martes, 30 de junio de 2009

El moho de sus palabras


Los programas políticos, dejados sólo a las letras muertas, pueden parecer iguales, pues regularmente comparten el diagnóstico básico de los problemas y las orientaciones mínimas de las soluciones. Casi todos los grupos políticos coinciden en lo general, sus diferencias radican en lo particular. Desde lo general parece que el grupo delictivo que mantiene secuestrado al Auditorio Justo Sierra cumple cabalmente con alguno de los fines de la UNAM, pues en su plan de operación los delincuentes afirman que tienen por objetivo llevar “la Universidad al Pueblo y el Pueblo a la Universidad”. Visto así, por encimita, esa es la tarea de la UNAM y la oposición al secuestro no es más que un capricho pequeburgués. Sin embargo, aquí como en otras cosas, lo importante está en los detalles. A continuación intentaré mostrar que los fines con los que nació la UNAM no son los que presume ese grupo delictivo y que, además, los contraviene.

Vayamos al 22 de septiembre de 1910. Escuchemos a don Justo Sierra Méndez dar el discurso inaugural de la Universidad Nacional de México. Quédenos en la memoria un hato de palabras que identifica la misión universitaria: “la acción educadora de la Universidad resultará de su acción científica; haciendo venir a ella grupos selectos de la intelectualidad mexicana y cultivando intensamente en ellos el amor puro por la verdad, el tesón de la labor cotidiana para encontrarla. La persuasión de que el interés de la ciencia y el interés de la patria deben sumarse en el alma de todo estudiante mexicano, creará tipos de caracteres destinados a coronar, a poner el sello a la obra magna de la educación popular que la escuela y la familia, la gran escuela del ejemplo, cimientan maravillosamente cuando obran de acuerdo”. Démonos cuenta que, para su fundador, la universidad no tiene nada que ofrecer si no cultiva la ciencia. Veamos que primero está el amor al saber y después el deseo de enseñar. Reconozcamos que, sin ser sabientes, no tenemos nada que enseñar, pues la enseñanza regular, cotidiana, vernácula, no necesita de universidades; la organización social para ello se basta sola. Es el lugar preponderante de la ciencia en la consolidación de la actividad universitaria lo que lleva a Sierra a afirmar, pocos minutos después del párrafo que ahora nos permanece resonando, que la universidad nace sin tener historia. No es un anacronismo, quizá tampoco sea un soberbio y despectivo desliz, sino que la carencia de una historia de la universidad, del trabajo universitario, es una necesidad para la realización de la vocación científica universitaria. Teniendo historia se tienen compromisos ideológicos, se tienen dogmas ascendidos a verdades, se tienen vanas repeticiones de lo ya sabido, se pierde la posibilidad de educar, se cancela la contribución a la patria, se enmohece la vida universitaria. Si la universidad se entrega al ornatismo ideológico, no le queda nada por hacer. Si la universidad ya no puede hacer nada, entonces hay que cerrarla. Sin embargo, un cierre de tal talante representa un rotundo fracaso de la universidad, pues no se agotó su acción en hacer tan bien las cosas al punto en que ya nada quedase por hacer, sino que se extenuaron sus ímpetus críticos hasta pacer entre la inanidad y la catatonia de la indiferencia.

Actualmente, y no sé por cuanto, la universidad mantiene su talante crítico. Al día, la universidad aún sienta sus reales en la labor científica. Ahora, la universidad sigue siendo viable. Pero al interior de la misma universidad grupos delictivos como el que mantiene secuestrado al Auditorio Justo Sierra apuestan por acabar con la universidad. Quienes delinquen con la privatización del Auditorio Justo Sierra toman las letras universitarias y proclaman que su acción es educativa, pero carecen de la ciencia que insufla vida a esas letras, y por tanto sus enseñanzas sólo embaucan, sólo engañan, sólo lucran con recursos, ideas y buenas voluntades ajenas. La acción liberadora del grupo delictivo que mantiene en el secuestro al auditorio sólo consiste en abigarrar la mente ajena con letras muertas, en sembrar ahí cadáveres de los que algún día pueda germinar la putrefacción ideológica. Su acción liberadora está esclavizada al evangelio lacandón. Su saber es sólo propaganda. Su belicosidad verbal y sus rabietas de autodefensa sólo buscan colmar las paciencias, desgastar las mentes críticas, opacar la luz de la razón mediante la fuerza: quieren que Acteal ponga sucursal en el Pedregal. Así son las revoluciones blandas.

¿Y qué hacer ante los enmohecedores? Ante ellos nada. Frente a ellos alumbrar caminos, refutar sus palabras, mostrar que hay opciones y, por qué no decirlo, esperanza. No estaría de más advertirle a quien los escucha: quorum scientia formae asini similis est. Noli huismori imitari.

lunes, 29 de junio de 2009

Fuera vochos de la UNAM

En días recientes los ocupantes del Auditorio Justo Sierra lanzaron las siguientes consignas:

"¡Fuera bochos de la UNAM!, ¡Fuera Policía de la UNAM!, ¡Fuera PGR de la UNAM!"

La causa eficiente de su molestia era la presencia de los vochos de Auxilio UNAM en los andadores de la Facultad de Filosofía y Letras luego del desalojo de los vendedores en medio de la serie de eventos que describí recientemente.

¿Cuál era el problema con los vochos?

La presencia de los vehículos según se dijo era una medida de provocación, eran una medida para azusarlos, para hacerlos desatinar destruyendo los vehículos traicionando su noble naturaleza. La presencia de los vochos implicaba además la presencia de espías infiltrados, de policías, de AFI´s, de elementos de la PGR. La presencia de los vochos era la única manifestación franca del acoso del cual la comunidad universitaria es víctima desde el asesinato del narcomenudista en inmediaciones de la Facultad de Filosofía y Letras, cuando el gobierno de nueva cuenta violara la autonomía de la UNAM al permitirse el ingreso de los peritos y el acordonamiento del perímetro que fue secuestrado por los supuestos investigadores federales...

Seguramente juzgan que ellos pueden dictaminar las causas de la muerte de alguien, o peor aún, que está en su jurisdicción determinar qué causó la muerte del sujeto, en qué circunstancias y qué se debe hacer con el cadaver del occiso. Después de todo, los ocupantes del Auditorio Justo Sierra piensan que tienen su propio país, donde hacen lo que les viene en gana.

Afortunadamente no han defendido más la postura de que la UNAM fuera violada en su autonomía por la entrada de los peritos aquel triste martes; lo que sí sostuvieron es que los vochos los acosaban e inconformaban, eso y que el desfile de los Pumas por el Circuito Universitario fue un desfile militar... Pero en otra ocasión veremos eso.

Los vochos, que son nuestro tema de hoy, fueron ubicados como parte del operativo para remover a los ambulantes; fue interpretado -y ojalá sea cierto- como el primer movimiento para también desalojar a los residentes del Auditorio Justo Sierra.

Los argumentos en contra de la presencia de los vochos y en particular de los elementos de auxilio UNAM eran los siguientes:

Se trata de espías, policías y elementos Federales que nos supervisan y eventualmente desalojarán, de lo que no se dan cuenta -los tontos universitarios- es de que no es sólo contra nosotros -los paladines revolucionarios- sino que eventualmente implicará la desaparición de la Universidad pública y gratuita.

No sé si se trate de un asunto de percepción o de interpretación, pero por más que busqué entre los presentes, y por más que lo señalaban, nunca di con alguien que fuese evidentemente un espía, un AFI, un policía o un elemento de la PGR... O están muy bien encubiertos o no existen, o rebasan mi umbral de percepción como lo hacen los alushes del sur de la república.

El otro argumento, es la desconfianza para con la gente que opera los vochos de Auxilio UNAM, su ineficacia cuando hay problemas y el aumento en el número de plazas de confianza entre los elementos que integran este grupo.

Lo que no consignaron fue la fuente de esta información, ¿cómo les consta tal cosa?; lo que tampoco dijeron es ¿por qué es esto necesariamente algo negativo? Conozco varios elementos que trabajan como personal de confianza en la Universidad desde hace varios años, y si una virtud tienen en común es que cuidan su trabajo, porque a diferencia del personal de base (y no se diga de esos vividores) no tienen una plaza que garantice sus condiciones de vida de manera permanente.

El argumento era tal vez que siendo personal de confianza era factible que se tratara de los famosos policias, AFI´s y PGR´s; el hecho es que nada hicieron los elementos de auxilio UNAM cuando los bochos fueron arrojados del andador, ya fueran los elementos regulares o los infiltrados, nada hicieron tampoco cuando los denostaron diciéndoles en su cara que son gente que no piensa, que son títeres a disposición del poder... Deben contar, ya sean elementos regulares de Auxilio UNAM o espías federales infiltrados, con un vasto entrenamiento para ser tolerantes.

Por último, ¿qué implica el argumento de los elementos de confianza entre las filas de Auxilio UNAM?, ¿que sí podemos confiar en los elementos de base?, ¿o exclusivamente en los sindicalizados?, ¿qué clase de argumento es "no se puede confiar en los elementos de confianza" cuando tampoco confían en los de base?

Si decidimos que no podemos confiar en ninguno de ellos, bajo ninguna circunstancia, ¿por qué debemos confiar entonces en los ocupantes del Auditorio Justo Sierra?

Las consignas que gritaran esa tarde de vochos vilipendiados hacen pensar que los conciben como un riesgo latente de un modo infantil... Deben percibirlos más o menos así:





Los vochos, aunque ellos no lo hubieran querido, sí tuvieron una metamorfósis, se trató de la más venturosa y brillante jugada que al momento han llevado a cabo las autoridades universitarias. Sacaron a los vochos de ahí (y qué bueno porque están en proceso de extinción, la próxima vez que vea uno le fotografiaré) y los reemplazaron con esto:











Los espacios de la Facultad antes ocupados por vendedores ambulantes y después custodiados con vochos ahora son aprovechados para exposiciones de artísticas y científicas. La tarde del viernes 19 hubo un evento musical de mediano volumen y buena calidad promovido por difusión Cultural UNAM.


Como parte de otro proceso de limpieza, en este caso el que fuera resultado de la contingencia sanitaria, los pasillos de la Facultad ahora lucen así:






¿Qué será lo ofensivo en buscar que los espacios Universitarios luzcan como tales?

Sheridan en Letras Libres vs los habitantes del Justo Sierra

Guillermo Sheridan abordó el tema que nos ocupa en cinco digeribles y agradables entregas que se publicaron en Letras libres. No se puede copiar el texto, seguramente pensando en derechos de autor, por lo que consignamos a continuación los enlaces a cada uno de los capítulos de la zaga.

La primera parte describe la suerte de las firmas recabadas para solicitar a sus ocupantes la liberación del auditorio.

El segundo episodio relata el historial de huéspedes del Auditorio, por momentos parece parte del Pentateuco Bíblico; por otros la descripción de una cadena alimenticia en un libro de biología de la SEP.

La parte tres es una descripción de la marcha trágica del auditorio, es decir, describe las actividades culturales que sus ilustres ocupantes promueven.

La parte 4 consigna la ideología de los ocupantes, materializada en su constitución... Qué Licurgo ni qué 8 cuartos...

La
5a parte relata la indiferencia del delegado Zero al solicitársele su apoyo para la recuperación del auditorio y el triste, tristísimo proyecto de los dueños del Auditorio que les quitará el sueño.

Pueden leerlas allá, y si averiguan cómo se pone un comentario, platíquenle a Sheridan que eso estuvo rifado, que la gente lo está leyendo y que se están desarrollando argumentos con la esperanza de ver materializado un cambio favorable para con el Auditorio Justo Sierra y el resto de los espacios arbitrariamente ocupados en la Universidad.

Sí, de eso no hablamos todavía pero está muy próximo en la agenda: Se me ocurre, inspirado en el modelo de Sheridan, explorar las consignas detrás de las ocupaciones particulares y cotejarlas con sus actividades. ¿Se les ocurre otra?

¿A quién pertenece el Che Guevara? 1a parte

¿A los "okupantes" (sic.) actuales(que mientras escribo esta entrada ya se están acomodando en sus camitas en las "catacumbas" del auditorio)? ¿A alguna de las variedades mutantes del CGH? ¿A los estudiantes? ¿A las autoridades de la UNAM? ¿Al pueblo?

Creo que hay mucha retórica ("retórica" en el mal sentido) alrededor del carácter público de la Universidad. Como la UNAM pertenece al pueblo, sus recursos tambien... pero este razonamiento se distorsiona feamente cuando se intenta justificar la irracionalidad de un modo de vida, de una supuesta ideología. Hay quien piensa (pensamos) que por medio de la administración institucional de los escasos recursos que para la educación superior hay en el país es como, de manera más eficiente, se puede retribuir algo al trabajo cotidiano de un pueblo que con parte de sus impuestos ayuda a mantener en pie la Universidad. Es en este sentido en el que la Universidad debe ser llevada al Pueblo. Los "okupantes" condicionados a responder con aversión a términos como "autoridad" e "institución" piensan que un espacio que gane la autonomía respecto a una institución autónoma es doblemente autónomo (si no es que autónomo "al cuadrado") y, ergo más autónomo y más bueno.

Más allá de las bromas ontológico-semánticas me parece que hay una cuestión de fondo y muy seria respecto a cómo concebimos a las entidades que son denotadas por los términos "autoridad", "pueblo" y "Universidad" y sus relaciones mutuas.

El Auditorio Justo Sierra o Che Guevara pertenece al pueblo, así como la UNAM completa. Pero el pueblo de México no es sólo el pueblo de Atenco o las comunidades reprimidas de la selva. No, el Pueblo abarca sectores muchos más amplios. Y que la UNAM pertenezca a la sociedad en general no quiere decir que cualquiera esté en su derecho de venir a hacer y deshacer lo que quiera con la Universidad; no es propiedad privada "colectiva".

Además, aunque efectivamente los okupantes de tal o cual espacio universitario dieran su bondadoso abrigo a esos miembros oprimidos de la sociedad (que no me consta que sí o que no), me parece percibir que la sociedad en general no se siente incluida en los proyectos "libertarios" de los okupantes.

Esas personas, que no andan en la grilla, que se preocupan por trabajar y llevar la vida dignamente, no se identifican con la "causa popular" que defienden los okupantes. O no de la misma forma, como digo, esos términos se prestan a interpretaciones dispares. No pretendo que mi testimonio sea tomado como prueba irrefutable... cada quién puede sondear en sus alrededores qué piensa la gente de estos asuntos. Más allá de la politequería la vida sigue su curso para la mayoría de la gente. La cuestión no es la de si tal o cual movimiento merece apoyo o no. La cuestión es la de que hay quienes toman problemáticas sociales de alto rating para luego mostrarse como los héroes de la película. Lo curioso es que parecería que la única legitimidad que moralmente sostendría la lucha de quienes dicen tomar como su trinchera al Che Guevara es el auténtico apoyo popular (comprándoles bastante cara, claro está, este tipo de validación "absoluta"). Pero, ¿lo tendrán algún día?

Sostengo, que la autoridad universitaria es la que debe manejar el auditorio universitario Justo Sierra (o Che Guevara). ¿Por qué el término "autoridad" tiene que ser sinónimo de "fascista"? Creo que las autoridades Universitarias (o la mayoría de ellas) no merecen la descalificación (mucho menos la descalificación a priori). O al menos hasta donde la evidencia me alcanza no puedo decir lo contrario. Sí, a eso se reducen muchas cosas, se afirman muchas cosas sin el menor indicio de que sean siquiera probables.

Si la Universidad es grande es en parte gracias al esforzado trabajo de quienes la conducen y la hacen funcionar (léase autoridades y trabajadores). Alguien tiene que ocuparse de que funcionen bien las cosas, de administrar. Cierto, nadie es perfecto... bueno excepto los okupas. Quien tenga algún atisbo de escepticismo motivado por la sospecha de que el Dr. Narro me ha ofrecido algún puesto de confianza para que escriba cosas en un blog que casi nadie lee sólo vaya a darse una vuelta por CU y compare la armonía general del campus con el parásito que ha gangrenado una parte importante de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Disculpen por la ira, hasta luego.

domingo, 28 de junio de 2009

¿Auditorio Che Guevara? Se llama Justo Sierra

Sobre el mitin del 11 de junio de 2009, Facultad de Filosofía y Letras.

Respecto a mi participación en el mitin realizado el 11 de junio de 2009 a las puertas de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, debo decir que no tuve alternativa: Trabajo en un cubículo de la Torre I donde irremediablemente escucho todo cuanto se dice por los altavoces de los ocupantes del Auditorio Justo Sierra.El mitin, si entendí bien, tenía por objetivo hacer oír la voz de las asociaciones ocupantes del Auditorio Justo Sierra, quienes desde el jueves de la semana pasada han manifestado su inconformidad en primer lugar con el desalojo de los vendedores que ocupaban los andadores en derredor de la Facultad, y en segundo y más importante, con la presencia de elementos de seguridad UNAM en los bochos ubicados en el andador.


¿Cuál es la molestia y para quién?

La consigna es que la presencia de dichos vehículos es un tipo de hostigamiento, una medida fascista de represión y provocación; la versión de las autoridades universitarias es que se trata de una medida para evitar que los vendedores ambulantes vuelvan a ubicarse en los andadores de la Facultad.Los vendedores ambulantes desalojados continuaron la lucha por los espacios que, a juicio suyo, tenían derecho a ocupar para realizar actividades comerciales; las autoridades universitarias retiraron a todos aquellos que no contaban con los permisos para ejercer tales actividades, es decir, dejaron sólo dos kioscos de comida. La campaña de los vendedores, hay que señalar, se ha deslindado de los colectivos ocupantes del Auditorio Justo Sierra. Sostienen un llamado a la comunidad universitaria para que les confiera el permiso de vender como lo han venido haciendo hace años. Algunos universitarios firman y otros no; la comunidad de la Facultad de Filosofía y Letras acopia también firmas de quienes apoyan las acciones promovidas por el Consejo Técnico y la Directora Gloria Villegas.De modo que hasta aquí el problema es el espacio de los vendedores, el derecho a vender (al margen de la legislación universitaria) y si la comunidad universitaria apoya o no el desalojo de los vendedores.


Asesinato en Filosofía y Letras

El desalojo de los vendedores, quienes obviamente encontraron un buen nicho de mercado en la Facultad de Filosofía y Letras, no es un tema nuevo en la agenda de la Dirección de la Facultad de Filosofía y Letras; cobró especial urgencia dados los incidentes del pasado martes 2 de junio, cuando en lo que se presume un ajuste de cuentas un narcomenudista fuera asesinado en el estacionamiento de la Facultad.El ahora occiso había sido identificado desde hace varios años, y había sido detenido previamente ya, por cargos relacionados con tráfico de drogas en la zona de Ciudad Universitaria. Muy afortunadamente el incidente no propició una campaña de desprestigio contra la Universidad en general.


El edén


El problema del desprestigio ha tomado seriedad en fechas recientes, desafortunadamente por causa de la población estudiantil. El problema del consumo de drogas en las afueras de la Facultad de Filosofía y Letras y al exterior de la Biblioteca Central tampoco es novedad, hasta el semestre pasado un buen número de estudiantes bebía en los linderos de Ciudad Universitaria a un costado de Avenida Insurgentes en lo que cínicamente llamaban “el Edén”. El espacio recreativo Puma fue la alternativa que las autoridades promovieron para disuadir a los estudiantes de reunirse con tales fines en dicha ubicación; reforzaron la vigilancia de Auxilio UNAM hasta que la práctica cayó en desuso. La desaparición del río de orines que bajaba de los prados universitarios al estacionamiento de la Facultad de Filosofía y Letras no fue la única consecuencia; los estudiantes movieron su lugar de reunión al exterior de la Biblioteca Central… Al momento la práctica ha menguado debido a la contingencia sanitaria que se presentó en mayo, una contraintuitiva consecuencia favorable de la situación. Los estudiantes universitarios no son niños; afortunadamente tampoco fueron los días del Edén motivo de algún incidente qué lamentar. Si los jóvenes son conscientes del manejo responsable del consumo de la sustancia que sea que vayan a consumir, deberán serlo también del lugar en que lo hacen: La autonomía universitaria no es para consumir drogas o embrutecerse con alcohol.


Entonces, ¿de qué se trató el mitin?

Hasta aquí se han expuesto problemas auténticos de la comunidad universitaria: el consumo de drogas, el comercio informal en los andadores de la Facultad, la violencia consecuencia del tráfico de drogas. ¿dónde entran los ocupantes del Auditorio Justo Sierra?A decir suyo, la presencia de los bochos de Auxilio UNAM es hostigamiento y provocación, el jueves 4 cerraron el circuito escolar impidiendo el acceso a Ciudad Universitaria, y más gravemente, atrapando a quienes querían retirarse de la Facultad de Filosofía y Letras ¿Por qué? Porque los estaban hostigando con bochos estacionados. A decir de los oradores, se trata de un tipo de provocación: “ponen esos bochos para que los destruyamos” (sic).En una pantomima de consenso, quienes cerraron el circuito formaron una comisión para ir a solicitar a la Directora de la Facultad de Filosofía y Letras, Dra. Gloria Villegas Moreno, atendiera su solicitud de retirar las insignias del fascismo que coartaban su libertad (los bochos).


¿Por qué representan los bochos una amenaza para alguien además de los vendedores?

La exégesis de los ocupantes del auditorio Justo Sierra respecto a la entrada de peritos para hacerse cargo del incidente del 2 de junio representó una violación a la autonomía universitaria. Pareciera que la Facultad de Filosofía y Letras, Rectoría o tal vez los ocupantes del Auditorio deberían ser quienes determinaran las causas de la muerte del narcomenudista, su identidad y todo lo que circundara su muerte… La UNAM debería tener un área designada para tales enseres: ¿quién postula entonces que haya policía en la UNAM?Las autoridades Universitarias, conscientes de que no es su papel determinar causas de muerte de nadie, ni hacer averiguaciones previas, ni posteriores, ni establecer las condiciones en torno al incidente dan paso a las autoridades Judiciales competentes, ni más ni menos: Eso no es una violación a la autonomía universitaria.La entrada de las autoridades a CU, el desalojo de vendedores y la presencia de Auxilio UNAM en los andadores despejados es interpretada como una amenaza para los ocupantes del auditorio Justo Sierra porque: “Pueden cualquier día venir y por la fuerza catear el auditorio, violando la autonomía universitaria como hace diez años." (sic)


¿Cuál es el argumento?

Dado que existe una falsa guerra en contra del narcotráfico, encabezada por Felipe Calderón, el asesinato del narcomenudista fungiría como el pretexto para a) desalojar a los vendedores y b) eventualmente buscar desalojar el auditorio Justo Sierra. Gloria Villegas, que es una priísta, dio entrada a la Policía al la Facultad y mantiene a los policías hostigando a los jóvenes estudiantes.

La postura

De acuerdo con sus ocupantes, el Auditorio Justo Sierra es ocupado por la comunidad Universitaria para eventos culturales, cuenta con un comedor vegetariano donde los estudiantes pueden comer algo antes de entrar a sus clases. Todos los universitarios y no universitarios pueden usarlo, pues es de dominio público. Los conciertos que se organizan en su interior son manifestaciones culturales a través de las cuales los colectivos se ayudan para seguir “la lucha”, pues algunos de los ocupantes forman parte de movimientos sociales, cumpliendo con su deber como universitarios. ¿Por qué pensar que hay drogas ahí dentro?, y si las hubiera, ¿qué la UNAM no es autónoma?, y si no lo fuera ¿qué no el Auditorio Justo Sierra sigue las normas establecidas por sus ocupantes?


La situación actual

De acuerdo con los ocupantes del auditorio Justo Sierra, hay policías infiltrados en la Facultad, están vestidos de civiles y los hostigan junto con los elementos de auxilio UNAM. No es algo que pueda probarse ni refutarse, pero de acuerdo con ellos hay qué creerlo. Adicionalmente, están ahí haciendo una labor de espionaje; no obstante, fueron denostados a través de los altavoces, diciéndose de ellos en su presencia que “son gente que no piensa”(sic) cuando no atendieron la solicitud de los manifestantes de retirar los bochos para que pudieran hacer una mini-marcha de la puerta de la Facultad de Filosofía y Letras al Auditorio Justo Sierra. Entonces… ¿Piensan los miembros de Auxilio UNAM o no? Porque, ser un espía toma inteligencia; si dicen lo contrario parecería que simplemente los querían insultar.Los bochos fueron arrastrados por un grupo de jóvenes que festejó su propia hazaña una vez que los bajaron del andador.Entonces, la priísta Gloria Villegas, siguiendo las órdenes dictadas por Felipe Calderón en su falsa lucha contra el narcotráfico hostiga a los estudiantes para quitarles el Auditorio Justo Sierra a través de espías que no piensan y bochos azul y oro; de acuerdo con ellos no deben ceder porque si lo perdieran, no habría lugar para las actividades culturales pues “si pides un lugar para hacer algo, no te lo dan” (sic). Aquí es pertinente declarar como trabajador: La Facultad de Filosofía y Letras ha estado atestada de eventos, llena al tope; los espacios están saturados por los grupos de Licenciatura y Posgrado. Los coordinadores y miembros de las distintas divisiones hacen milagros para acomodar horarios: Que no se presten espacios en la Facultad de Filosofía y Letras para realizar actividades culturales es categóricamente una mentira; en contraste, el auditorio Justo Sierra no se ha podido utilizar hace diez años para un solo evento que no sea organizado y avalado por sus ocupantes.


El contexto

De acuerdo con sus ocupantes, el Auditorio Justo Sierra (Che Guevara como lo han renombrado) es utilizado por la comunidad universitaria en su compleción, se trata de un avatar de la lucha del pueblo en contra de las decisiones tomadas por una minoría y el autoritarismo, es estandarte del triunfo en la defensa de la Universidad pública y gratuita, y debe permanecer intocado por todas las virtudes que representa.En contraste, diremos que luce como un chiquero, quienes lo ocupan dicen ser estudiantes; los universitarios que los miramos atónitos vociferar nos preguntamos ¿de quién son alumnos?, ¿quién les enseñó lógica o retórica?, ¿aprobaron el curso? Ese profesor está haciendo algo mal. Dicen que los comités de la Facultad y de la Universidad en general son herramientas tiránicas, que las decisiones las toma una minoría, pero tiene ya un buen rato que quien decide sobre el Auditorio Justo Sierra es precisamente eso: Una minoría. Según se ha sondeado, la comunidad universitaria conformada por estudiantes, trabajadores y profesores, opina que es tiempo de que el Auditorio y muchos de los espacios ocupados por el CGH regresen a la jurisdicción de las Autoridades Universitarias.Toman pues decisiones respecto a la ocupación de los espacios, el cierre de vialidades y los demás deben acatar porque de acuerdo con ellos: No tienen consciencia crítica (sic) ¿Quién es el pequeño tirano entonces? Lo que es más ofensivo todavía es que se ufanen de que la Universidad es pública y gratuita gracias a su lucha, a su comedor vegetariano, a sus murales horrendos y a sus discursos incesantes; Objetivamente podemos decir que si la Universidad sigue siendo pública y gratuita no es gracias a una facción que habita el Auditorio Justo Sierra y tiene células en el resto de las Facultades de la UNAM, es gracias a sus trabajadores y a las autoridades que hacen milagros con un presupuesto limitado, trabajo respecto al cual rinden cuentas todo el tiempo; así lo hacen también los auténticos estudiantes, cuyo rendimiento es evaluado y resulta sobresaliente; así lo hacen también los profesores e investigadores, especializándose y elevando los estándares académicos a niveles competitivos. Nada de eso tiene qué ver con los ocupantes de un auditorio, ¿algo de lo que hacen ahí contribuye a la Universidad? Concediendo la posibilidad de que así sea, si fuera el caso, no sería posible considerarlo como parte del esfuerzo universitario, pues está exento de auditorías o evaluaciones, es una mónada encerrada en sí, soberbia y jactanciosa respecto a lo que llama autogestión, pero debería llamar autocomplacencia.
Terminó el show, y gritaron un Goya carente de sentido.

sábado, 27 de junio de 2009

Intelectuales vs Ocupantes del Justo Sierra: Milenio

Nayeli Roldán publicó en Milenio Diario la nota que aquí consignamos y puede consultarse en este enlace.

Claman intelectuales por Che Guevara secuestrado
El asesinato de un narcomenudista desató la indignación del profesorado

México.- Más de una centena de profesores de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM pidieron al rector, José Narro Robles, y a las autoridades universitarias correspondientes, el apoyo “decidido” para recuperar el auditorio Justo Sierra, “secuestrado” desde hace diez años por grupos radicales.
En un desplegado, sostienen que el retiro de ambulantes el pasado jueves sería una acción “inútil” si no se acaba con la zona de “tolerancia” y se desaloja a los ocupantes del auditorio conocido como Che Guevara.
El asesinato del presunto narcomenudista Ricardo Valderrama,en el estacionamiento de la facultad el pasado martes, desató la indignación de profesores, toda vez que esas expresiones de violencia no deben ser toleradas en una institución académica, aseguraron en su momento.
Ante ello, 139 profesores de la facultad, que firman el desplegado, sostienen que ante el clima de inseguridad dentro del campus, la próxima víctima podría ser “cualquiera de las más de 10 mil personas que asistimos a la facultad.
“Si se sigue permitiendo la violencia, el narcomenudeo y la ilegalidad que, como todos sabemos, existe en la zona de tolerancia que se extiende desde el auditorio Justo Sierra hasta el estacionamiento de la Facultad de Filosofía y Letras, y a lo largo del corredor que llega a la Facultad de Derecho, pronto cobrará otra víctima”, señalan.
A raíz del asesinato el jueves pasado, la UNAM retiró a 90 ambulantes que no tenían permiso para vender en los pasillos de acceso a la facultad y evitar con ello un ambiente de inseguridad.
Aunque los académicos e investigadores califican como “acertadas y positivas” dichas medidas, consideran que “serán inútiles si no se complementan con el desalojo de los ocupantes del auditorio Justo Sierra”.
Por ello solicitan en el documento el apoyo “decidido” de las autoridades implicadas en el asunto, es decir, el rector de la UNAM, José Narro; el secretario general, Sergio M. Alcocer; el abogado general, Luis Raúl González; al secretario de Servicios a la Comunidad, Ramiro Sandoval, y a la directora de la Facultad, Gloria Villegas.
Escritores como Gonzalo Celorio, Beatriz Espejo, Angelina Muñiz Huberman, Anamari Gomís y Hernán Lara Zavala, entre otros firmantes, exponen que el auditorio Justo Sierra es un espacio que, “por derecho, no pertenece más que a nuestra Universidad”.
Los académicos reprueban que la comunidad universitaria no puede utilizar ese espacio académico y cultural.
“Consideramos que ha llegado el momento de recuperar el auditorio, secuestrado desde 1999, para lo cual solicitamos el apoyo decidido de las autoridades universitarias”, aseguran firmantes como Margit Frenk, profesora emérita por la UNAM y Premio Nacional de Literatura 2000.
También apoyan la solicitud los profesores eméritos Margo Glantz, Sergio Fernández, Luz Aurora Pimentel; la coordinadora de la Cátedra Extraordinaria Juan Ruiz de Alarcón, Margarita Peña Muñoz; la coordinadora del Posgrado en Letras, Nair Anaya Ferreira.
Martha Diana Bosco, presidenta de la Academia Mexicana de Profesionales de la Educación Abierta y a Distancia; Mariana Fe Pastor, consejera Académica del Área de Humanidades.
También Arturo Hernández Bravo, coordinador de Letras Hispánicas; María Stoopen Galán, Concepción Company y Georgina García Gutiérrez, investigadoras del Instituto de Investigaciones Filológicas.
Asimismo, Aimée Wagner, del Colegio de Literatura Dramática y Teatro; Eugenia Revueltas, de Letras Hispánicas; Eugenia Meyes, del Colegio de Historia.
Emoé de la Parra, Luz Fernández de Alba, Alicia Correa Pérez, Patricia Ducoing Watty, Araceli Campos, Miguel Sabido y Eduardo Clavé se sumaron a la exigencia.

Patrimonio cultural, el área tomada•••
El auditorio Justo Sierra de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM recibió en 1963 al presidente de Francia, Charles de Gaulle, y forma parte del área designada por la UNESCO como Patrimonio Cultural de la Humanidad; pero después de diez años, grupos radicales mantienen tomado el espacio.
El auditorio al que el movimiento estudiantil de 1968 renombró como Che Guevara fue ocupado desde 1999 por estudiantes ultras; pero después, grupos anarquistas, punketos y de ultraizquierda, que ya no son estudiantes, se han apropiado del lugar, al que llaman “espacio autónomo de trabajo autogestivo”.
Ahora convergen ahí distintos colectivos apoyados, sobre todo, por La Otra Campaña, el movimiento de San Salvador Atenco, el Comité Cerezo y otras organizaciones sociales, ajenas a la comunidad Universitaria.
Ninguna autoridad ha entrado, ni siquiera el personal de limpieza. El auditorio luce descuidado, con escasa iluminación, sin butacas; se realizan “tocadas”, sobre todo los viernes —que son parte de sus “proyectos de financiamiento”—; ahí, de acuerdo con comerciantes de la facultad, circula alcohol y mariguana.
Incluso, en lineamientos del auditorio, aprobados el 23 de enero de 2006 por los colectivos, “quedó como punto a discusión la cuestión de las drogas”.
Aunque integrantes de los colectivos niegan que ahí se venda droga, el consumo es una constante. En los pasillos que conducen a Radiokupa se observan carteles de movimientos sociales y del Che Guevara; al final hay un letrero donde se advierte “a los que fumen mariguana no hacerlo en areas comunes ni comprar en el espacio” (sic).
(México • Nayeli Roldán)

Desplegado:
FIN A LA OCUPACIÓN ILEGAL DE INSTALACIONES UNIVERSITARIAS
Dr. José NarroRECTOR de la UNAM
Dr. Sergio M. Alcocer Martínez de CastroSecretario General
Lic. Luis Raúl González PérezAbogado General
M.C. Ramiro Jesús SandovalSecretario de Servicios a la Comunidad
Dra. Gloria VillegasDirectora de la Facultad de Filosofía y Letras

A raíz del asesinato de una persona, el pasado 2 de junio, a las puertas de la Facultad de Filosofía y Letras, se ha sabido y se ha publicado en los periódicos quiénes y con qué fines usan un espacio que, por derecho, no pertenece más que a nuestra Universidad.
Estamos seguros de que si se sigue permitiendo, la violencia, el narcomenudeo y la ilegalidad que, como todos sabemos, existe en la zona de tolerancia que se extiende desde el Auditorio Justo Sierra hasta el estacionamiento de la Facultad de Filosofía y Letras, y a lo largo del corredor que llega a la Facultad de Derecho, pronto cobrarán otra víctima, que puede ser cualquiera de las más de diez mil personas que asistimos a la Facultad.
Creemos que las acertadas y positivas medidas que hasta ahora ha tomado la Rectoría, consistentes en el desalojo de los vendedores ambulantes instalados permanentemente afuera de la Facultad, serán inútiles si no se complementan con el desalojo de los ocupantes del Auditorio Justo Sierra, espacio académico y cultural, de cuyo uso ha sido privada la comunidad de nuestra Facultad.
Los abajo firmantes, todos profesores de la Facultad de Filosofía y Letras, consideramos que ha llegado el momento de recuperar el Auditorio, secuestrado desde 1999, para lo cual solicitamos el apoyo decidido de las autoridades universitarias.

DRA. MARGIT FRENK, Profesora Emérita por la UNAM, Premio Nacional de Literatura2000 y Premio Internacional Menéndez Pelayo, junio de 2009.
DRA. MARGO GLANTZ, Profesora Emérita por la UNAM, Premio Nacional de Literatura 2004.
DR. SERGIO FERNÁNDEZ, Profesor Emérito por la UNAM, Investigador Emérito por el Sistema Nacional de Investigadores, Premio Nacional de Literatura 2008.
DRA. LUZ AURORA PIMENTEL, Profesora Emérita por la UNAM
MARGARITA PEÑA MUÑOZ, Coordinadora de la Cátedra Extraordinaria Juan Ruiz de Alarcón
NAIR ANAYA FERREIRA, Coordinadora del Posgrado en Letras
MARÍA ISABEL BELAUSTEGUIGOITIA, Directora del Programa Universitario de Estudios de Género
MARTHA DIANA BOSCO, Presidenta de la Academia Mexicana de Profesionales de la Educación Abierta y a Distancia
MARINA FE PASTOR, colegio de Letras Modernas. Consejera Académica del Area de Humanidades
ARTURO HERNÁNDEZ BRAVO, coordinador de Letras Hispánicas, SUA
MARÍA STOOPEN GALÁN, Investigadora del Instituto de Investigaciones Filológicas
CONCEPCIÓN COMPANY COMPANY, Investigadora del Instituto de Investigaciones Filológicas
GEORGINA GARCIA GUTIÉRREZ, Investigadora del Instituto de Investigaciones Filológicas
GUSTAVO JIMÉNEZ AGUIRRE, Profesor del Posgrado en Letras
AIMÉE WAGNER, Colegio de Literatura Dramática y Teatro
EUGENIA REVUELTAS, Colegio de Letras Hispánicas
EUGENIA MEYER, Colegio de Historia
ANGELINA MUÑIZ HUBERMAN, Escritora
BEATRIZ ESPEJO, Escritora
ANAMARI GOMÍS, Escritora
GONZALO CELORIO, Escritor
HERNÁN LARA ZAVALA, Escritor
MARÍA TERESA MIAJA DE LA PEÑA, Colegio de Letras Hispánicas
LEONOR FERNÁNDEZ GUILLERMO
EMOÉ DE LA PARRA
LUZ FERNÁNDEZ DE ALBA
FLOR DÍAZ DE LEÓN
LUIS CARREÑO GALLO
CELIA RAMÍREZ LÓPEZ
SOFÍA KAMENETSKAIA
MARTHA DONIS
MARIANA SÁNCHEZ ALDANA
BRENDA FRANCO VALDÉS
PATRICIA PENSADO LEGLISE
ALICIA CORREA PÉREZ
CLAUDIA RUIZ GARCIA
LAURA ORTEGA NAVARRO
LAURA RODRÍGUEZ DEL C
PATRICIA DUCOING WATTY
ALEJANDRA LAFUENTE ALARCÓN
AXAYÁCATL CAMPOS GARCÍA ROJAS
GRACIELA CáNDANO
ADRIANA SANDOVAL
ARACELI CAMPOS
NOROHELLA HUERTA FLORES
MIGUEL SABIDO
MÓNICA QUIJANO VELASCO
EDUARDO A. PÉREZ TORRES
EDUARDO CLAVÉ
GEORGINA BARRAZA CARVAJAL
OSCAR ARMANDO GARCÍA
Y 78 FIRMAS MÁS

De nuevo damos crédito a Nayeli Roldán por esta nota.

viernes, 26 de junio de 2009

Estudian liberación del Che Guevara: La Jornada

La nota que apareció en la Jornada pueden consultarla aquí; Si son tan flojos que no quieren dar click al hipervínculo la consigno al terminar estas lineas. Valdría la pena que se dieran una vuelta a La Jornada no tanto por la nota que tal vez ya leyeron; el interés está en el foro y los muchos comentarios en pro y en contra de la liberación del auditorio.



*La ocupación por estudiantes es violenta y atenta contra la autonomía universitaria: Sarukhán
*Se estudia recuperar el auditorio Che Guevara: Narro; fue tomado en 2000
*El problema es delicado, por lo que debemos hacerlo mediante el diálogo, dice Bolívar Zapata
*Para Diego Valadés, es un espacio que debe disfrutar toda la comunidad, no un solo grupo

Emir Olivares Alonso

Las autoridades de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) analizan la forma para recuperar el auditorio Che Guevara –oficialmente Justo Sierra– de la Facultad de Filosofía y Letras (FFL), que desde hace casi 10 años es ocupado por diversos colectivos de activistas.
El rector José Narro Robles advirtió que aunque se trata de un asunto “muy delicado”, la ley debe cumplirse. “Es un asunto que veremos con sensibilidad, pensando primero que nada en la Universidad Nacional”, aseveró en entrevista tras un homenaje al ex rector Guillermo Soberón.
Apropiación, luego de la huelga
El Justo Sierra es el auditorio más grande de Ciudad Universitaria. En 1968, integrantes del movimiento estudiantil decidieron renombrarlo como Che Guevara, que es como actualmente lo identifica la mayoría de la comunidad universitaria. En septiembre de 2000 –meses después del fin de la huelga más larga en la historia de la institución, realizada de abril de 1999 a febrero de 2000–, diversos grupos lo ocuparon para convertirlo en un “espacio autónomo y rebelde”.
Ese auditorio fue escenario de los conciertos de la Orquesta Filarmónica de la UNAM, del CineClub universitario, de debates políticos, asambleas estudiantiles, ensayos de los alumnos de teatro de la FFL y recinto para la vida académica, política y cultural de la máxima casa de estudios.
Actualmente, los grupos que ocupan el recinto imparten talleres como serigrafía y foto, administran un “comedor popular vegetariano” y una cafetería, tienen la emisora Radiokupa y una galería autónoma. Además, algunos espacios interiores, denominados “catacumbas”, son usados como bodegas o dormitorios.
El lunes pasado, investigadores eméritos y profesores de la FFL demandaron a las autoridades universitarias la recuperación de ese espacio ante la posibilidad de que se presenten nuevos actos violentos, como el asesinato de un presunto narcomenudista ocurrido en el estacionamiento de dicha facultad.
Al respecto, Francisco Bolívar Zapata, integrante de la Junta de Gobierno de la UNAM, subrayó que la recuperación de ese espacio debe darse por medio del diálogo. “El problema es delicado. No queremos que a partir de ahí se genere un incendio. Una chispa (basta) para alguien con intención de generar un problema”.
En tanto, Juliana González, ex directora de Filosofía y Letras, señaló que en este asunto Narro cuenta con el apoyo de los universitarios, y confió en que “la comunidad tenga el respaldo del rector. Se debe hacer, y de buena manera, sin violencia”.
Para evitar conflictos –dijo–, el auditorio Che Guevara tiene que usarse para actos académicos y culturales, pero “también pudiera compartirse; no hay inconveniente en que se efectúen actos políticos que los propios estudiantes promuevan”.
El ex rector José Sarukhán consideró que la ocupación del Justo Sierra vulnera la autonomía universitaria y su cotidianidad académica, por lo que calificó la toma como violenta. “Quienes realizan ese tipo de actos consideran que son acciones de liberalización, pero en realidad afectan y merman la capacidad autónoma y de independencia de la institución”.
En este sentido, aplaudió el retiro de los comerciantes ambulantes de la FFL, y agregó que la desocupación del Che Guevara debió presentarse desde hace tiempo. “Primero, porque es peligroso; ya vimos por qué; segundo, deteriora el ambiente académico, y tercero, da una imagen de la que se aprovechan los que quieren dañar la universidad, propiciada por estos tíos que, por otro lado, salen como los grandes defensores de la universidad pública, lo cual es totalmente incongruente (...)”.
Diego Valadés, del Instituto de Investigaciones Jurídicas, aseguró que se trata de un espacio de la comunidad, por lo que coincidió en que debe recuperarse, ya que un solo grupo “no tiene derecho” a impedir que la totalidad de los universitarios participen y disfruten de ese recinto. “Es un acto de exclusión que no coincide con la forma de ser de esta universidad.”

jueves, 25 de junio de 2009

La muchacha del Pedregal que quería ser virgen


Confundidos, imperitos para mirar la realidad desde la irrealidad del pasamontañas, montados en el tiovivo del radicalismo y tercamente orgullosos de sus propios mitos, algunos unameños coinciden en un dogma fundamental: la UNAM es intocable. Mas si osare, alguna voz solitaria y descarriada, profanar preguntando a alguno de ellos la razón del carácter virginal de su institución, pronto ha de caer, de la boca de algún soldado que en cada universitario a la universidad el cielo dio, el marcial desagravio: la UNAM es intocable porque es autónoma. La autonomía pretende esgrimirse como la seña inequívoca del estado inmaculado de la UNAM, como el garante de su futuro inmarcesible. Sin embargo, la autonomía funciona más como un inhibidor anquilosante de la autocrítica universitaria, como una fina tela con barrocos grabados que cubre los ojos del unameño radical para no ver lo que se tiene enfrente, para no enloquecer con la pérdida del mito, para no reconocer que aquella muchachilla que otrora jugaba corriendo por los pastos del Pedregal ahora está crecida, enterada de amores y con muchos más tratos de los necesarios para aún llamarse virgen. ¿Por qué ese miedo a ver que la muchacha ya creció? ¿Acaso será miedo a sentirse viejo? ¿O miedo a saberse pasado de moda?

La actitud paternal del radicalismo unameño tiene su origen en una comprensión errónea de la autonomía universitaria. Contrario a las pretensiones de los promotores originales de la autonomía, Antonio Caso y Manuel Gómez Morín, los radicales unameños creen que la autonomía de su institución independiza la tierra nutricia en que se gesta la labor académica a fin de proteger materialmente a ese Estado platónico -en el mal sentido, claro- creado dentro del Estado mexicano. En creyéndolo, suponen que al interior de los terrenos universitarios la ley nacional se cancela, que la única ley válida es aquella que la propia institución se da y que -aquí el absurdo- no hay nada que legitime más la legalidad de los acuerdos institucionales como la comunidad a la que ellos dicen representar. Pensado así, los radicales unameños suponen que la autonomía es cuestión de límites territoriales, de rejas, de bardas, de trincheras para la revolución. Límites, rejas y bardas que ellos se encargan, una y otra vez, de violar; límites, rejas y bardas sobre los que piden exclusivo imperio.

Sin embargo, la autonomía universitaria no eso. No es eso porque pensarla así no tiene mucho caso, pues hace indistinguible la autonomía universitaria de la propiedad privada. Obviamente que así pensada sirve más para la retórica ideológica de los radicales, pues de otra manera les sería imposible tanto la oposición (o lucha, en su lenguaje) entre la Universidad y el Estado, como la supuesta labor social pretendida por los intentos radicales de llevar la Universidad al Pueblo y el Pueblo a la Universidad. La primera les resulta necesaria para justificar la segunda; mientras que la segunda es una justificación plena de labia para sus desplantes. Lo importante es escudarse para no ser reprendido por los desplantes; lo importante es usar a la UNAM como instrumento ideológico de la revolución. La defensa de la autonomía pretendida por los radicales es el rechazo absoluto de la autonomía defendida por quienes la consiguieron. Para Antonio Caso y Manuel Gómez Morín era indispensable la autonomía universitaria para evitar que la institución se volviese un arma ideológica, para disminuir el influjo de los intereses políticos en los intereses académicos, para que la acción universitaria no se volviera un medio fácil para escalar las posiciones sociales y conquistar el poder; en suma, los delineantes de la autonomía universitaria pretendían que la universidad no fuera ni trinchera ni campo minado de la revolución. Llegaron los radicales, pactaron con un gobierno corrupto, y acabaron con la autonomía universitaria. La belicosa defensa de la autonomía que ahora los radicales presumen bien puede ser la acción decisiva para acabar con la UNAM. Los radicales no se dan cuenta, pues el crisol romántico de su mirada les impide ver que son ellos los primeros en cobrar a la UNAM el derecho de pernada.

Asamblea Popular Universitaria

Un colaborador me compartió el enlace al blog de la APU; no se trata de un personaje de los Simpson sino de una organización de estudiantes de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras. Antes de empezar con charrismos y chilanguismos semejantes, hay qué subrayar la importancia de la responsabilidad en la adherencia: Uno no dice que se subsume a las cosas que dice otro y ya, se compromete con ellas y por ende las somete a un sesudo análisis antes de andarlas profesando.

Ya me comuniqué con los APU manifestando simpatía y señalándoles una falta de ortografía; no he recibido respuesta pero a ver qué rock. Por lo pronto espero tener tiempo en los siguientes días para revisar sus argumentos. Es importante revisar los argumentos de aquel con quien discutimos, pero resulta fundamental másmente revisar los argumentos de quienes comparten nuestro punto de vista.

Podemos creer en un mismo hecho por razones distintas, ello debe considerarse antes de argumentar algo públicamente.

Pensemos por ejemplo en que los adolescentes posterguen la iniciación en su vida sexual hasta la edad adulta, o tal vez hasta el matrimonio cuando menos (porque apelar a la llegada de la madurez es un problema en el que no quisiera meterme en esta entrada).

Si yo tuviera una hija estaría feliz de que lo postergara todo cuanto se pudiera, estoy seguro de que sería feliz así me dijera que lo hace: a) porque iniciar la vida sexual implica riesgos de embarazo b) implica riesgos de salud c) de lo contrario irá al infierno... Cualquiera que fuera la razón me parecería bien.

Ahora bien, podemos estar de acuerdo con alguien en un hecho pero por razones contrarias con nuestras creencias, y paradójicamente no poder estar de acuerdo con aquel.

Digamos que estoy de acuerdo con alguien en que Bush merece morir, pero ese alguien sostiene tal tesis basado en el hecho de que Bush fracasó en su guerra contra medio oriente, es decir debe morir porque es un perdedor... En ese sentido, no puedo estar de acuerdo con él cabalmente, porque estoy en desacuerdo con sus razones.

Las razones importan, a eso me refiero con la responsabilidad de adherencia; por ello es que considero que las consignas en torno a la liberación de los espacios usurpados deben ser mínimas, unívocas y claras.


miércoles, 24 de junio de 2009

Por su nombre los confundiréis

¿Quiénes son los secuestradores del Auditorio Justo Sierra? He sostenido que los secuestradores son parte de esa asociación delincuencial conocida como el CGH. He mostrado que CGH es solamente una denominación temporal a un proceso de infiltración política en la UNAM mediante grupos radicales. La denominación temporal del CGH tiene su vigencia desde 1999 y se pierde, con esporádicas reapariciones en público, al paso del tiempo. Finalmente, esos radicales que mantienen secuestrado al Auditorio Justo Sierra son de la misma estirpe que comenzó a ultrajar la autonomía universitaria tras los pactos políticos del populismo setentero con una parte de la disidencia ideológica de los sesentas; es decir, los radicales actuales son herederos de los radicales del 68, pero de los radicales que pactaron su manumisión burocrática con Echeverría. Cómo se dio este proceso es difícil explicarlo en pocas líneas; lo intentaré, en cambio, con el fluir de los días siguientes. Ahora, para no dar saltos tan notorios, me gustaría contar la historia de cómo llegó a pensarse que los actuales delincuentes que mantienen secuestrado el Auditorio Justo Sierra borraron su pasado cegehachero.
La UNAM fue liberada del ultraje parista el 6 de febrero del año 2000. El CGH, todavía ostentando esa denominación, resecuestró el Auditorio Justo Sierra el 4 de septiembre del mismo año. Poco más tarde, el lunes 23 de octubre, un grupo de delincuentes cerró la Facultad de Filosofía y Letras, durante 6 horas, para exigir la liberación de los “presos políticos” Roberto El Rocco Espinoza y Erika Zamora. El primero de los “presos políticos” fue preso en el Reclusorio Sur por participar en disturbios violentos a las afueras de la embajada de los Estados Unidos y por alterar el mural de David Alfaro Siqueiros en la CU, además fue absuelto, por falta de pruebas, de tráfico de mariguana y cocaína en las instalaciones de la FFyL; por su parte, la segunda fue presa en un penal de Guerrero acusada de participar en el Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI), relacionado con la matanza de Aguas Blancas. Según Josu Landa, quien a la sazón era secretario general de la Facultad, los delincuentes pertenecían a una asociación llamada Brigada Verde, grupo del que se deslindó el CGH moderado al considerarlo como la parte “ultra” del movimiento, grupo que en ese entonces mantenía secuestrado al Justo Sierra.
El martes 6 de febrero del 2001 un grupo armado de “activistas”, quienes en aquel tiempo se alojaban en el Auditorio Justo Sierra, entró a la Facultad de Ciencias Políticas a agredir a la comunidad universitaria. Se encaminaron hacia la dirección de la Facultad, tumbaron la puerta, sacaron a 32 personas (profesores, administrativos y personal), las condujeron al patio central, donde las desnudaron y las obligaron a sentarse en el suelo para que sintieran lo que los cegehacheros habían sentido el año anterior (según declaró Alejandro Echevarría El Mosh). Las acciones fueron ostentadas por el CGH, y no por una parte pequeña, o sea no sólo la “ultra”, sino por la parte que mantenía secuestrado al Justo Sierra.
El lunes 18 de junio de 2001, en medio de los trabajos en torno al Congreso Universitario el CGH decide cambiar sus nombres, porque su imagen “corta la posibilidad de luchar de las nuevas generaciones”. Así, como por magia, el CGH “deja de existir” y se disfraza de algo más, de lo que al tiempo convenga.
El miércoles 6 de febrero de 2002 se hace pública una división más entre los “ultras” del CGH. En medio de una protesta contra la guerra en Irak, en frente de la embajada de los Estados Unidos, Jorge Martínez Valero, quien había sido expulsado de la UNAM por la agresión de un año atrás, declara que la Brigada Verde, en ese tiempo secuestradores del Justo Sierra, había traicionado al movimiento, a los “enluchados”, el sector encabezado por Mario Benítez El Gato, quien de acuerdo a una entrada anterior está involucrado con cierto grupo político. Si esto es cierto, por aquel entonces había dos sectores “ultras” del CGH y ninguno utilizaba ya el nombre.
El 26 de junio de 2002 la Brigada Verde, grupo delictivo que tenía secuestrado al Auditorio Justo Sierra, da por terminada su ocupación y la cede al Movimiento Estudiantil Democrático. En declaración de Juan Gabriel Moreno, académico de la FFyL, para La Jornada del 24 de agosto de 2003 se afirma que el cambio de “potestad” sobre el auditorio es sólo un traspaso a los “cuates” de la Brigada Verde, es decir, que fue un cambio aparente, más de nombre que de grupo. En noviembre del 2002, producto de un enfrentamiento violento, los “ocupas” designados por la Brigada Verde pierden el dominio del Justo Sierra ante los nuevos “okupas”, porque -al decir de los segundos- “de todos lados venían a emborracharse, a debrayarse con su novia. Eran bueyes que fuman piedra. Agarraron el auditorio como lote baldío y lo hicieron la fortaleza del vicio”. Bajo la nueva “administración” el preocupante consumo de drogas disminuyó: “ya no se ingiere a diario, sólo cuando hay tocadas y eso por lineamiento de los colectivos que organizan” [las negritas son mías]. Los nuevos secuestradores ahora se hicieron llamar Okupación Che Guevara. Claro, aquí cabe la posibilidad de que realmente haya habido alternancia entre los grupos de secuestradores del auditorio, de que nada tengan que ver la Brigada Verde con la Okupación Che Guevara. En un boletín del 31 de mayo de 2005 los nuevos secuestradores exponen una de sus demandas: la libertad de su compañero Roberto Espinoza El Rocco. La misma causa que ostentó la Brigada Verde en octubre del 2000, el mismo compañero de dos grupos que podrían ser distintos, sólo podrían. Los medios, los fines, los modos y las costumbres de estas lacras son las mismas. Mantienen el secuestro del Auditorio Justo Sierra. No tienen derecho a hacerlo. Tenemos que recuperarlo.

lunes, 22 de junio de 2009

Sí es el CGH

Decía ayer que es necesario demandar al CGH. Como bien se apuntó en su momento, ni el delito ni el delincuente son fácilmente identificables. Eso lo entiendo. Pero también dijo Anónimo por ahí que esos que mantienen secuestrado al Auditorio Justo Sierra no son el CGH, porque esa organización delictiva desapareció al terminar el secuestro general de la UNAM el 6 de febrero del 2000. Sin embargo, las cosas no son tan sencillas. Ni el CGH apareció de la nada, ni desapareció mágicamente; más bien, diría yo, el CGH mutó. No conozco las razones de la mutación, pues nunca he estudiado parasitología evolutiva, pero sí sé que las formas anteriores de ese grupo delictivo fueron especialmente mutágenas. Aún falta escribir, o si ya se escribió yo no la he leído, la historia de los conflictos universitarios hasta el CGH. Cuando se escriba no deberíamos olvidar que detrás del nacimiento del CGH, el 19 de abril de 1999, estuvo un famoso manifiesto (28 de noviembre de 1998) publicado por Adolfo Llubere y Carlos Ímaz, que operaban, respectivamente, como Director de Campañas para la Participación Ciudadana y Director General de Participación Ciudadana del gobierno perredista del Distrito Federal. O que antes de ser CGH fue CEM (Comité Estudiantil Metropolitano), y que como tal fue defendido por Higinio Muñoz (19 de junio de 1998), suspendido de la UNAM el 16 de junio de 1997 por daño al patrimonio universitario y quien ahora forma parte de la Red Internacional de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad, de Alianza Socialista y del Frente Nacional Contra la Represión, además de ser uno de los demagogos encargados de movilizar a muchos rechazados tanto de la UNAM como del IPN con la finalidad, expuesta en un mensaje a López Obrador de julio de 2006, de promover, como única posibilidad, la lucha en las calles y una gran huelga nacional. O que el 22 de mayo de 1998 nace el FPUDEPG (Frente Promotor Universitario en Defensa de la Educación Pública y Gratuita), versión anterior del CEM, promovido por Mario Benitez, mejor conocido como El Gato y líder de una de las fracciones del CGH, y por varios miembros del CEU (Consejo Estudiantil Universitario), así reconocido por el FPUDEPG el 8 de junio de 1998. O que el CEU motivó la primera entrada de la policía a algún recinto universitario, en cuanto al conflicto de estos años se refiere, al promover los desmanes del 23 de abril de 1997. O que la forma parasitaria anterior al FPUDEPG fue la CTDEP (Comisión Trilateral en Defensa de la Educación Pública), apoyada por los entonces senadores perredistas Félix Salgado Macedonio y Héctor Sánchez. O que el CEU, en gran medida el tronco biológico común de las formas parasitarias hasta aquí mentadas, fue conformado por personajes como Adolfo Llubere, Carlos Ímaz, Rosario Robles, Salvador Martínez della Rocca, Fernando Belauzarán e Inti Muñoz, todos ellos colaboradores y adherentes de cierto partido político. Tan sólo han reacomodado las formas, cambiado las siglas y movido las piezas; los métodos de operación, los clientelismos y los compromisos políticos siguen siendo los mismos. Cuando no han estado causando estragos a la UNAM, han estado becados por la UNAM o formando parte de los gobiernos del PRD. Todo esto hacia el pasado del nacimiento del CGH. La historia también es interesante después del nacimiento. Se podrían mencionar cosas como aquella declaración de Carlos Ímaz, del 28 de abril de 1999, en el sentido de que era mentira aquello que muchos sospechábamos, pues "el PRD no está detrás de los estudiantes, sino al lado". O bien sería bueno documentar la misteriosa reunión, en casa de Ricardo Pascoe, entonces delegado en Benito Juárez, a la que asistieron varios líderes del CGH y Martí Batrés; reunión que, según declararon para los diarios del 5 de mayo de 1999, era netamente literaria. Ese ha sido el CGH, en sus múltiples avatares. Es cierto que más tarde, el 4 de agosto de 1999, los ultras del CGH rompen con Cuauhtémoc Cárdenas; pero también es cierto que el 22 de junio del 2000, en plena campaña presidencial, se dio la ansiada reconcialiación de los eternos enamorados, pues Cárdenas fue recibido en la UNAM, y no fue agredido como tristemente sí lo fue don Gilberto Rincón Gallardo, y su vocero, Imanol Ordorika, participante por videoconferencia en el décimo aniversario del CEU el 15 de noviembre de 1996, declaró complacido que la UNAM era nuevamente cardenista. Son los mismos. Claro, la huelga terminó y el Auditorio Justo Sierra fue recuperado, pero el 4 de septiembre del 2000 volvió a ser secuestrado por el CGH, así lo reconoce la organización delictiva en un boletín del 7 de septiembre del 2000. También se identifica a los secuestradores como CGH en los pasillos y la calle, lo mismo se dice en una nota de Excélsior del 20 de noviembre de 2007, y en una de Reforma del 6 de febrero de 2009. Sí es el CGH. Tiene secuestrado el Auditorio. No tiene derecho a hacerlo. Tenemos que recuperarlo.

domingo, 21 de junio de 2009

¡Demandemos al CGH!


Yo, como de muchas cosas, no entiendo de leyes. Apenas puedo decir que sé leer, quizá no muy bien, pero me defiendo en lo básico. Y como digo de mí mismo que me esfuerzo en aprender a leer, lo poco de lo que puedo hablar es de lo que leo. Andaba leyendo el diccionario de la Academia. Estaba en la efe, cuando me encontré con una de esas palabras rotundas que campean por el diccionario. A fuerza de la costumbre, de ese desgaste cotidiano que viene de escuchar a tantos hablar sin cuidado, por poco y dejo pasar desapercibida la palabra. Contrariado, decidí volver la página y enfrentar la definición huida. Según el DRAE fraude significa “acción contraria a la verdad y a la rectitud que perjudica a la persona contra quien se comete” y “acto tendente a eludir una disposición legal en perjuicio del Estado o de terceros”. Inmediatamente comenzó el escozor. ¿Será que los secuestradores del Auditorio Justo Sierra están cometiendo un fraude? Por lo menos, en cuanto al secuestro se refiere, me queda claro que es contrario a la rectitud y que hay perjudicados, pero la definición así solita no nos permitiría identificar inmediatamente al secuestrado y a los perjudicados. Parece que el asunto es un poco más difícil. La segunda definición, por su parte, aun cuando nos da una cierta idea y puede sugerir que el secuestro del Auditorio Justo Sierra es un fraude, tampoco despeja las inexactitudes. Parece que la disposición legal del Auditorio es acorde a los fines de la UNAM, y que éstos son, según el Estatuto General, “impartir educación superior para formar profesionistas, investigadores, profesores universitarios y técnicos útiles a la sociedad; organizar y realizar investigaciones principalmente acerca de las condiciones y problemas nacionales, y extender con la mayor amplitud posible los beneficios de la cultura”; fines incumplidos durante los diez últimos años de secuestro. Aquí podría ser más claro: los secuestradores del Auditorio Justo Sierra están cometiendo fraude. Hay perjuicio de terceros y del Estado. Pero no sé de leyes, y por eso no sé si es válido proceder legalmente contra los secuestradores siguiendo una definición del diccionario de la lengua. Mas si el asunto es legal, también podría recurrir a un diccionario especializado. Por ejemplo, en un diccionario contable, administrativo y fiscal se define al fraude como “robo con apariencias lícitas, engaño, mala fe, perjuicio, inexactitud consciente, abuso de confianza”. Y por lo menos el engaño, el perjuicio y el abuso de confianza caracterizan el secuestro del Auditorio Justo Sierra. Pero está bien, digamos que no es suficiente. Vayamos a un diccionario jurídico. Fraude es “acto de mala fe por medio del cual se engaña a alguien y se obtiene una ventaja o un lucro indebido”. ¿Cuál es el engaño? Los secuestradores fingen ser estudiantes, fingen cumplir los fines de la universidad. La primera parte se cumple, pero no es suficiente. El Código Penal para el Distrito Federal, en el título vigésimo segundo, capítulo III, artículo 386, dice “comete el delito de fraude el que engañando a uno o aprovechándose del error en que éste se halla se hace ilícitamente de una cosa o alcanza un lucro indebido”. De la primera parte, de que los secuestradores nos están engañando, no hay duda. ¿Hay lucro indebido? Si el espacio sólo estuviese tomado y no fuera usado para lucrar, no podría cumplirse con la definición del fraude. Sin embargo, como se ve en el sitio web de los secuestradores, el acceso a los conciertos no es gratuito, por lo que sí se está lucrando. ¿Es esto suficiente para que los universitarios podamos demandar penalmente a los secuestradores?

viernes, 19 de junio de 2009

La marca Che Guevara

Las consigna de nombrar "Che Guevara" al auditorio Justo Sierra con la idea de hacerlo parecer el más revolucionario, libertador y potente faro para iluminador capaz de redimir las aletargadas conciencias universitarias resulta cada segundo más y más irrisoria.
Excede a la pertinencia -de este foro- juzgar el papel histórico del Che Guevara; podrían haberle llamado auditorio "Sex Pistols" o "Dr. Wagner" e igualmente la defensa de su ocupación parecería cada vez más y más fuera de lugar.
Lo que llama mi atención y quiero manifestar en esta entrada es que la explotación de la imágen de Ernesto Che Guevara ha hecho palidecer la fuerza de su figura como personaje histórico: Si era en verdad un héroe para venerar por todos los latinoamericanos lo convirtieron en una vulgar estrella de rock.
El papel de la marca Che Guevara encuentra entonces su nicho ecológico más deseable en la campaña pro-vegetarianismo que promueve la nieta del guerrillero argentino:



Para colmo de males, los otros usuarios de la marca Che Guevara no son de buen ver como la nieta de quien presidiera el banco Nacional de Cuba, tampoco defienden una causa pertinente -cuando menos en lo que respecta a la ocupación- ni lo hacen -por ende- a través del medio o foro adecuado. Volvieron la marca Che Guevara sinónimo de "mugre".

Regresen ya el Auditorio Justo Sierra (Y de paso dejen de desprestigiar la marca Che Guevara).

jueves, 18 de junio de 2009

La UNAM privatizada

Desde hace años la UNAM ha sido, parcialmente, privatizada. Lo irónico es que esto ha sido llevado a cabo por quienes hace diez años decían defender la universidad pública. Cierto es, hay que decirlo, que sólo una pequeñísima fracción de los que participaron en ese movimiento que inició en el año 1999 son los que ahora ocupan para beneficio propio diversas instalaciones de la universidad pública más grande del país. ¿A qué uso de la palabra "privatizar" me refiero aquí? A uno muy cercano al que se tiene en mente cuando se habla de la privatización del petróleo, las telecomunicaciones, la salud, etcétera. Ciertamente es un sentido no muy preciso. En términos generales ese término diabólico se refiere, creo yo, a lo siguiente: privatizar es otorgar a uno o varios particulares la concesión de administrar algún recurso que originalmente pertenece a la nación.

Es decir, dar el permiso al particular para que administre algún recurso que idealmente debería ser administrado por alguna instancia pública y para beneficio del pueblo, pero que por alguna u otra razón se considera que ya no es viable que sea así. Hay que agregar que el particular admite esta tarea no por altruismo sino porque la concesión le reportará beneficios económicos.

Este sentido es más o menos al que aparentemente se temía hace 10 años en la UNAM. Recuerdo las consignas: "¡No a la privatización de la educación!" se decía. Pues se pretendía cobrar entonces una cuota (semestral si no mal recuerdo) de unos $500 (si no mal recuerdo también). Sin embargo notamos aquí que no queda muy claro a qué particular se sospechaba que se le iba a otorgar la concesión de la educación superior.

Pero lo que me interesa poner de relieve es que algunos de los que en aquel 1999-2000 decían defender la educación pública terminaron privatizando parte importante del patrimonio universitario recién acabada la huelga. En diversos sitios (creo que en cada escuela, preparatoria, CCH y facultad de la UNAM) varios individuos tomaron posesión de espacios de la Universidad bajo diversas consignas. Consignas tales como mantener territorios libres y autónomos (¿libres y autónomos respecto a qué? no sé), espacios culturales, espacios "de lucha autogestiva", etc. No es mi intención descalificar a priori los objetivos programáticos que al parecer motivan la toma de espacios.

Sin embargo no deja de llamar la atención que esos espacios tomados sean "espacios de lucha, de denuncia" bastante lejanos de donde puedan escucharlos los usuales demandados (el Presidente, los diputados, la policía, los gringos...). Sí, es usual ver todavía pintas contra el neoliberalismo, los partidos políticos, los funcionarios y lo que usted quiera y mande en lugares que los increpados no suelen frecuentar.

Por eso digo que los supuestos paladines han sido al final los villanos. Con el pretexto de defender las causas populares se han atrincherado en las instalaciones de la Universidad. Ahora hablaré sólo del Auditorio Justo Sierra de la Facultad de Filosofía y Letras. Y hablaré de él porque es del lugar donde sí me consta lo que ocurre. Digo entonces que esos paladines de la justicia terminaron privatizando el auditorio de la Facultad e instalaciones aledañas. ¿Cómo es eso? Atendiendo al significado en uso del término "privatizar" veamos si se cumplen las condiciones de la definición que se han esbozado.

1. La UNAM, hasta donde yo sé, no le otorgó a las personas que ocupan el auditorio la concesión de su administración, ellos lo tomaron por la fuerza. Por tanto quizás no cabría hablar hasta aquí de privatización sino de expropiación...

2. Sin embargo, un grupo de particulares administra el auditorio y sus recursos. Recursos que originalmente eran administrados por la UNAM para beneficio del pueblo de México.

3. Los ocupantes del auditorio lucran con los recursos de la UNAM que han hecho suyos. Proyectan películas y tienen el descaro de cobrar. Claro, también ellos necesitan comer ¿pero por qué buscar trabajo como la gente normal que paga impuestos con la esperanza de que algún centavo de lo que aporten sea destinado a la educación pública? Mejor cobrar por proyectar películas, vender sin pagar el respectivo impuesto (¡viva el libre comercio!) , incluso ¡gran idea!, alquilar el recinto universitario para organizar conciertos de rock urbano (y revolucionario, claro) y sacar algo de las entradas...

Aunque el punto 1) de la definición no ha sido satisfecho, los puntos 2) y 3) sí se cumplen... así que podríamos hablar de una privatización violenta, en la que la institución pública (la UNAM) cede a particulares la administración de un recurso, violencia de por medio. Un grupo de personas administran y lucran para beneficio propio con los escasos recursos de la Universidad. Y tan escasos para la Facultad de Filosofía y Letras que desde hace tiempo no tiene conciertos u otras actividades que requieren del espacio apropiado. La Facultad quiere de vuelta sus espacios. Y los univeristarios tenemos que avalarlo; creo que no hablo con mentiras cuando declaro que la Universidad con sus limitados recursos hace todo lo posible por el progreso del país sin cerrarle la puerta a absolutamente nadie; al menos no por motivos extra-académicos. Los eventos culturales de la UNAM apenas se autosubsidiarían con lo poco que cuestan en proporción a su calidad, la UNAM cuenta con importantes bibliotecas que son de acceso a cualquier persona, admite como alumnos a todos los que hagan los méritos necesarios (admitiendo sobrecupos impresionantes). ¡Defendamos a la Universidad de sus verdaderos enemigos! Se lo debemos.