Somos universitarios a favor de la devolución de las instalaciones tomadas por diversos grupos en distintos planteles de la UNAM.
lunes, 8 de octubre de 2012
La Razón
jueves, 4 de agosto de 2011
Érase una vez... concierto en el auditorio Justo Sierra
Francisco Araiza ha participado en conciertos por todo el mundo y es considerado uno de los mejores tenores mozartianos. En una columna de la revista Proceso, el crítico Mauricio Rábago Palafox escribió:
Lo realizado por Araiza durante los 40 años que lleva ya su carrera es un prodigio en muchos sentidos. Por principio de cuentas tuvo la pericia de saber conjuntar a un grupo de gente que creyó en él y lo apoyó: los maestros Luis Berber, Erika Kubascek e Irma González, el periodista Ricardo Rondón y Carlos Díaz Dupond, hombre muy vinculado a la ópera, y entonces trabajó muy pero muy duro y sin hacer caso de los que opinaban que era imposible lo que trataba de hacer.Este importante artista mexicano debutó ni más ni menos que en el Auditorio Justo Sierra de la Facultad de Filosofía y Letras, el 2 de octubre de 1970 interpretando el papel de prisionero en la Ópera Fidelio. Curioso que entre la comunidad universitaria estas cosas se tiendan a olvidar. Hoy luce muy difícil que el auditorio se presenten artistas de esta talla, consagrados; vaya, luce casi imposible que se presenten incluso aquellos que comienzan su carrera. Apenas hace unos meses el célebre Joan Manuel Serrat se presentó en la Facultad de Química en el marco del 95 aniversario de esta institución. Serrat no olvidó su presentación 40 años atrás en CU, también en el Justo Sierra.
Por supuesto, en aquel entonces, cuando Serrat se presentaba en el Justo Sierra y Araiza debutaba en el mismo recinto, no existía la sala Nezahualcóyotl y la sede para la filarmónica de la UNAM era el Justo Sierra. Hoy la sala Neza es el escenario ideal para presentaciones de este calibre, pero esto no inhabilitaba en principio al auditorio de la FFyL para acercar a los universitarios que estudian alrededor del "paseo de las facultades" a importantes eventos artísticos.
Dirán los ocupantes y sus defensores que ahora el escenario es más que un "simple entretenimiento", que ahora ahí se gestan importantes movimientos sociales. Sinceramente soy muy miope y lo único que veo es a un grupo de vagos que han tomado por vivienda y changarro al auditorio (por no mencionar las drogas y el hotel de paso) y un grupo de estudiantes que piensan que con leer los mismos panfletos por medio de los micrófonos de radio-okupación y con pasar el tiempo haciendo mantas y carteles van a cambiar la realidad.
La próxima vez pondré algo acerca de lo que ganamos con el "Che" cuando perdimos al Justo Sierra. A continuación tenemos a Francisco Araiza interpretando Recontida armonia de Puccini:
Y también la famosa y bella Nessun dorma, también de Puccini:
Reportajes que hablan de la medalla otorgada a Araiza:
Recibe el tenor Francisco Araiza la Medalla de Oro de Bellas Artes
miércoles, 1 de diciembre de 2010
Sobre la base estudiantil que apoya a la okupa
En esta entrega el Dr. Ambrosio Velasco manifiesta su punto de vista respecto a la base estudiantil que apoya a la "okupa".
Al final del video recibe respuesta por parte de Chalito.
viernes, 12 de noviembre de 2010
martes, 28 de septiembre de 2010
Una UNAM libre
sábado, 25 de septiembre de 2010
¿Qué sucedió en la UNAM en 1999?
En esta entrega menciona las que a su juicio fueron las causas del conflicto que diera origen a la huelga del ´99, presunta causa eficiente de la ocupación -todavía vigente- del Auditorio Justo Sierra y otros espacios Universitarios.
Permanezca sintonizado para próximas entregas.
lunes, 13 de septiembre de 2010
Justo Sierra, figura clave del centenario de la UNAM: Milenio
José Narro, el actual rector de la casa de estudios, recordó que con ese propósito la institución que encabeza diseñó fórmulas para romper “las torres de marfil” sin desnaturalizar los proyectos académicos.
Justo Sierra Méndez es conocido como Maestro de América por el título que le otorgaron varias universidades del continente.
Fue hijo de Justo Sierra O’Reilly, eminente novelista e historiador, y de doña Concepción Méndez Hechaza Reta, hija de Santiago Méndez Ibarra, quien jugó un papel importante en la política yucateca del siglo XIX.
A la muerte de su padre, acaecida en 1861, siendo casi un niño, Sierra Méndez se trasladó a la ciudad de México donde, después de sus brillantes estudios, se relacionó con los mejores poetas y literatos de ese tiempo, entre ellos, Ignacio Manuel Altamirano, Manuel Acuña, Guillermo Prieto, Luis G.Urbina, poetas de la Revista Azul y de la Revista Moderna.
A partir de 1868 publicó sus primeros ensayos literarios; en el Monitor Republicano inició sus “Conversaciones del domingo”, artículos de actualidad y cuentos que después serian recogidos en el libro Cuentos románticos.
En 1871 se recibió de abogado. Fue varias veces diputado al Congreso de la Unión, lanzó un proyecto que sería aprobado en 1881 y que daba a la educación primaria el carácter de obligatoria.
En ese mismo año fue aprobado su proyecto para fundar la Universidad Nacional de México. Tardaría sin embargo 30 años para verlo convertido en realidad.
Desde 1892, expuso su teoría política sobre la “dictadura ilustrada”, pugnando por un Estado que habría de progresar por medio de una sistematización científica de la administración publica.
Presidió la Academia Mexicana, correspondiente de la española.Influyó también en los escritores Luis González Obregón y Jesús Urueta.
“Es la educación”, decía, “la que genera mejores condiciones de justicia, educar evita la necesidad de castigar”.
Justo Sierra fue también Ministro de la Suprema Corte de Justicia en 1894, de la que llegó a ser presidente.
Ocupó posteriormente importantes cargos en el gabinete porfirista como subsecretario de Justicia e Instrucción Pública y ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, entre los años 1901 y 1911.
Contando con la cartera de este ministerio puso en práctica hacia 1905 su anhelado proyecto: dar a la educación primaria el carácter de nacional, integral, laica y gratuita.
En lo político, supo ser amigo de Porfirio Díaz sin ser su adulador y Díaz lo respetó siempre como a un hombre superior.
Poesías, cuentos, novela, narraciones, discursos, doctrinas políticas y educativas, viajes, ensayos críticos, artículos periodísticos, epístolas, libros históricos y biográficos, forman el valioso legado que dejó Justo Sierra a las siguientes generaciones.
Justo Sierra Méndez falleció en Madrid, España, a la edad de 64 años, el 13 de septiembre de 1912.
martes, 3 de agosto de 2010
Que no le digan, que no le cuenten... pásele, puro producto de calidad, ¡garantizado!
"Si uno se asoma a la oficina de desarrollo tecnológico de la Universidad de Harvard se encuentra con una enorme tienda de patentes e inventos. No nos podemos resignar a ser un país consumidor de patentes foráneas. Tampoco a que las universidades privadas se limiten a educar administradores locales de esas patentes, ni a que las públicas produzcan sólo mexicanos conscientes que lo denuncien a perpetuidad."
lunes, 26 de julio de 2010
No hay mal que dure cien años
martes, 16 de marzo de 2010
RE: Veamos qué tienes que decir
...disculpe, señor disidente y punketo-mal-pedo, ¿sería tan amable de devolvernos el espacio que por derecho le pertenece al estudiantado, no sin antes limpiarlo y dejarlo presentable y decente, como hace algunos años?...
En esta y las próximas entradas podrán aparecer citadas al comienzo alguna de las participaciones de esta primera convocatoria. Estén atentos a lo que sigue. El que persevera alcanza.

Por supuesto que se siguen recibiendo sugerencias, no estamos arengando a la multitud, sólo estamos a la espectativa de quiénes están tan ansiosos como nosotros de tener al Justo Sierra y otros espacios de la Universidad de vuelta. Podemos esperar en silencio a que suceda algo, podemos imaginar que hacemos algo diciendo "autonomía", "autogestión" y "no-autoridades" en las asambleas. O podemos pensar en medidas creativas y efectivas para solucionar esto.
viernes, 12 de marzo de 2010
Veamos qué tienes que decir
Para el día de hoy y de mañana hemos convocado a un recital de voces de protesta. Protesta acerca de la situación actual del auditorio Justo Sierra de la Universidad Nacional.
lunes, 8 de marzo de 2010
¿Y dónde quedó el entusiasmo?
domingo, 7 de marzo de 2010
Twitter y Facebook
En cuanto al twitter, pueden seguirnos en http://twitter.com/guevaraosierra
La idea más bien es establecer vínculos a este sitio a través de esas redes sociales, pero no está de más invitarlos a seguir el proceso inverso.
martes, 2 de marzo de 2010
Don Justo en Gaceta UNAM 2010
sábado, 13 de febrero de 2010
Cortázar, 26 años después
martes, 12 de enero de 2010
Sobre nuestro centenario
Otro Centenario
2010-01-05
Al cumplir el mes pasado dos años como rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Dr. José Narro Robles hizo una crítica de la enorme, compleja, imprescindible institución. Me parece laudable. La UNAM está obligada a la autocrítica: sólo en la medida en que sea capaz de conocerse con inteligencia y honestidad, de enfrentar sus deficiencias, detectar sus errores y reconocer sus fallas, cumplirá su misión con honestidad e inteligencia.
En tiempos en los que se habla alegremente de “refundarlo” todo, y en el año de su centenario, hace bien el rector en recapacitar en las fortalezas y debilidades de la UNAM, para evocar el título de la evaluación que realizó el rector Jorge Carpizo en 1986, aquella severa crítica (“una universidad gigantesca y mal organizada”) que se diluyó en un congreso eterno y estéril, saboteado por las fuerzas políticamente “progresistas”, pero académicamente conservadoras, aposentadas en la UNAM. Triste cosa: hoy persisten debilidades idénticas a las señaladas en 1986, como que haya facultades y escuelas en las que la eficiencia terminal de licenciatura sea de apenas el 10%. Y hay otras que siguen ahí, aunque no se mencionen, como la preeminencia de las consideraciones políticas sobre las académicas.
“Aún falta mucho por hacer”, dijo el rector. Suenan bien estas palabras cuando se refieren a la UNAM. Le contagian realidad y prudencia a una institución orgullosa y propensa a celebrarse y cantarse a sí misma. El rector juzgó que es menester aumentar la movilidad académica en el escenario internacional; que es necesario crear fuentes de financiamiento, como las becas-crédito; que la cantidad de patentes logradas por la investigación universitaria es mínima (dos de cada 100 el año pasado); que falta seguridad en algunas instalaciones; que la enseñanza de idiomas no rinde frutos adecuados; que se necesita mejorar la vinculación de la investigación con el sector productivo; que es necesario renovar la planta académica; que es imperativo fomentar una “actitud emprendedora” entre sus estudiantes.
El rector, que practica un protagonismo importante en el escenario político nacional, aporta la positiva señal de que el buen juez por su casa empieza: ordenó a los directores ahorrar recursos controlando el uso de teléfonos celulares, vigilando la compra de gasolina y los gastos de representacion, cancelando las reuniones foráneas, las “comidas y actos de fin de año” y la adquisición de nuevos vehículos y mobiliario (que la UNAM le entregue automóvil, chofer y gasolina a sus decenas de bien pagados directores no va con los tiempos, pero menos aún con una universidad pública y gratuita). Y deploró que la UNAM no haya logrado recuperar para su comunidad el auditorio “Justo Sierra” de la Facultad de Filosofía y Letras, expropiado hace diez años por un puñado de empresarios privados dedicados a la compraventa de religión e ideología. Un precio elevado para la lección no aprendida sobre la facilidad con que la UNAM suele sucumbir a las necesidades y estrategias del voluntarismo.
Criticar a la UNAM, sobre todo desde el interior de la UNAM, es un ejercicio de básica higiene intelectual. Es extraño celebrar por extraordinario algo que debería serle sustancial. La autocrítica, en una universidad pública, no es conducta optativa, sino definitoria: le suma lucidez a su proyecto, afina su responsabilidad, explica el patrocinio del Estado.
Gracias, Sr. Rector, por poner el ejemplo.

lunes, 30 de noviembre de 2009
Algo sobre José Revueltas
Los meses fatídicos de José Revueltas
29-Nov-2009
Roberto Escudero narra, enfático, la forma en que Pepe se ve afectado por las críticas de sus camaradas. Lo curioso es que todos ellos modificaron sus criterios.
Un año en la vida de José Revueltas, libro de Roberto Escudero, es un fascinante recuento de las críticas que sus camaradas le hicieron a Pepe luego de publicar su novela Los días terrenales y montar la obra El cuadrante de la soledad. Los censores no eran poca cosa en aquel tiempo, 1950: Enrique Ramírez y Ramírez, Vicente Lombardo Toledano, Antonio Rodríguez y Pablo Neruda. El mundo que Escudero pinta en su libro me es familiar. Lo padecí. La diferencia es que yo no tendí a la tragedia, el buen humor me puso a salvo. La primera vez que me expulsaron del Partido Comunista fue por maoísta, no lo fui, pero coloqué una cita suya en un artículo: “Que se abran cien flores que compitan cien escuelas ideológicas”, donde discrepaba con Jruschov, por decir que en materia de arte pensaba como Stalin. La izquierda era sectaria, dogmática, y de consignas torpes. En aquel escenario, Revueltas era un hombre acosado por sus demonios literarios, apasionado por las ideas de Marx, no era un militante común, teorizaba con brillantez, tenía ideas críticas y fue un prosista sin par.
Roberto Escudero narra, enfático, la forma en que Revueltas se ve afectado por las críticas de sus camaradas. Lo curioso es que todos ellos modificaron sus criterios. Ramírez y Ramírez, por ejemplo, amigo de López Mateos, pudo hacer un diario, El Día, progresista hasta que se topó con la enorme piedra llamada 1968; el político, que ya había sido diputado, mostró que el mejor tránsito era de la izquierda al PRI. Hoy lo es del PRI al PRD. Le exigen a Revueltas que retire las obras citadas y algo peor, que cambie su visión ética y estética. No es un autor optimista, es derrotista, está en la lógica de ver a los desamparados como seres bajos. Había que ver al trabajador con certeza triunfal, bajo la lógica del estalinismo y el recetario del realismo socialista. En Moscú vi una exposición llamada Cincuenta años de arte comunista. Era de mal calendario: obreros fuertes y guapos empuñando hoces y martillos. Predominaba Lenin arengando a las masas victoriosas.
Roberto señala la indefensión de Pepe, que no es otra cosa sino la forma natural de aceptar la militancia de aquella época dura donde millones miraban esperanzados a la Unión Soviética: detuvo a los fascistas en una costosa hazaña militar y sostenía un socialismo imperfecto. El libro da pistas sobre la enorme tragedia que vivió Revueltas, pistas que debemos seguir para tener una visión completa del hombre que jamás pudo desligar la lucha política del arte. Los comentarios si las novelas son desordenadas, si sus personajes no acaban de estar bien diseñados, son palabrería pedante de quienes insisten en verlo no como el gran escritor que fue sino como un pensador confuso. Fue un literato pleno de intensidad y belleza, es irrepetible. Un año en la vida de José Revueltas, me trajo muchas cosas a la memoria, combates siempre perdidos, discusiones infinitas para nada, cinismo, brutalidad, las esperanzas en una URSS que se iban diluyendo y una izquierda mexicana desastrosa (como la actual), sectaria, incapaz de crear un gran partido al servicio del proletariado. Allí, la figura inerme, romántica, generosa de Pepe, su ingenio y simpatía con los cercanos y la desdicha de quien navega a contracorriente, tratando de poner en práctica la ideología que desde niño hizo suya y a la que mucho le añadió. Roberto observa el amor de Pepe por sus hermanos Fermín y Silvestre. La muerte de ambos es una historia triste. Vale la pena leer los párrafos llenos de pasión que escribió sobre el alcohol del músico, lo equipara con el de Baudelaire y el de Poe, es atroz y creativo. A Silvestre lo consumía la bebida y el arte. José estaba peor: sufría, además de la literatura y el alcohol, la militancia.
Por otro lado, el 9 de abril de este año, Adolfo Sánchez Rebolledo publicó en La Jornada el texto que a continuación les presentamos, también sobre Revueltas. En el auditorio de Filosofía y Letras se veló el cuerpo de este ilustre personaje allá en los años setentas. El autor del texto dice: "evocación de José Revueltas: la honestidad". No dudamos de la buena voluntad de los estudiantes que organizaron el coloquio. No tenemos razones para no pensar que los okupantes del auditorio han conseguido una gran victoria al poderse colgar ahora del trabajo de algunos estudiantes. Esperemos que algún día sean honestos, reconozcan el daño que le hacen a la Universidad y le devuelvan el auditorio a la institución que tanto esfuerzo costó forjar.
Evocación de José Revueltas: la honestidad
Adolfo Sánchez Rebolledo
El 14 de abril de 1976 muere José Revueltas. Esa misma tarde, agobiados por el dolor, sus camaradas le rinden un último homenaje de cuerpo presente en el auditorio Che Guevara, ese espacio abierto, colectivo, consagrado por generaciones al debate y la crítica, el mismo lugar donde el escritor compartió, “como uno más”, en un clima de tolerancia y respeto mutuo, las esperanzas pero también los tropiezos del Movimiento Estudiantil de 1968.
De ese momento quedan varios registros. Uno de ellos es la reseña del acto luctuoso, grabada, transcrita y editada por Julio Pliego para su publicación en la revista Punto Crítico, en la cual queda constancia de las palabras dichas por Roberto Escudero, Juan de la Cabada y Eli de Gortari, así como los comentarios del maestro de ceremonias Luis González de Alba. Tomo de allí algunas citas.
“Agosto de 1968. –Escudero convoca en su intervención algunas imágenes persistentes– Este auditorio repleto de estudiantes que iniciaban un movimiento que nadie sabía hasta dónde nos iba a conducir. Primer intelectual que se presenta en este auditorio: José Revueltas con un traje gris, un gran portafolios. José Revueltas se queda en esta Facultad de Filosofía y Letras y de inmediato se incorpora al Comité de Lucha. Revueltas duerme con el mismo traje que llegó, en los escritorios de ésta facultad, boca arriba. Otras imágenes. Revueltas discute de igual a igual con los estudiantes que han iniciado este movimiento. José Revueltas sale de este auditorio para ser preso.”
Escudero subraya la independencia crítica y la militancia revolucionaria del escritor y llama la atención sobre el hecho extraordinario de que se le rinda homenaje en ese escenario “a un hombre que nunca pasó por la universidad ni como estudiante ni como profesor”, lo cual resulta, empero, un signo alentador de que nuestra universidad “puede recibir en su seno a los mejores hombres de México”. (Ver: Homenaje a José Revueltas, suplemento especial de Punto Crítico, año V. Núm. 53, mayo, 1976.)
Y es que, no obstante la sincera familiaridad con que lo tratan, Revueltas y los estudiantes saben que él, en cierto sentido más profundo, no pretende ser uno más, si bien se identifica y comparte con ellos las mismas carencias y alegrías. De la misma manera, nada habría sido más lejano a la personalidad de Revueltas que presentarse al movimiento a la manera de un santón de la izquierda, imbuido de un repentino protagonismo. Por el contrario, Revueltas decide incorporarse al Comité de Lucha de Filosofía y Letras en cumplimiento de lo que él considera su modesto deber de intelectual revolucionario, desprovisto de partido sí, pero cargado con el valioso arsenal de sus ideas y experiencias, acumuladas sin interrupción desde la adolescencia, como bien apunta Juan de la Cabada.
“Para Revueltas no había otra opción: el movimiento estudiantil era a ojos vistas un movimiento histórico al que una conciencia como la suya no podía sustraerse sin claudicar. Y a él dedica todos su esfuerzos. En el 68, una vez más, Revueltas –como escribe el editor del homenaje– combatió a los pesimistas, mantuvo viva la inteligencia en llamas de su actitud crítica.”
Allí, en asambleas multitudinarias o comités reducidos expresa sus opiniones con franqueza, debate, confronta (y es criticado) dando lo mejor de sí mismo y corriendo la suerte de sus camaradas sin pedir jamás un trato especial. No extraña, pues, que al recordar a Revueltas, la imagen imborrable del escritor aparezca en ese homenaje del 76 indisolublemente ligada a la del revolucionario, al ser radical considerado en su faceta más universal y humana: la que subraya la coherencia entre los principios y la acción, la capacidad de sostener por encima de las conveniencias pasajeras las convicciones propias, nacidas no sin desgarramientos interiores, luego de batallas imposibles de ganar conforme a la lógica convencional de “las ideas dominantes”, vinieran entonces del establishment capitalista o del adocenamiento sectario marxista-leninista,
“Me es difícil pensar en algún otro ser humano tan honesto como José Revueltas”, dijo el filósofo Eli de Gortari, encarcelado también por su adhesión desde la representación magisterial al movimiento. “Nunca fue un dogmático ni un ortodoxo”, pues en cierta forma lo que hace de Revueltas un hombre singular en nuestro medio es su fidelidad a esa “idea tan bella de Descartes”.
Frente al intento temprano de homenajear al escritor oponiéndolo al político revolucionario, se subraya la persistencia de una conducta moral, que nutre por igual vida y obra, literatura y acción, es decir, el total de la praxis revueltiana.
Arraigada en los valores que su trayectoria recoge y transmite, la actualidad de Revueltas, su irrefutable contribución al futuro, será esa disposición para eludir críticamente el adormecimiento producido por las seguridades de la falsa conciencia.
En su oración fúnebre en el Panteón Francés, Enrique González Rojo apunta con exactitud: “José Revueltas representa en México la honestidad, y cuando digo honestidad hago referencia a la rectitud política, la rectitud literaria, la rectitud humana”. Esa sencilla e inconfiscable lección dejada por Revueltas a la izquierda se sitúa en las antípodas del cálculo político y el filisteísmo que en nuestros días han crecido exponencialmente, pero tampoco es neutral ni se refugia en la opacidad de las conductas respetables, codificadas según los catecismos ideológicos en boga.
“A Revueltas –dirá en el entierro Martín Dosal, su compañero de celda en Lecumberri– lo caracteriza esencialmente la generosidad, esa generosidad sartriana que tiene como principio y fin la libertad”.
viernes, 13 de noviembre de 2009
Por donde le busquemos: estamos en buenas manos
¿Recuerdan la preocupación de don Octavio Paz en el comienzo de la década de los setentas respecto a que se conformara un sindicato con las características que se preveían en aquel entonces? ¡Qué equivocado estaba! ¡Demos gracias porque contamos con el STUNAM! Vamos pues, dedicado a los combativos chavales del CCH Azcapo, que allí "nací":
Algún combativo diario publicó la semana pasada una noticia titulada “Estudiantes confían en que la UNAM completa se sume al paro nacional” (se trata de un periódico tan sensible que puede, con el mismo encabezado, dar la noticia y predecir el futuro). En fin. La noticia narra la forma en que “los estudiantes” recorren desde la semana pasada la UNAM realizando “mítines para sensibilizar a la comunidad” sobre una serie de “acciones previstas”, es decir, sumarse al llamado paro cívico nacional que deberá estallar mañana en protesta contra lo que consideran un agravio al Sindicato Mexicano de Electricistas (SME).
No deja de ser interesante que haya estudiantes previamente sensibilizados que deben sensibilizar a los estudiantes que son tan insensibles que es menester sensibilizarlos. Tampoco deja de ser interesante –a pesar de la frecuencia con que sucede— que unos cuantos ideólogos de la UNAM, así como los líderes de su sindicato, se hallen a tal grado sensibilizados como para presumir que las acciones que prevén, por el mero hecho de ser ellos quienes las prevén, ya contienen la voluntad de los demás, sensiblizados o no.
Para justificar ese voluntarismo, las “acciones previstas” transitan por un proceso democrático que consiste en improvisar una asamblea y realizar una votación sobre si se toman o no las acciones previstas. Media hora después, las acciones previstas ya se graduaron (con honoris causa) a “voluntad popular mayoritariamente expresada de manera democrática”.
Hay ocasiones, sin embargo, en que las acciones previstas se convierten en voluntad popular sin votación previa en una asamblea o, para el caso, sin haber sido antes acciones previstas. Por ejemplo, la semana pasada un grupo de activistas sensibilizados cerró el Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) Azcapotzalco en una pequeña asamblea llevada a cabo a altas horas de la noche previa a la acción prevista.
Hoy en la tarde —pero más seguramente durante la noche— los estudiantes sensibilizados llevarán a cabo asambleas para organizar las votaciones que decidirán cuáles dependencias de la UNAM se habrán de sumar al “paro cívico nacional” cerrándose a sí mismas.
El tiempo en que esas dependencias permanecerán cerradas dependerá, claro está, de qué tan sensibilizada resulte la “megamarcha” que se llevará a cabo mañana, convocada por el SME y/o el Movimiento en Defensa de la Economía Popular, el Petróleo y la Soberanía, un movimiento propiedad del Lic. López Obrador.
Otras acciones previstas para mañana en el ámbito de la educación superior incluyen “paros activos y paros totales” en las instituciones cuyos sindicatos están afiliados, tal el de la UNAM, a la Coordinadora Nacional de Sindicatos Universitarios y Educación Superior (CENSUES), como la UAM, el IPN, la Universidad Autónoma de la Ciudad de México y la Universidad Pedagógica Nacional. Una “acción prevista” especialmente sensibilizada es la que llevará a cabo la Universidad Autónoma de Chapingo, que realizará “una apertura de casetas” en las autopistas.
En todo caso, y dure lo que haya de durar (la última vez duró 10 meses), es una pena que cierre la UNAM, o parte de ella, pues como es sabido, el futuro de México es impensable sin la máxima casa de estudios.
Por otro lado, dentro de esa pena hay una alegría: el cierre habrá sido decidido democráticamente.
Como siempre.
lunes, 9 de noviembre de 2009
El caso de las butacas robadas
Allá va pues el boletín de hace más de 9 años, emitido por la DGCS:
Boletin: UNAM-2000/509
Lugar: Ciudad Universitaria
Fecha: Martes, 29 de Agosto de 2000
SE REHABILITA EL AUDITORIO “JUSTO SIERRA” DE CIUDAD UNIVERSITARIA
La UNAM informa que han dado inicio los trabajos de rehabilitación del auditorio “Justo Sierra”, ubicado en Ciudad Universitaria, que tienen por objeto devolverle las condiciones necesarias para ser utilizado de manera óptima por los universitarios en actividades académicas y culturales.
Los trabajos de rehabilitación, coordinados por la Dirección General de Obras y Conservación, comprenden la limpieza a fondo en pisos y muros; la restauración de parte del plafón que se encuentra dañada, así como la pintura del inmueble.
Estas tareas implican también, entre otras cosas, el acondicionamiento de las instalaciones especiales con las que cuenta el auditorio para las actividades teatrales, como son la iluminación, las tramoyas, el sonido y el muro acústico.
Será rehabilitada, o en su caso sustituida, la mayoría de las butacas que se encuentran en condiciones inapropiadas, además de que se repondrán pisos y alfombras.
La rehabilitación del auditorio “Justo Sierra” forma parte de un programa integral de mantenimiento y rehabilitación de espacios e inmuebles en Ciudad Universitaria.
Por otra parte, la Coordinación de Difusión Cultural y la Facultad de Filosofía y Letras, corresponsables de las actividades académicas y culturales que se desarrollan en el auditorio, están en la disposición de atender las sugerencias y los planteamientos que cualquier miembro de la comunidad quiera hacer para enriquecer sus funciones universitarias.
En caso de que se requiera el uso del auditorio antes de que concluya su remodelación, la Secretaría de la Rectoría atenderá dichas necesidades, poniendo a disposición de los interesados otros espacios de Ciudad Universitaria, tales como el auditorio “Alfonso Caso”.
Bueno, espero que en el trueque de libros de hace algunos días los estudiantes hayan donado a los ingenuos asambleístas todo el material necesario para el reacondicionamiento del auditorio, después de todo, según ellos el auditorio ya es de todos. Si los estudiantes somos la parte más importante de la UNAM tiene que ser en parte por nuestra omnipotencia, qué Dirección General de Obras y Conservación ni que 8/4: no los necesitamos.