre la cuestión, siempre y cuando no sea algo que nos afecte de tal modo que guardar silencio resultara imposible, llevamos a cabo un pacto de silencio donde el primero que rompa la cómplice comodidad debe ser rápidamente reprendido.

¿Qué pensar entonces de aquél que habiendo decidido no hacer uso de la palabra intenta acallar a quien ha intentado romper el silencio en torno a un tema? “Es muy fácil, criticar, los queremos ver participando activamente”, agregan, para no dar la impresión de censores.

¿Pero cómo pasar a la acción sin haber construido antes, por medio de la palabra, del discurso, la posible alternativa; y sin haber vislumbrado claramente las razones que hay para disentir? Círculo vicioso, pues “es muy fácil criticar” quiere decir, en el mejor de los casos, “no hables por hablar”, pero ¿cómo evitar hablar vacíamente si no empezamos en algún momento a discurrir sobre el problema?

Lo censurable es cuando, bajo concienzudo análisis, efectivamente, se constata que la supuesta crítica es inconsistente, carece de fundamento objetivo, fuentes, labor de investigación y de una perspectiva de a qué se quiere llegar con ella.

Pero en algún momento debe existir la crítica, digo, si ante un problema se quiere llegar a una solución. Reclamar la generación espontánea de la acción es reclamar una falsa salida, que en el mejor de los casos, funcionaría “de chiripa”. Es reclamar la acción a ciegas. ¿Y a quién convendría que el opositor actuara a ciegas, sin conocimiento de lo que critica, y por tanto sin un análisis de lo que mejor convendría para solucionar el embrollo? ¿Acaso a quien no quiere que se solucione el problema?

Un opositor acrítico difícilmente conseguirá un resultado. Y fácilmente desistirá de su empresa. La labor de la crítica no es sencilla. Pero si imprescindible. La labor de la crítica no es suficiente, pero sí necesaria.

Por otra parte, si nos quisieran de convencer de que la labor de crítica no es necesaria en ciertos casos, dada la evidente veracidad de nuestras (hipó)tesis, si se nos dice “ya basta de criticar, estamos de acuerdo con el punto, a actuar ya” podemos, asimismo, sospechar de alguna inconsistencia, de alguna debilidad en el andamiaje sobre el que se sostendría nuestra tesis, que desea ocultarse, no hacerse problemática, materia de discusión. Vuelvo a preguntar ¿a quién podría convenir esto? ¿Acaso a los que buscan reclutar fanáticos que concuerden con todos los puntos de vista del líder y, por tanto, que secunden sus acciones o las obedezcan sin chistar? Recordemos que el mejor modo de sacar a los ratoncitos de Hamelín no fue por la fuerza, ni con un buen argumento, fue haciéndoles escuchar una dulce flauta. La crítica no es dulce, por ello incomoda.

Así, que, a manera de concusión se me ocurre lo siguiente: si alguien te dice “es tan fácil criticar” te está diciendo una de dos cosas: “no hables por hablar” o bien “calla, que me pones en evidencia”. O quizás sólo se trate de una persona inofensiva, inocente, sin malas intenciones, pero profundamente insensata.

lunes, 5 de abril de 2010

Todavía olía a nuevo

A mucha gente le ha pasado que apenas acaba de adquirir algún bien o artículo y, no transcurrido mucho tiempo, le es sustraído, se extravía o por alguna u otra causa se le echa a perder. Puede haber, al menos, dos tipos de reacciones cuando a uno le pasa eso. Un caso puede ser la resignación, pues uno “todavía no se encariñaba” con el objeto perdido. El otro caso es el coraje: “¡pero si estaba nuevo!”. No sé cuál de ambos haya predominado entre los que conformaban la comunidad de la facultad de filosofía y letras entre 1998 y 2000 cuando perdieron el auditorio Justo Sierra.

Ciudad Universitaria fue oficialmente inaugurada el 20 de noviembre de 1952. Aunque la actividad en sus escuelas debió esperar hasta 1954. Cuando todo estaba nuevo, el auditorio Justo Sierra, tenía la denominación de “Auditorio General”. En la revista Arquitectura, en su número 39 de septiembre de 1952, dedicado a Ciudad Universitaria, se describe en breve al Auditorio General: “con capacidad para 630 espectadores, acondicionado para teatro experimental, proyecciones cinematográficas y actos de carácter académico, dará servicio no sólo a la Facultad de Filosofía y Letras, sino también a las Escuelas de Jurisprudencia, Economía y Ciencias Políticas y Sociales” (p. 246).

Por ello fue conocido en los siguientes años como el “Auditorio de Humanidades”, aunque no ofrecía servicios sólo para el conjunto de humanidades, pues era sede de actividades destinadas a toda la comunidad universitaria; por ejemplo, sabemos que fue la casa de la Orquesta Filarmónica de la UNAM, hasta que se construyó la Sala Nezahualcóyotl.

Es en 1962, en el quincuagésimo aniversario luctuoso de Justo Sierra, cuando adquiere oficialmente el nombre del Maestro. Saltemos pues hasta 1998. Para entonces ya contaba el inmueble con mucha historia. Habían transcurrido 30 años de aquel movimiento estudiantil, cuando se le comenzó a dar el nombre del Comandante cubano-argentino caído en 1967.

Como testimonia el Prontuario 1998 de la UNAM, el inmueble fue sometido entonces a un proceso de remodelación tras casi 50 años de servicio:

El auditorio Justo Sierra, uno de los más concurridos de la Universidad, que está ubicado a un costado de la Facultad de Filosofía y Letras, fue remozado y reinaugurado con ventajas evidentes. Una megapantalla y un muro acústico le permitirán cumplir mejor su doble función: la de teatro-escuela para el Colegio de Literatura Dramática y Teatro de la mencionada Facultad y la de foro para actividades de extensión académica y difusión cultural. (p. 86)

En el libro Testimonios de arquitectura y diseño. Conservación y servicios. 1997-1998 (p. 90) se describe el proceso (de click en la imagen para agrandarla):


Como puede usted ver, el auditorio, ya con sus añitos encima, todavía olía a nuevo cuando en 1999 fue cerrado a la comunidad, junto con el resto de las instalaciones universitarias. Ya no volvió a abrir sus puertas desde entonces. Al menos no en calidad de auditorio universitario. Pues como decían sus entonces posesionarios y los actuales ocupantes: “desconocemos a la institución universitaria”. No sé si la comunidad de la facultad no se había encariñado lo suficiente con su recinto para no intentar recuperarlo enseguida, no sé, quizás lo intentaron pero los ocupantes eran demasiado fuertes, quizás quisieron evitar un conflicto como el que recién había padecido la Universidad, quizás se resignaron. Quizás no.

domingo, 21 de marzo de 2010

Los problemas nacionales, el gobierno y la asamblea

Realmente apoyaría a la administración del Justo-Che si ésta fuera la de las autoridades de la UNAM. Los pseudo revolucionarios no tienen credibilidad y la mayoría somos testigos del mal uso (lucrativo) que se hace actualmente del auditorio: ¡que regrese el auditorio de la Universidad para los universitarios!
-Amiga de FaceBook-

Es una verdadera lástima que la Asamblea de la Facultad de Filosofía y Letras (conocida entre algunos como “la asamblea de las piedras”) no tenga un órgano oficial de información y prensa. O si lo tiene es una lástima que no sea eficiente. La mencionada asamblea se viene reuniendo desde hace algunos meses los jueves; haciendo uso de un buen bafle y la electricidad de la Universidad, se encarga de informarnos en ciertos momentos de sus inquietudes alrededor de los problemas de la Universidad y de la Nación. Digo que es una desgracia que carezca de ese órgano informativo pues al ser la “Asamblea de la Facultad”, los miembros de ésta merecemos estar mejor informados acerca de sus resoluciones, argumentos y propuestas.

La semana pasada tuvimos la oportunidad de escuchar las interesantes disquisiciones que la Asamblea profería en torno a la últimamente muy difundida cuestión de “solicitar la renuncia” del presidente Felipe Calderón Hinojosa. Lamentablemente para mí y para muchos que tenemos una vida agitada es imposible quedarnos a escuchar qué resuelven nuestros “representantes” acerca de temas tan importantes.

Pedir la revocación del mandato a los presidentes en México es uno de esos principios incuestionables de los que debe partir todo “conocedor de las cuestiones sociales” en el universo de las conciencias políticamente correctas. Pero como miembros de la Universidad y sobretodo de su facultad de humanidades es nuestro deber cuestionar todos los principios, aunque sean tan evidentemente indiscutibles. Sólo como sano ejercicio intelectual (que no nos pese tanto esta palabra).

Así, me encontré con un artículo que apareció en 1874 en el diario La Tribuna (1), firmado por un tal Justo Sierra. El Sr. Sierra dice que: “casi todos los escritores incurren, en los países que se ha convenido en llamar latinos, en el error de hacer depender la felicidad y el porvenir de un pueblo de la acción de los gobernantes”. Nos dice que esta idea “no es racional ni democrática”.

¿Por qué? Sierra dice que la prueba la suministra la historia: en las viejas sociedades en las que el poder se concentraba en un solo individuo o grupo selecto, la voluntad del país ha ido filtrándose, si se quiere, “de manera lenta pero constante”, hasta irse aproximando al “ideal democrático”. Agrega que “no hay espectáculo ni ejemplo comparables al de la paulatina descomposición, de aquellos venerandos monumentos del ingenio y de la pasión de los hombres ávidos de dominio”.

Si nuestra sociedad a través de paulatinas transformaciones, que se celebran en este año de bicentenario, ha mudado de la monarquía a la democracia, es ilógica para Sierra la opinión de “fiarlo todo a la acción administrativa”.

En las democracias el único soberano es el individuo; sus derechos están fuera de la acción de las mayorías y de la ley misma. La idea del pacto social, resultado del mutuo sacrificio de la libertad, es errónea. El individuo no puede sacrificar un solo ápice de su libertad; el gobierno depositario de una suma de libertades sacrificadas, es un fósil de la antigua filosofía política… La libertad, decimos ahora, es un derecho, es el derecho por excelencia; todo derecho tiene un deber correlativo, este deber es el respeto al derecho ajeno, a la libertad de los otros… El gobierno, conforme a este contrato federal, es el encargado de velar por el respeto al derecho de los demás.

Así intenta mostrar Sierra lo ilógico de la opinión de que la felicidad del pueblo depende, si no exclusivamente, sí en mayor parte de la acción de la administración pública. Pues en el ideal democrático, la libertad de la sociedad descansa en la libertad del individuo. Y la libertad del individuo es su potencial capacidad de cambiar su modo de vida sin que terceros se lo impidan.

Se comprende, pues, cómo teniendo expedita toda su esfera de acción el individuo, cómo pudiendo asociar su fuerza con un número indefinido de otras, esta idea de clamar contra un gobierno que no hace nuestra felicidad, es exótica y sin significado propio en el idioma político de los pueblos libres.

¿Estamos diciendo con esto, junto con Justo Sierra, que no tiene razón de ser ningún reclamo en contra de cualquier autoridad de gobierno? No. Sierra dice que negar que el gobierno tenga una influencia directa en la actividad de la sociedad es caer en el absurdo opuesto de la opinión que está criticando. Pues sería suponer la práctica absoluta de principios absolutos.

El gobierno debe “fomentar la iniciativa individual, prepararla por medio de la instrucción pública”; no sólo educar sino también “empujar” la empresa “colonizadora” (recordemos que está escribiendo en 1874): es decir, dar impulso a la economía nacional. ¿Cómo? Por medio de una legislación adecuada y una eficiente ejecución de la ley. Dice Sierra que se suele echar toda la culpa al ejecutivo por ser éste “el cajero de la nación”. Sus deberes como cajero son conservar por medio “del orden, de la moralidad y del talento” el equilibrio entre lo que sale y entra de la caja. También aumentar los ingresos, “pero participa de ello la sociedad entera, porque cada uno de nosotros somos un rey; precisamente para que no hubiera uno solo, no está encargado el Presidente de la República de pensar y hacer todo por los ciudadanos”.

Por supuesto que no se trata de soslayar el hecho, intuido por los suspicaces y experimentado por los justamente convencidos opositores, de que no todos los ciudadanos tienen efectivamente el camino libre para ejercer su libertad. Sin embargo, para aquellos que no la tenemos acotada sino que incluso nos ha sido dada una herramienta invaluable para la transformación de nuestras condiciones particulares de vida y de la sociedad, para aquellos, para nosotros, es entonces un deber no hacer de esa herramienta un juguete. La herramienta es la educación universitaria. Y hacemos de ella un juguete cuando salimos a plantear absurdos por medio de megáfonos, utilizando además los recursos que le cuestan a la Universidad.

Refiriéndose a un artículo que alguien publicó en el diario Trait d’Union, en el que el autor se imaginaba qué le habría dicho una sibila al entonces presidente Lerdo, Sierra agrega que no estaría de más que la sibila se dirigiera también al pueblo y le dijese: “…para llegar a ser medianamente ricos, necesitamos esfuerzos sobrehumanos… pero pronto, porque el mundo marcha aprisa; pronto, no nos fiemos en lo que pueda hacer el gobierno; un gobierno solo nunca ha podido hacer nada: cada uno de nosotros comprenda su deber y hágalo…”.

Y concluye el Maestro con una frase de Benjamín Franklin: “Si alguno te dice que puedes enriquecerte de otro modo que por el trabajo y la economía, huye de él, porque es un envenenador”. ¿Podríamos aplicar la misma sentencia a quienes pretenden distraer a los universitarios de su trabajo proponiendo fantasiosas medidas que parecen presumir son la solución rápida a los problemas de México?

Sí, no hay justicia absoluta en México, pero como universitarios tenemos que comprender cuál es nuestro deber, y dejar de jugar. Quizás mis recriminaciones son infundadas, pero se aclararían o serían refutadas si las personas que se dedican a esto pusieran más diligencia en comunicar a los demás el resultado de su esfuerzo. Así podríamos juzgarlo como corresponde.

1. "Los problemas nacionales y el gobierno", La Tribuna, México, 30 de enero de 1874. Reproducido en el tomo IV de las Obras completas de Justo Sierra, pp. 56-59.

martes, 16 de marzo de 2010

RE: Veamos qué tienes que decir

...disculpe, señor disidente y punketo-mal-pedo, ¿sería tan amable de devolvernos el espacio que por derecho le pertenece al estudiantado, no sin antes limpiarlo y dejarlo presentable y decente, como hace algunos años?...
-Amigo de Facebook-

La primera convocatoria para alzar la voz en contra de la okupación del auditorio Justo Sierra concluyó con cifras favorables. Realmente fue emocionante ver que respondieran nuestros contactos del blog y de facebook. Pues de hacer click en el botón de "cofirmar solicitud de amistad" y responder activamente a la convocatoria que lanzamos hay una gran diferencia.

Los detractores de este ejercicio intentarán minimizarlo comparando la cantidad de participantes con la asistencia que se vió hace meses en las asambleas "para decidir el futuro del Che". Sin embargo, como dijimos anteriormente, éste sólo es el primer paso. Todo se cocinó en unos cuantos días. Sólo hizo falta una computadora y un par de personas para que esto creciera como la espuma:

26 personas confirmaron su "asistencia" al evento virtual. De ellos cuando menos 16 decidieron escribir su punto de vista en nuestro "muro". Un número similar mostró su acuerdo con los que dijeron algo levantando simbólicamente el pulgar virtual. Además hubo voces de aprobación a este experimento por parte de algunos lectores del blog. De este modo logramos conectarnos por primera vez con personas que no conocemos en persona, contactamos también con estimados profesores que tenemos tiempo de no ver o que no tuvimos el gusto de conocer en las aulas.

Contra el modo asambleístico de pensar hemos de decir que no vamos a proclamar este ejercicio como la opinión de la mayor parte de la facultad. Contra su inmediatismo diremos que esto no va a parar en una carta mal redactada para la dirección. Lo que nos importa fue lo que se dijo y no cuántos lo dijeron, si bien, en el futuro ya habrá oportunidad para prestar atención a ello.

Los comentarios vertidos nos permitieron conocer más o menos las siguientes inquietudes respecto al problema del auditorio Justo Sierra:

a) Los okupantes no se saldrán porque se los pidamos, así seamos diez mil personas... ¿A quién dirigir la protesta entonces?

b) Hay una legislación universitaria que debe respetarse, sin excepciones. Los okupantes no tienen ni tendrán ninguna justificación que los exente de dicha legislación.

c) Quien debe hacer efectiva esa legislación son las autoridades universitarias.

d) No es posible dialogar ni negociar con un interlocutor que carece de legitimidad. ¿Cómo habría de tenerla el que llega y toma por la fuerza un espacio público?

e) Entonces ¿cómo es que se mantienen estos grupos asentados en el auditorio? ¿Alguien los mantiene económicamente?

f) No nos engañemos, durante 10 años el auditorio ha sido negocio para sus distintos ocupantes.

En esta y las próximas entradas podrán aparecer citadas al comienzo alguna de las participaciones de esta primera convocatoria. Estén atentos a lo que sigue. El que persevera alcanza.


Por supuesto que se siguen recibiendo sugerencias, no estamos arengando a la multitud, sólo estamos a la espectativa de quiénes están tan ansiosos como nosotros de tener al Justo Sierra y otros espacios de la Universidad de vuelta. Podemos esperar en silencio a que suceda algo, podemos imaginar que hacemos algo diciendo "autonomía", "autogestión" y "no-autoridades" en las asambleas. O podemos pensar en medidas creativas y efectivas para solucionar esto.

viernes, 12 de marzo de 2010

Veamos qué tienes que decir


Para el día de hoy y de mañana hemos convocado a un recital de voces de protesta. Protesta acerca de la situación actual del auditorio Justo Sierra de la Universidad Nacional.

Podrán observar las singulares características de esta nueva forma de protestar en el recuadro que aparece a su derecha de Facebook y Twitter. En pocas palabras: se trata de que los usuarios de estos medios dejen un mensaje de protesta, propuesta u opinión sobre el asunto. De manera breve. También, que los usuarios de estas redes sociales inviten a participar y conectarse a sus amigos que podrían estar interesados. La vigencia de este experiemento es a partir de ahora y hasta mañana por la tarde.

¿Cuál es la intención de esto? Como los añejos y no tan añejos lectores de este sitio saben, aquí siempre se han permitido todo tipo de comentarios y se han iniciado, finalizado y dejado pendientes varios debates. Cuando uno escribe un blog y espera una réplica, espera que ésta sea sobre el contenido de lo expuesto. Eso no siempre ha sucedido, sin embargo la política de permitir todo tipo de comentarios en este blog seguirá vigente.

En cambio, la convocatoria que lanzamos para Facebook y Twitter tiene otro objetivo: vincular a los miembros de la comunidad universitaria a quienes interesa la restitución del Justo Sierra. Por ello pedimos a los lectores que decidan participar lo hagan de la manera más concisa y prudente que puedan. Pueden desatar sus pasiones aquí en el blog.

La razón es que queremos mostrar que podemos confiar en nuestros compañeros universitarios, dejar nuestro mensaje y esperar a que los otros lo vean y piensen sobre ello.

Hace tiempo, en el 2008, las autoridades de la facultad emitieron una carta que harían llegar a los okupantes del auditorio. La distribuyeron por internet para que todos aquellos miembros de la comunidad que estuvieran de acuerdo con su contenido la suscribieran. Muchos respondieron a la convocatoria y nada pasó.

La explicación de ello, por parte de la Okupa y la pro-okupa fue más o menos como sigue: hacer ese uso de las bases de datos de la facultad, así como solicitar por vía electrónica a los estudiantes y profesores que se sumaran a la iniciativa era inaceptable, pues ese tipo de accionar "obstaculiza que se genere un diálogo abierto en torno a éste tipo de procesos".

Nosotros no pretendemos limitar el diálogo ni la discusión. Por ello abrimos el blog, que si bien no ha llegado a la cantidad de personas que nos gustaría, tiene la misión de presentar todo lo que hemos podido recabar en torno al problema. Así, la convocatoria es sólo un primer ejercicio. Sólo para que entre todos nos escuchemos por primera vez. Ya habrá más ocasiones de volverlo a hacer.

Quizás respondan muy pocos, pero lo importante habrá sido dar el primer paso. Algunas personas a las que no les agradamos nos han llamado cobardes por "escondernos" detrás de una computadora. También, para que no se tome en cuenta lo que decimos, nos han llamado porros o perros, pagados por la rectoría. Probablemante de igual manera serán cosiderados ustedes si participan en la convocatoria. Pero cuando menos habrán sido escuchados una vez por varias personas y respetuosamente acerca de este asunto.


lunes, 8 de marzo de 2010

¿Y dónde quedó el entusiasmo?

El día 24 de septiembre del año pasado tuvo lugar una asamblea de la que ya hablamos en su momento. De ella emanaron asambleas por colegios que se propusieron la tarea de cambiar la situación del auditorio de la facultad. La pregunta es: al día de hoy ¿dónde quedó ese entusiasmo? ¿qué se logró con todo ello?



"Cambiar la situación del auditorio" implica aceptar que allí había un problema. Después el entusiasmo fue conducido por estudiantes con gran conciencia social aunque poca información y mucha ingenuidad. El problema pasó de ser el de la okupación del auditorio al problema de "las autoridades". Así de ambiguo. Los okupantes, a través de sus defensores supieron cambiar la inquietud de los que siguieron inquietos y así, en pocos días, la "gran mayoría" de los estudiantes estaba de acuerdo en que las autoridades no debían "manejar" el auditorio, no debían "imponer" decisiones que afectaban la vida de los estudiantes de la facultad, etcétera, etcétera.

Muchos repetían: el problema real no es el auditorio Che Guevara, el problema real es el de "las antidemocráticas formas de representación estudiantil en la toma de decisiones que son trascendentales para la...". No estoy seguro si muchos de los inicialmente preocupados por el tema del auditorio Justo Sierra fueron tan fácilmente convencidos o simplemente se cansaron de oír la misa asambleística.

Quizás tienen razón: el problema real no es el auditorio Che Guevara por sí sólo, el problema real es que, al parecer, gran parte de la comunidad universitaria no ve un problema allí. Tan es así que, o fácilmente se les convence de niñerías con argumentos tan falaces que harían reír a los mismísimos Eutidemo y Dionisodoro o bien, fácilmente dan la espalda a un problema que no merece tanta atención como para descuidar otras actividades. Podemos darles en esto parcialmente la razón, pues como una vez bien dijera el Dr. Ignacio Chávez: "hay tiempos para luchar y tiempos para estudiar". Los tiempos demandan que los jóvenes humanistas se preparen y no que intenten a toda costa vencer a los rudos de las arenas de la asamblea; que como bien sabemos, cuando se ven en desventaja saben salir avantes e imponer sus condiciones utilizando la técnica de los sillazos y botellazos (en sentido figurado).


A más de cinco meses de aquella asamblea los únicos que no perdieron nada fueron los okupantes. Ese día un estudiante de geografía "ofreció" la "prueba contundente" de que el Che sirve para actividades académicas (escuchar el segundo audio). Cinco meses después los "compañeros del Che" son recordados por permitir a los estudiantes de Letras Hispánicas realizar su coloquio.

¿Ha cambiado en algo la situación del auditorio de Filosofía y Letras?

Creo que la pregunta importante es: ¿En algún momento se tuvo conciencia de lo que se estaba discutiendo? Me parece que no. O al menos no se permitió que tuviera voz en los foros. El día 24 las pasiones estaban demasiado exacerbadas. Cuando hubo tiempo de poner las cosas en calma la inteligencia asambleística hizo su aparición: partir en todas las asambleas del hecho de que "todos estamos en contra de que las autoridades...". Me tocó ser testigo de que en las asambleas por colegios nunca se tratara el tema del tipo de afrenta que diversos grupos habían causado a la Universidad. Nunca pasó por la mesa de discusión el tema de si el uso de los espacios para ciertas actividades violaba la autonomía o no lo hacía. Nunca se debatió acerca de si la institución debe asignar espacios para cierto tipo de actividades o si no hacerlo significa necesariamente aplicar una política represiva. No, la urgencia inmediata era "organizarnos" para administrar el uso del Che.

Los futuros humanistas dieron en esos días el peor ejemplo de autocrítica y análisis de situaciones complejas. Se asumieron dueños y no beneficiarios de las instalaciones de la Universidad. Había que "organizarnos", saber cómo íbamos a "utilizar nuestro espacio". Inconcientes de asemejarse más a aves de rapiña que a educandos en el cultivo de las humanidades, la preocupación primordial fue repartirse el botín arrebatado heróicamente a la autoridad.

Por supuesto que la okupa no iba a ceder su territorio. Pero es fácil engañar a los niños dejándolos jugar en su guardería revolucionaria una vez por semana, dejándolos "discutir" los problemas nacionales. Y dejándolos expresar sus inquietudes no entre los muros universitarios como lo hace la "academicista" y represora institución. Sino en sus mismos muros, literalmente.


Más allá de todo ello sabemos que gran parte de la comunidad quiere la restitución del auditorio. Que a pesar de nuestro pesimismo quizás sea cierto lo que nos dijo un próximo invitado del blog con el que tuvimos la oportunidad de conversar: la comunidad es inteligente, la mayoría de los universitarios sabe de sus compromisos reales y debe sentir una seria responsabilidad en este asunto. Lo único que hace falta es pensar cómo podemos lograr una amplia participación, responsable, desinteresada y por supuesto, conciliadora. Conciliación y entendimiento con aquellos que piensan erróneamente que los que queremos de vuelta el Justo Sierra somos movidos por algún obscuro interés, extraño a los fines de la Universidad Nacional; con aquellos que obviamente no son los okupantes. Pensamos que utilizando de manera creativa las nuevas tecnologias de la información podremos vincularnos, formar una verdadera comunidad y solucionar este problema. Reactivemos ese entusiasmo.