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lunes, 8 de octubre de 2012

La Razón


Las autoridades universitarias, para no formar parte de la excepción entre las autoridades en general, creen tener razones para no hacer valer los estatutos universitarios y solicitar el desalojo de los delincuentes que mantienen desde hace años fuera de servicio el auditorio Justo Sierra de Filosofía y Letras. Los okupantes creen tener no la "Razón" sino la "Verdad" y por ello no admiten que entre ni siquiera a discusión su permanencia en el inmueble universitario. A veces las autoridades han sido tan generosas que se han prestado a negociar con delincuentes y los delincuentes han rechazado tan generosas ofertas. Algunos estudiantes, profesores y egresados creemos tener razones de peso para exigir que después de 12 años el rector ya no siga "analizando" la situación y actúe.

Hoy el diario La Razón dedica un espacio al trabajo valiente de una reportera y un fotógrafo denunciando la situación. 

No se pierda la edición de hoy.

jueves, 4 de agosto de 2011

Érase una vez... concierto en el auditorio Justo Sierra

El pasado 6 de julio el tenor mexicano Francisco Araiza fue reconocido con la Medalla de Oro de Bellas Artes que es el máximo galardón que otorga el Instituto Nacional de Bellas Artes. Es difícil para las personas que no estamos inmersos en el ámbito de la música poder apreciar como es debido el mérito y gran trayectoria de artistas como Francisco Araiza.

Francisco Araiza ha participado en conciertos por todo el mundo y es considerado uno de los mejores tenores mozartianos.  En una columna de la revista Proceso, el crítico Mauricio Rábago Palafox escribió:

Lo realizado por Araiza durante los 40 años que lleva ya su carrera es un prodigio en muchos sentidos. Por principio de cuentas tuvo la pericia de saber conjuntar a un grupo de gente que creyó en él y lo apoyó: los maestros Luis Berber, Erika Kubascek e Irma González, el periodista Ricardo Rondón y Carlos Díaz Dupond, hombre muy vinculado a la ópera, y entonces trabajó muy pero muy duro y sin hacer caso de los que opinaban que era imposible lo que trataba de hacer.
 Este importante artista mexicano debutó ni más ni menos que en el Auditorio Justo Sierra de la Facultad de Filosofía y Letras, el 2 de octubre de 1970 interpretando el papel de prisionero en la Ópera Fidelio. Curioso que entre la comunidad universitaria estas cosas se tiendan a olvidar. Hoy luce muy difícil que el auditorio se presenten artistas de esta talla, consagrados; vaya, luce casi imposible que se presenten incluso aquellos que comienzan su carrera. Apenas hace unos meses el célebre Joan Manuel Serrat se presentó en la Facultad de Química en el marco del 95 aniversario de esta institución. Serrat no olvidó su presentación 40 años atrás en CU, también en el Justo Sierra.

Por supuesto, en aquel entonces, cuando Serrat se presentaba en el Justo Sierra y Araiza debutaba en el mismo recinto, no existía la sala Nezahualcóyotl y la sede para la filarmónica de la UNAM era el Justo Sierra. Hoy la sala Neza es el escenario ideal para presentaciones de este calibre, pero esto no inhabilitaba en principio al auditorio de la FFyL para acercar a los universitarios que estudian alrededor del "paseo de las facultades" a importantes eventos artísticos.

Dirán los ocupantes y sus defensores que ahora el escenario es más que un "simple entretenimiento", que ahora ahí se gestan importantes movimientos sociales. Sinceramente soy muy miope y lo único que veo es a un grupo de vagos que han tomado por vivienda y changarro al auditorio (por no mencionar las drogas y el hotel de paso) y un grupo de estudiantes que piensan que con leer los mismos panfletos por medio de los micrófonos de radio-okupación y con pasar el tiempo haciendo mantas y carteles van a cambiar la realidad.

La próxima vez pondré algo acerca de lo que ganamos con el "Che" cuando perdimos al Justo Sierra. A continuación tenemos a Francisco Araiza interpretando Recontida armonia de Puccini:



Y también la famosa y bella Nessun dorma, también de Puccini:



Reportajes que hablan de la medalla otorgada a Araiza:
Recibe el tenor Francisco Araiza la Medalla de Oro de Bellas Artes


miércoles, 1 de diciembre de 2010

Sobre la base estudiantil que apoya a la okupa


En esta entrega el Dr. Ambrosio Velasco manifiesta su punto de vista respecto a la base estudiantil que apoya a la "okupa".
Al final del video recibe respuesta por parte de Chalito.

martes, 28 de septiembre de 2010

Una UNAM libre

En estos días de centenario universitario se ha producido en la prensa una avalancha de artículos sobre la UNAM. Como sabemos, Sheridan ha criticado muchos aspectos de nuestra (de su propia) casa de estudios, sin necesidad de esperar festividades. Nosotros hemos sido mucho más modestos, por ahora, en nuestras aspiraciones, que el Dr. Sheridan en esta columna. Como saben, este sitio está dedicado al tema de la necesidad de un Auditorio Justo Sierra libre. Reproducimos un artículo en el que Guillermo Sheridan expone aquello que según él constituye un pesado lastre para la UNAM.

Una UNAM libre

Cuando acompaña a comer a funcionarios a “La Cava”, la UNAM es una dama pomadosa. Cuando milita junto a los activistas justicieros se convierte en una Madre Coraje con boina. Es la Amante Curvilinea del acadestrativo mediocre y perpetuo que mete a la nómina a toda su familia. Es una Compañera Rojinegra que apoya las “luchas sociales” de su sindicato. Es la Musa de la Diamantina que los cursis convierten en “la conciencia y el corazón de México”. Es la Edecán mañosa que conoce las puertas para ingresar al Poder. Es la Tarta de Limón que tararea desafinadamente Carmina Burana… 

La UNAM es una multitud de personajes cuyos usuarios le ponen el traje que más les conviene. Pero entre ese baile de disfraces está la verdadera: una sabia cubierta de tiza y tinta, aromada de laboratorio, modesta y callada, que practica su vocación sin utilitarismos interesados. 

La UNAM necesitaría liberarse de sus usuarios no académicos, “despolitizarse” y “academizarse”, como propuso famosamente el rector José Sarukhán en 1988. No, dicen los usuarios, al contrario: hay que politizarla más. (Apenas ayer, Víctor Flores Olea, ideólogo obradorista, festejó el centenario de la UNAM diciendo que “el rechazo del orden existente… es hoy la función más respetable de la Universidad, la única posible”.) La UNAM debería lograr que incumplir sus objetivos generales suponga el éxito de proyectos privados. Estos usos y proyectos políticos parece superior a la voluntad de la UNAM por ser ella misma sujeto de su propia inteligencia. Cautiva de sus usuarios políticos, la UNAM es a tal grado autónoma que le está vedado reformar temas externamente urgentes y postergados.

La autonomía no es sólo la autoridad que posee la UNAM para darse sus propios reglamentos, sino la obligación que tiene de evaluar su realidad, optimizar sus recursos y sus responsabilidades. Pero a la vez carece de reglamentos contra el voluntarismo de sus usuarios. Es decir: tiene la autonomía para modificarse, mas no la suficiencia política para instrumentar sus modificaciones. Su libertad está comprometida. Y si a pesar de esta servidumbre puede producir inteligencia, investigación, graduados, ya se puede pensar en lo que podría hacer con el usufructo cabal de su libertad.

La eficiencia de la UNAM debería considerarse prioridad nacional. Los trabajadores, alumnos y funcionarios no pueden contravenir las obligaciones que le patrocina el pueblo. Los académicos tenemos que hacer valer nuestra superioridad moral y nuestra dignidad sobre cualquier otra instancia universitaria y sobre cualquier poder que no sea el del saber meritorio.

Pero no hay manera de optimizar el desinterés individual -y, por tanto, la función social de la UNAM- si no es colocando a la academia sobre cualquier otro poder, en especial el poder que sustituye la responsabilidad y la racionalidad académicas por los usos políticos. Esto es, desde luego, impensable. En aquel mismo discurso de 1988 dijo el rector Sarukhán que era esencial “una universidad donde el académico sea el personaje central”. Es triste que en la universidad que hoy festejamos, esto, tan obvio, no sea del todo así.

Guillermo Sheridan



Hemos cambiado la modalidad de los comentarios a "moderación necesaria", debido a que algún chistosito colocó códigos XSS aparentemente maliciosos en los comentarios del Coliseo y en lo que averiguamos que tan inseguro puede ser blogger bajo el ataque de esos códigos, mejor impedimos que aparezcan en sus computadoras.

sábado, 25 de septiembre de 2010

¿Qué sucedió en la UNAM en 1999?

Entrevista con el Dr. Ambrosio Velasco Gómez, ex director de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, para www.cheguevara-justosierra.blogspot.com
En esta entrega menciona las que a su juicio fueron las causas del conflicto que diera origen a la huelga del ´99, presunta causa eficiente de la ocupación -todavía vigente- del Auditorio Justo Sierra y otros espacios Universitarios.
Permanezca sintonizado para próximas entregas.

lunes, 13 de septiembre de 2010

Justo Sierra, figura clave del centenario de la UNAM: Milenio

En el contexto de las celebraciones por el aniversario de la Universidad Nacional el recuerdo de su fundador se hace presente. Este lunes, el notable intelectual mexicano, conocido como Maestro de América, cumple 98 años de fallecido.


México.- Justo Sierra Méndez, a quien se recuerda este lunes en el 98 aniversario de su muerte, pugnó por contar con una verdadera ciencia nacional y mexicanizar los beneficios del saber universal.
José Narro, el actual rector de la casa de estudios, recordó que con ese propósito la institución que encabeza diseñó fórmulas para romper “las torres de marfil” sin desnaturalizar los proyectos académicos.
Justo Sierra Méndez es conocido como Maestro de América por el título que le otorgaron varias universidades del continente.
Fue hijo de Justo Sierra O’Reilly, eminente novelista e historiador, y de doña Concepción Méndez Hechaza Reta, hija de Santiago Méndez Ibarra, quien jugó un papel importante en la política yucateca del siglo XIX.
A la muerte de su padre, acaecida en 1861, siendo casi un niño, Sierra Méndez se trasladó a la ciudad de México donde, después de sus brillantes estudios, se relacionó con los mejores poetas y literatos de ese tiempo, entre ellos, Ignacio Manuel Altamirano, Manuel Acuña, Guillermo Prieto, Luis G.Urbina, poetas de la Revista Azul y de la Revista Moderna.
A partir de 1868 publicó sus primeros ensayos literarios; en el Monitor Republicano inició sus “Conversaciones del domingo”, artículos de actualidad y cuentos que después serian recogidos en el libro Cuentos románticos.
En 1871 se recibió de abogado. Fue varias veces diputado al Congreso de la Unión, lanzó un proyecto que sería aprobado en 1881 y que daba a la educación primaria el carácter de obligatoria.
En ese mismo año fue aprobado su proyecto para fundar la Universidad Nacional de México. Tardaría sin embargo 30 años para verlo convertido en realidad.
Desde 1892, expuso su teoría política sobre la “dictadura ilustrada”, pugnando por un Estado que habría de progresar por medio de una sistematización científica de la administración publica.
Presidió la Academia Mexicana, correspondiente de la española.Influyó también en los escritores Luis González Obregón y Jesús Urueta.
“Es la educación”, decía, “la que genera mejores condiciones de justicia, educar evita la necesidad de castigar”.
Justo Sierra fue también Ministro de la Suprema Corte de Justicia en 1894, de la que llegó a ser presidente.
Ocupó posteriormente importantes cargos en el gabinete porfirista como subsecretario de Justicia e Instrucción Pública y ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, entre los años 1901 y 1911.
Contando con la cartera de este ministerio puso en práctica hacia 1905 su anhelado proyecto: dar a la educación primaria el carácter de nacional, integral, laica y gratuita.
En lo político, supo ser amigo de Porfirio Díaz sin ser su adulador y Díaz lo respetó siempre como a un hombre superior.
Poesías, cuentos, novela, narraciones, discursos, doctrinas políticas y educativas, viajes, ensayos críticos, artículos periodísticos, epístolas, libros históricos y biográficos, forman el valioso legado que dejó Justo Sierra a las siguientes generaciones.
Justo Sierra Méndez falleció en Madrid, España, a la edad de 64 años, el 13 de septiembre de 1912.
Redacción 
Milenio.com  Lunes, 13 de Septiembre de 2010 http://www.milenio.com/node/528773

martes, 3 de agosto de 2010

Que no le digan, que no le cuenten... pásele, puro producto de calidad, ¡garantizado!

Como decía la semana pasada, no me detendré a intentar convencer a los potenciales nuevos lectores de que ésta es la mejor causa ni mucho menos. En primer lugar porque, si esperar "acción directa" o algún tipo de apoyo de la gran masa de estudiantes y profesores, "veteranos" y "enterados" del asunto, se ha vuelto una esperanza más bien cándida, entonces esperarlo de los nuevos alumnos no sólo es más cándido sino además abusivo. Segundo, porque la UNAM tiene problemas mucho más importantes que, tristemente, el del auditorio okupado y olvidado; al que alguien pensó sería buena idea dar el nombre del fundador de esta institución.

Ciertamente, seguimos sosteniendo que aunque los problemas más urgentes están en otra parte, dice mucho de nosotros -cuando menos de la comunidad de humanidades- el estado de la cuestión y su eventual desenlace.

Y para que no le digan y no le cuenten, compartimos con ustedes una entrevista que apareció en el  pasado mes de julio en la revista Letras Libres con el maestro Guillermo Sheridan. En esta entrevista Sheridan toca de nuevo muchos de los graves problemas que vive nuestra institución. La lectura requiere dedicarle cuando menos unos 40 minutos. En estos días de comienzo de ciclo escolar, de estudiantes no admitidos, de luchas presupuestales; no es baladí dedicarle reflexión y autocrítica a nuestra casa y a nosotros mismos como universitarios. Lea si guste y reflexione.


"Si uno se asoma a la oficina de desarrollo tecnológico de la Universidad de Harvard se encuentra con una enorme tienda de patentes e inventos. No nos podemos resignar a ser un país consumidor de patentes foráneas. Tampoco a que las universidades privadas se limiten a educar administradores locales de esas patentes, ni a que las públicas produzcan sólo mexicanos conscientes que lo denuncien a perpetuidad."


A diferencia de otros "críticos", usted puede consutar en la red las credenciales del profesor Sheridan pues sano es saber a quién escuchamos decir qué.

lunes, 26 de julio de 2010

No hay mal que dure cien años

Eso espero, porque cuando menos yo no tengo la intención de hacerme viejo con este blog. Hace ya más de un año un servidor y amigos comenzamos este proyecto con la finalidad de contribuir a la recuperación del inmueble público que desde hace 10 años está en poder de particulares.

Comienza un nuevo año escolar y planeamos seguir con el proyecto, esperando reanimar el interés por la cuestión. Quizás por estos días recibamos la visita de nuevos estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras y de la UNAM en general. No me detendré en los pormenores del conflicto que nos ocupa. El lector curioso podrá encontrar mucha información y puntos de vista en el archivo histórico de este blog y en los enlaces a los sitios donde se promueve la okupación del auditorio.

Baste hacer un breve balance de la cuestión hasta el momento. ¿Hemos conseguido algo positivo con este proyecto? A nivel personal, a pesar de la frustración al constatar la enorme dificultad para resolver el problema, para el diálogo real y para que la racionalidad se haga presente, puedo decir que sí. Los que participamos en el proyecto ahora conocemos un poco más a nuestra Universidad. En el nivel pragmático creo que hemos conseguido que al menos un reducido número de personas se haga partícipe activo de la discusión, de nuestras charlas electrónicas. Al menos hemos conseguido dejar constancia por escrito de que esto es un problema importante. Esa quizás sería mi tesis. Es importante, muy importante recuperar para la Universidad su Auditorio, y más importante es el saber porqué es importante.

Hablando de tesis, de las discusiones surgidas en este sitio se apoyó una tesina de un estudiante de historia. No sabemos en qué terminó el asunto de su examen profesional. Pero la tesina que nos compartió  hizo explícita una de las características del sitio: el conflicto. Por supuesto que esperábamos molestar a más de uno con lo que escribíamos. Pero esperábamos que la obvia oposición viniera de manera más importante de los habitantes del auditorio. Curiosamente la más radical oposición a todo lo que aquí se expone no proviene de un okupante; sino de algún estudiante que se autodenomina activista.

El trabajo editorial ha constado de varias fases: a) investigación sobre la historia de la Universidad y sus conflictos, b) crítica al discurso okupa; c) investigación de lo que se dice sobre el tema en los medios.

A cuatro meses de comenzar el trabajo tuvo lugar una encendida asamblea que tenía como finalidad cambiar la situación del auditorio. Aunque podríamos decir que fue una "coincidencia" que ocurriera dicha asamblea, pues no fue organizada por autores ni por lectores de este sitio, la cubrimos en la medida de lo posible. Fue una flama que se encendió por algunas semanas y luego decayó.

Así las cosas, con altibajos, esperamos que este trabajo sea productivo en el año escolar que comienza. Ya ha tenido sus frutos con los férreos defensores de la causa del auditorio Justo Sierra que logramos contactar por medio de FaceBook.

El auditorio sigue ocupado, cumple este 4 de septiembre 10 años en esta situación. Ciertamente apenas hemos tocado el tema de la responsabilidad de las autoridades universitarias al respecto, pero si no lo hemos hecho mucho no es por complicidad o por ser su "voz no oficial". Sino por lo lejanos que somos a éstas en nuestra condición de estudiantes o recién egresados de la Universidad. Y porque intentamos explorar el problema desde la dimensión de la comunidad universitaria que alguna responsabilidad tiene también de lo que ocurre en su casa. Mientras tanto, le dedicamos una canción a nuestros incómodos vecinos del Auditorio Che Guevara:

martes, 16 de marzo de 2010

RE: Veamos qué tienes que decir

...disculpe, señor disidente y punketo-mal-pedo, ¿sería tan amable de devolvernos el espacio que por derecho le pertenece al estudiantado, no sin antes limpiarlo y dejarlo presentable y decente, como hace algunos años?...
-Amigo de Facebook-

La primera convocatoria para alzar la voz en contra de la okupación del auditorio Justo Sierra concluyó con cifras favorables. Realmente fue emocionante ver que respondieran nuestros contactos del blog y de facebook. Pues de hacer click en el botón de "cofirmar solicitud de amistad" y responder activamente a la convocatoria que lanzamos hay una gran diferencia.

Los detractores de este ejercicio intentarán minimizarlo comparando la cantidad de participantes con la asistencia que se vió hace meses en las asambleas "para decidir el futuro del Che". Sin embargo, como dijimos anteriormente, éste sólo es el primer paso. Todo se cocinó en unos cuantos días. Sólo hizo falta una computadora y un par de personas para que esto creciera como la espuma:

26 personas confirmaron su "asistencia" al evento virtual. De ellos cuando menos 16 decidieron escribir su punto de vista en nuestro "muro". Un número similar mostró su acuerdo con los que dijeron algo levantando simbólicamente el pulgar virtual. Además hubo voces de aprobación a este experimento por parte de algunos lectores del blog. De este modo logramos conectarnos por primera vez con personas que no conocemos en persona, contactamos también con estimados profesores que tenemos tiempo de no ver o que no tuvimos el gusto de conocer en las aulas.

Contra el modo asambleístico de pensar hemos de decir que no vamos a proclamar este ejercicio como la opinión de la mayor parte de la facultad. Contra su inmediatismo diremos que esto no va a parar en una carta mal redactada para la dirección. Lo que nos importa fue lo que se dijo y no cuántos lo dijeron, si bien, en el futuro ya habrá oportunidad para prestar atención a ello.

Los comentarios vertidos nos permitieron conocer más o menos las siguientes inquietudes respecto al problema del auditorio Justo Sierra:

a) Los okupantes no se saldrán porque se los pidamos, así seamos diez mil personas... ¿A quién dirigir la protesta entonces?

b) Hay una legislación universitaria que debe respetarse, sin excepciones. Los okupantes no tienen ni tendrán ninguna justificación que los exente de dicha legislación.

c) Quien debe hacer efectiva esa legislación son las autoridades universitarias.

d) No es posible dialogar ni negociar con un interlocutor que carece de legitimidad. ¿Cómo habría de tenerla el que llega y toma por la fuerza un espacio público?

e) Entonces ¿cómo es que se mantienen estos grupos asentados en el auditorio? ¿Alguien los mantiene económicamente?

f) No nos engañemos, durante 10 años el auditorio ha sido negocio para sus distintos ocupantes.

En esta y las próximas entradas podrán aparecer citadas al comienzo alguna de las participaciones de esta primera convocatoria. Estén atentos a lo que sigue. El que persevera alcanza.


Por supuesto que se siguen recibiendo sugerencias, no estamos arengando a la multitud, sólo estamos a la espectativa de quiénes están tan ansiosos como nosotros de tener al Justo Sierra y otros espacios de la Universidad de vuelta. Podemos esperar en silencio a que suceda algo, podemos imaginar que hacemos algo diciendo "autonomía", "autogestión" y "no-autoridades" en las asambleas. O podemos pensar en medidas creativas y efectivas para solucionar esto.

viernes, 12 de marzo de 2010

Veamos qué tienes que decir


Para el día de hoy y de mañana hemos convocado a un recital de voces de protesta. Protesta acerca de la situación actual del auditorio Justo Sierra de la Universidad Nacional.

Podrán observar las singulares características de esta nueva forma de protestar en el recuadro que aparece a su derecha de Facebook y Twitter. En pocas palabras: se trata de que los usuarios de estos medios dejen un mensaje de protesta, propuesta u opinión sobre el asunto. De manera breve. También, que los usuarios de estas redes sociales inviten a participar y conectarse a sus amigos que podrían estar interesados. La vigencia de este experiemento es a partir de ahora y hasta mañana por la tarde.

¿Cuál es la intención de esto? Como los añejos y no tan añejos lectores de este sitio saben, aquí siempre se han permitido todo tipo de comentarios y se han iniciado, finalizado y dejado pendientes varios debates. Cuando uno escribe un blog y espera una réplica, espera que ésta sea sobre el contenido de lo expuesto. Eso no siempre ha sucedido, sin embargo la política de permitir todo tipo de comentarios en este blog seguirá vigente.

En cambio, la convocatoria que lanzamos para Facebook y Twitter tiene otro objetivo: vincular a los miembros de la comunidad universitaria a quienes interesa la restitución del Justo Sierra. Por ello pedimos a los lectores que decidan participar lo hagan de la manera más concisa y prudente que puedan. Pueden desatar sus pasiones aquí en el blog.

La razón es que queremos mostrar que podemos confiar en nuestros compañeros universitarios, dejar nuestro mensaje y esperar a que los otros lo vean y piensen sobre ello.

Hace tiempo, en el 2008, las autoridades de la facultad emitieron una carta que harían llegar a los okupantes del auditorio. La distribuyeron por internet para que todos aquellos miembros de la comunidad que estuvieran de acuerdo con su contenido la suscribieran. Muchos respondieron a la convocatoria y nada pasó.

La explicación de ello, por parte de la Okupa y la pro-okupa fue más o menos como sigue: hacer ese uso de las bases de datos de la facultad, así como solicitar por vía electrónica a los estudiantes y profesores que se sumaran a la iniciativa era inaceptable, pues ese tipo de accionar "obstaculiza que se genere un diálogo abierto en torno a éste tipo de procesos".

Nosotros no pretendemos limitar el diálogo ni la discusión. Por ello abrimos el blog, que si bien no ha llegado a la cantidad de personas que nos gustaría, tiene la misión de presentar todo lo que hemos podido recabar en torno al problema. Así, la convocatoria es sólo un primer ejercicio. Sólo para que entre todos nos escuchemos por primera vez. Ya habrá más ocasiones de volverlo a hacer.

Quizás respondan muy pocos, pero lo importante habrá sido dar el primer paso. Algunas personas a las que no les agradamos nos han llamado cobardes por "escondernos" detrás de una computadora. También, para que no se tome en cuenta lo que decimos, nos han llamado porros o perros, pagados por la rectoría. Probablemante de igual manera serán cosiderados ustedes si participan en la convocatoria. Pero cuando menos habrán sido escuchados una vez por varias personas y respetuosamente acerca de este asunto.


lunes, 8 de marzo de 2010

¿Y dónde quedó el entusiasmo?

El día 24 de septiembre del año pasado tuvo lugar una asamblea de la que ya hablamos en su momento. De ella emanaron asambleas por colegios que se propusieron la tarea de cambiar la situación del auditorio de la facultad. La pregunta es: al día de hoy ¿dónde quedó ese entusiasmo? ¿qué se logró con todo ello?



"Cambiar la situación del auditorio" implica aceptar que allí había un problema. Después el entusiasmo fue conducido por estudiantes con gran conciencia social aunque poca información y mucha ingenuidad. El problema pasó de ser el de la okupación del auditorio al problema de "las autoridades". Así de ambiguo. Los okupantes, a través de sus defensores supieron cambiar la inquietud de los que siguieron inquietos y así, en pocos días, la "gran mayoría" de los estudiantes estaba de acuerdo en que las autoridades no debían "manejar" el auditorio, no debían "imponer" decisiones que afectaban la vida de los estudiantes de la facultad, etcétera, etcétera.

Muchos repetían: el problema real no es el auditorio Che Guevara, el problema real es el de "las antidemocráticas formas de representación estudiantil en la toma de decisiones que son trascendentales para la...". No estoy seguro si muchos de los inicialmente preocupados por el tema del auditorio Justo Sierra fueron tan fácilmente convencidos o simplemente se cansaron de oír la misa asambleística.

Quizás tienen razón: el problema real no es el auditorio Che Guevara por sí sólo, el problema real es que, al parecer, gran parte de la comunidad universitaria no ve un problema allí. Tan es así que, o fácilmente se les convence de niñerías con argumentos tan falaces que harían reír a los mismísimos Eutidemo y Dionisodoro o bien, fácilmente dan la espalda a un problema que no merece tanta atención como para descuidar otras actividades. Podemos darles en esto parcialmente la razón, pues como una vez bien dijera el Dr. Ignacio Chávez: "hay tiempos para luchar y tiempos para estudiar". Los tiempos demandan que los jóvenes humanistas se preparen y no que intenten a toda costa vencer a los rudos de las arenas de la asamblea; que como bien sabemos, cuando se ven en desventaja saben salir avantes e imponer sus condiciones utilizando la técnica de los sillazos y botellazos (en sentido figurado).


A más de cinco meses de aquella asamblea los únicos que no perdieron nada fueron los okupantes. Ese día un estudiante de geografía "ofreció" la "prueba contundente" de que el Che sirve para actividades académicas (escuchar el segundo audio). Cinco meses después los "compañeros del Che" son recordados por permitir a los estudiantes de Letras Hispánicas realizar su coloquio.

¿Ha cambiado en algo la situación del auditorio de Filosofía y Letras?

Creo que la pregunta importante es: ¿En algún momento se tuvo conciencia de lo que se estaba discutiendo? Me parece que no. O al menos no se permitió que tuviera voz en los foros. El día 24 las pasiones estaban demasiado exacerbadas. Cuando hubo tiempo de poner las cosas en calma la inteligencia asambleística hizo su aparición: partir en todas las asambleas del hecho de que "todos estamos en contra de que las autoridades...". Me tocó ser testigo de que en las asambleas por colegios nunca se tratara el tema del tipo de afrenta que diversos grupos habían causado a la Universidad. Nunca pasó por la mesa de discusión el tema de si el uso de los espacios para ciertas actividades violaba la autonomía o no lo hacía. Nunca se debatió acerca de si la institución debe asignar espacios para cierto tipo de actividades o si no hacerlo significa necesariamente aplicar una política represiva. No, la urgencia inmediata era "organizarnos" para administrar el uso del Che.

Los futuros humanistas dieron en esos días el peor ejemplo de autocrítica y análisis de situaciones complejas. Se asumieron dueños y no beneficiarios de las instalaciones de la Universidad. Había que "organizarnos", saber cómo íbamos a "utilizar nuestro espacio". Inconcientes de asemejarse más a aves de rapiña que a educandos en el cultivo de las humanidades, la preocupación primordial fue repartirse el botín arrebatado heróicamente a la autoridad.

Por supuesto que la okupa no iba a ceder su territorio. Pero es fácil engañar a los niños dejándolos jugar en su guardería revolucionaria una vez por semana, dejándolos "discutir" los problemas nacionales. Y dejándolos expresar sus inquietudes no entre los muros universitarios como lo hace la "academicista" y represora institución. Sino en sus mismos muros, literalmente.


Más allá de todo ello sabemos que gran parte de la comunidad quiere la restitución del auditorio. Que a pesar de nuestro pesimismo quizás sea cierto lo que nos dijo un próximo invitado del blog con el que tuvimos la oportunidad de conversar: la comunidad es inteligente, la mayoría de los universitarios sabe de sus compromisos reales y debe sentir una seria responsabilidad en este asunto. Lo único que hace falta es pensar cómo podemos lograr una amplia participación, responsable, desinteresada y por supuesto, conciliadora. Conciliación y entendimiento con aquellos que piensan erróneamente que los que queremos de vuelta el Justo Sierra somos movidos por algún obscuro interés, extraño a los fines de la Universidad Nacional; con aquellos que obviamente no son los okupantes. Pensamos que utilizando de manera creativa las nuevas tecnologias de la información podremos vincularnos, formar una verdadera comunidad y solucionar este problema. Reactivemos ese entusiasmo.

domingo, 7 de marzo de 2010

Twitter y Facebook

Hemos abierto más canales de comunicación, a su derecha pueden ver que activamos ya la opción de seguir este blog en facebook... parece que no tenemos muchos seguidores todavía, pero sí muchos amigos... Ciertamente existe una diferencia.
En cuanto al twitter, pueden seguirnos en http://twitter.com/guevaraosierra
La idea más bien es establecer vínculos a este sitio a través de esas redes sociales, pero no está de más invitarlos a seguir el proceso inverso.

martes, 2 de marzo de 2010

Don Justo en Gaceta UNAM 2010

Con motivo de los festejos por los 100 años de la Universidad Nacional, Gaceta UNAM publica cada lunes un breve recorrido por las etapas de la historia de nuestra Institución. En esta ocasión, la cuarta entrega le corresponde a nuestro personaje: don Justo Sierra.

Ya con anterioridad nos habíamos impuesto la tarea de hablar algo acerca del fundador de la Universidad Nacional, por obvias razones. Ya lo habíamos descuidado un poco. Podemos tomar ahora este texto de María de Lourdes Alvarado como punto de partida para seguir hablando de don Justo. Lo reproducimos a continuación:

Justo Sierra, en la vanguardia de una idea con mucho futuro

Presentó ante la Cámara de Diputados, en los inicios de 1881, un proyecto de creación.

El hecho de que la Universidad Nacional de México haya sido inaugurada en medio de las festividades conmemorativas del primer centenario de la independencia nacional ha propiciado que este acto haya sido visto como un proyecto improvisado, producto exclusivo de la coyuntura política y, quizás, del interés oficial por lograr la aprobación de sus compatriotas, así como de la comunidad internacional, tan cara, como sabemos, para el gobierno de Porfirio Díaz.


Escuela de niñas. Foto: IISUE/AHUNAM/Fondo Ezequiel A. Chávez, doc. 306.

Sin embargo, contra lo que una mirada superficial pudiera percibir, el proyecto universitario de Justo Sierra no fue un planteamiento coyuntural; para 1910 contaba con un largo historial, que se remonta a la década de los 70 del siglo XIX. Durante el gobierno de Sebastián Lerdo de Tejada y motivado por el movimiento estudiantil conocido como “La Universidad Libre”,(1) por medio del cual los alumnos de las escuelas nacionales intentaron expresar su creciente deseo de emancipar la ciencia de las “garras del Estado” o, dicho de otro modo, de redefinir la relación entre educación superior y gobierno, se hicieron las primeras declaraciones de que tenemos noticia en ese sentido. Justo Sierra, entonces conocido por su incipiente labor periodística, tomó la pluma para abogar en favor de la libertad de enseñanza, de instrucción y profesional. A su juicio, el sistema educativo debía tener como base la difusión obligatoria de la enseñanza primaria, y como coronamiento “la elevación constante de la enseñanza superior por la libertad”. Confiaba en que, desembarazado el Estado de su papel de educador mediante la abolición del internado, en poco tiempo estaría capacitado para crear un sistema de enseñanza superior digno del porvenir; mejor aún, podría independizar la enseñanza superior mediante la creación de universidades libres subvencionadas por el Estado. El novel escritor ponía como ejemplo el caso de Alemania, donde se gozaba de plena libertad científica, gracias a lo cual, la cátedra estaba abierta a todas las ideas, las opiniones e, incluso, hasta a los “caprichos de los hombres”, como él decía.(2) De esta forma, opinaba, el Estado jamás se atrevería a tocar “los sacrosantos fueros de la iglesia inmortal del pensamiento que se llama universidad”.


El joven Justo Sierra. Foto: IISUE/AHUNAM/Fondo Colección Justo Sierra Méndez, doc. 2.

Pocos meses después, el futuro secretario de Instrucción Pública y Bellas Artes retomaría el tema, ratificando la “incompetencia” del Estado en materias de ciencia y de religión, motivo por el cual, su misión, en lo que a instrucción pública se refería, debería concretarse a subvencionarla. Una universidad libre, insistía, habría de gobernarse exclusivamente por hombres de ciencia y por pedagogos.

Es claro, por tanto, que ya desde entonces estaban presentes algunos de los elementos vertebrales de su proyecto universitario. La aceptación de la universidad como solución institucional al problema de la educación superior; la obligación gubernamental de solventar la instrucción pública en todos sus niveles; la autonomía académica como condición básica del progreso intelectual y material de los pueblos, y la pluralidad ideológica dentro de las aulas, en las que deberían tener cabida todas las modalidades del pensamiento.

A partir de entonces se sucedieron uno tras otro los foros en los que Justo Sierra expresó y repasó sus consignas. Uno de los textos más significativos fue, sin duda, su proyecto de creación de una Universidad Nacional, presentado ante la Cámara de Diputados en los inicios de 1881.(3) En él indicaba ya que la institución estaría conformada por las escuelas Nacional Preparatoria, Secundaria para Señoritas, Bellas Artes, Comercio y Ciencias Políticas, Jurisprudencia, Ingenieros y Medicina, además de dos planteles innovadores, una Escuela Normal y una Escuela de Altos Estudios. Seguramente motivado por la reciente intromisión gubernamental en la elección del texto de lógica oficial para la Escuela Preparatoria, fundamental para el programa de estudios positivista, el maestro de historia y diputado federal concluía que “el tiempo de crear la autonomía de la enseñanza pública había llegado”.(4)

Justo Sierra, secretario de Instrucción Pública y Bellas Artes. Foto: IISUE/AHUNAM/Fondo Colección Justo Sierra Méndez, s/n.


Discurso inaugural, 13 de septiembre de 1902

Particularmente importante fue el discurso inaugural del Consejo Superior de Educación Pública pronunciado por Justo Sierra el 13 de septiembre de 1902, el cual fungiría como su plan de acción, tanto en el cargo de subsecretario de Instrucción Pública, como en el de ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes que ocupó a partir de 1905. Aunque el “Plan de la escuela mexicana”, como acertadamente se ha denominado a esta pieza oratoria(5) abarcaba múltiples aspectos, sus objetivos fundamentales se concretaban a dos puntos básicos: transformar la educación primaria de simplemente instructiva en esencialmente educativa y organizar los estudios superiores mediante la creación de “un cuerpo docente y elaborador de ciencia a la vez, que se llamase Universidad Nacional”. Esta última, expresaba, serviría de “remate y corona al vasto organismo docente que sostiene el Estado”.(6)

Como ya se mencionó, en los años subsecuentes, Sierra continuó el plan trazado en 1902 y prefigurado tiempo atrás. Fueron varios los factores que impidieron la creación inmediata de la universidad, mas si confiamos en las propias palabras del funcionario, uno de los obstáculos de mayor peso fue la necesidad de, previamente a la fundación de una Universidad Nacional, encauzar y consolidar la enseñanza elemental. Sin embargo, aunque inconfesos, los motivos políticos debieron ocupar un lugar nada despreciable.

Así, tras un largo proceso, el viejo proyecto universitario se hizo realidad en septiembre de 1910; a partir de entonces, México contaría con una institución de estudios superiores con carácter nacional, eminentemente laica y abierta a todas las corrientes del pensamiento, tal y como 35 años atrás la imaginara Justo Sierra.

La Cámara de Diputados tenía su sede en el edificio de la Escuela Nacional de Ingenieros. Foto: IISUE/AHUNAM/Colección Universidad, doc. 2679.

(1) El movimiento estudiantil “La Universidad Libre”, considerado por Ma. del Carmen Ruiz Castañeda como el primer conflicto estudiantil digno de meditación, se desarrolló
en la Ciudad de México del 21 de abril al 8 de mayo de 1875. Sobre el tema, Ma. del Carmen Ruiz Castañeda, La Universidad Libre (1875), antecedente de la Universidad
Autónoma, 2ª. Edición, México, 1979. (Deslinde, 110); Ma. de Lourdes Alvarado, “Las fracturas del sistema”, en La polémica en torno a la idea de universidad en el siglo
XIX, México, CESU, UNAM, 1994, pp. 70-82; Ma. de Lourdes Alvarado, “La Universidad Libre: primer movimiento estudiantil del México independiente (1875)”, en Renate
Marsiske (Coordinadora), Movimientos estudiantiles en la historia de América Latina, vol. I, México, UNAM, 1999.
(2) Justo Sierra, “Libertad de instrucción”, El Federalista, México, 30 de abril, 1875.
(3) Inicialmente, la propuesta fue publicada por El Centinela Español del 10 de febrero de 1881; un día después fue reproducido por La Libertad y el 17 del mismo mes por La
República. Finalmente, suscrito por las diputaciones de Aguascalientes, Veracruz y Jalisco fue presentado para su aprobación a la Cámara, aunque, como el mismo Sierra
aceptara posteriormente, sin el menor éxito.
(4) Justo Sierra, “La Universidad Nacional Proyecto de Creación”, Obras Completas VIII. La educación nacional, México, UNAM, 1977, p.65.
(5) “Discurso pronunciado por el Subsecretario de Instrucción Pública, Justo Sierra, el día 13 de septiembre del año de 1902, con motivo de la inauguración del Consejo Superior
de Educación Pública”, El Imparcial, México, 14 de septiembre, 1902; “Plan de la Escuela Mexicana. Discurso en la apertura del Consejo Superior de Educación Pública,
el 13 de septiembre, 1902”, Obras Completas V. Discursos, México, UNAM, 1977, pp.293-323.
(6) Sierra, “Plan de la Escuela Mexicana. Discurso en la apertura del Consejo Superior de Educación Pública, el 13 de septiembre, 1902”, Obras Completas V. Discursos,
op. cit., p. 320.


MA. DE LOURDES ALVARADO
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES
SOBRE LA UNIVERSIDAD Y LA EDUCACIÓN


sábado, 13 de febrero de 2010

Cortázar, 26 años después

Sí, al parecer no era un mito urbano:


Cortázar 25 años después

Por Ariel González Jiménez

“… me había dado cuenta de que buscar era mi signo, emblema de los que salen de noche sin propósito fijo, razón de los matadores de brújulas.”

Julio Cortázar, Rayuela

Fue a comienzos de los años ochenta cuando Julio Cortázar volvió a México. Había visitado nuestro país por primera vez en 1975, pero esta vez lo traía la presentación de su libro Deshoras, publicado en 1982 por la editorial Nueva Imagen. Entonces, como ahora, me disgustaba asistir a actos multitudinarios tras una figura, pero el autor de Bestiario consiguió que me moviera hasta el Auditorio Justo Sierra de la UNAM, mejor conocido por todos como Che Guevara, para escucharlo leer uno de los cuentos de su nueva obra.

Mientras soportaba los diez mil empellones de la masa que finalmente abarrotó el enorme auditorio, pensé que para ser cronopio era ya demasiado popular. Porque un cronopio, decía para mis adentros, no puede ser la envidia de tanta fama que anda por ahí publicando tonterías. Pero verlo entrar como el gigante que era (ya que, como se sabe, nunca dejaba de crecer debido a una rara enfermedad), con paso tranquilo y elegante; escucharlo con todas sus erres orgullosas y observar sus gestos serenos, valió francamente la pena.

Ya había leído yo casi todos sus cuentos, pero ahora, luego de escucharlo, debía ir corriendo por Deshoras a la librería, donde me esperaba Botella al mar, ese gran epílogo a Queremos tanto a Glenda; también Segundo viaje, secuela indiscutible de sus maravillosos relatos boxísticos Torito y La noche de Mantequilla; y luego La escuela de noche, esa recreación de la vida escolar a manera de pesadilla que muchos podemos referir de distintos modos. En fin, me esperaba la novedad y la continuidad, porque el estilo Cortázar resultaba siempre impredecible, aunque de pronto te sintieras con todos los antecedentes a la mano. Así, en todos sus cuentos de enfermos uno entiende que el escritor sabía de eso por experiencia propia, y no es difícil encontrar atmósferas semejantes en muchas de sus historias (La salud de los enfermos o Liliana llorando, por ejemplo).

Veinticinco años después de su muerte, hojeo y releo muchos de mis subrayados favoritos de su obra y —acaso por el paso del tiempo y su infernal desmemoria— me siento ante un modelo para armar. Los recuerdos de lo leído adquieren hoy otra forma, muy distante de cuando tenía 17 años y llevaba sus libros bajo el brazo. Es natural. Ocurre con todos los autores y, especialmente, con uno que fue capaz de proponerse jugar. Pero no sólo jugar con las palabras o la estructura y contenido de sus relatos, sino también con la posibilidad de que alcanzaran una cierta sonoridad, como si de piezas musicales se tratara.

El pasado jueves 12, para recordarlo, Radio UNAM tuvo el buen gusto de realizar a lo largo de todo el día una transmisión especial que incluyó lecturas de sus textos, música, entrevistas, diversas evocaciones de otros escritores, grabaciones hechas por el propio Cortázar de sus cuentos… Un auténtico festín cortazariano que comenzó desde muy temprano con un platillo exquisito: la retransmisión de algunos de los programas que Juan López Moctezuma preparó hace años para acercar a los radioescuchas a lo que sin duda es ya un tópico: la relación del autor de Rayuela con el jazz.

Con magníficos textos y una selecta discografía, el inolvidable Juanito (incluso apenas conociéndolo, como fue mi caso, su presencia y trato dejaron huella) abordó con fino talento todo el paisaje jazzístico que sirve de trasfondo a una parte esencial de la obra de Cortázar, como Rayuela, pero también en cuentos inolvidables como El perseguidor o Siestas.

El jazz es una de las grandes guías para conocer a Cortázar, aunque en realidad, para quien no esté familiarizado con este género musical, el escritor es el que hace las veces de extraordinario jefe de scouts en el tema. Imposible leer Rayuela sin sentir curiosidad por escuchar a Thelonious Monk, Jelly Roll, Miles Davies y a tantos otros que desfilan por sus páginas; y si no se responde a esa curiosidad se terminará por tener una lectura parcial del texto. Debe haber un editor audaz que incluya en futuras publicaciones de Rayuela un buen mapa de París y varios discos con las luminarias del jazz que allí se mencionan.

Al conseguir armar algo a través de su relectura, llego a la conclusión de que no todo Cortázar me gusta como antes. Prefiero al autor fantástico de La noche boca arriba más que al autor ideologizado de Reunión. Pero sé que todo responde a una época y lugar. Es que tampoco me gusta ya mucho de lo que yo pensaba o creía (más creencia que pensamiento, desde luego) a finales de los setenta y principios de los ochenta, si bien estoy seguro de su honestidad, que en muchas formas amparó la mía.

No sé si hoy Cortázar volvería a donar a los sandinistas (malamente representados en nuestros días por Daniel Ortega) los derechos de autor de un libro como Los autonautas de la cosmopista, escrito en 1983 con su última mujer, Carol Dunlop. No estoy seguro, pero no me preocupa. En todo caso confirmaría que su condición de escritor no le impidió equivocarse en muchos temas políticos. Pero independientemente de ello, él siempre sabría, como Johnny en El perseguidor, que “en realidad las cosas verdaderamente difíciles son otras tan distintas, todo lo que la gente cree poder hacer a cada momento”.

Fuente (de la fuente): Milenio / México
Sábado, 14 de febrero de 2009


Nuestra fuente: Fondo de Cultura Economica: prensafondo.com

martes, 12 de enero de 2010

Sobre nuestro centenario

Nuestro involuntario colaborador, Guillermo Sheridan, publicó el 5 de enero en El Universal la siguiente columna, que también pueden leer y comentar en su propio blog de la revista Letras Libres. Con motivo de nuestro próximo centenario, los 100 años de la Universidad Nacional. Aquí les va:


Otro Centenario

2010-01-05

Al cumplir el mes pasado dos años como rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Dr. José Narro Robles hizo una crítica de la enorme, compleja, imprescindible institución. Me parece laudable. La UNAM está obligada a la autocrítica: sólo en la medida en que sea capaz de conocerse con inteligencia y honestidad, de enfrentar sus deficiencias, detectar sus errores y reconocer sus fallas, cumplirá su misión con honestidad e inteligencia.

En tiempos en los que se habla alegremente de “refundarlo” todo, y en el año de su centenario, hace bien el rector en recapacitar en las fortalezas y debilidades de la UNAM, para evocar el título de la evaluación que realizó el rector Jorge Carpizo en 1986, aquella severa crítica (“una universidad gigantesca y mal organizada”) que se diluyó en un congreso eterno y estéril, saboteado por las fuerzas políticamente “progresistas”, pero académicamente conservadoras, aposentadas en la UNAM. Triste cosa: hoy persisten debilidades idénticas a las señaladas en 1986, como que haya facultades y escuelas en las que la eficiencia terminal de licenciatura sea de apenas el 10%. Y hay otras que siguen ahí, aunque no se mencionen, como la preeminencia de las consideraciones políticas sobre las académicas.

“Aún falta mucho por hacer”, dijo el rector. Suenan bien estas palabras cuando se refieren a la UNAM. Le contagian realidad y prudencia a una institución orgullosa y propensa a celebrarse y cantarse a sí misma. El rector juzgó que es menester aumentar la movilidad académica en el escenario internacional; que es necesario crear fuentes de financiamiento, como las becas-crédito; que la cantidad de patentes logradas por la investigación universitaria es mínima (dos de cada 100 el año pasado); que falta seguridad en algunas instalaciones; que la enseñanza de idiomas no rinde frutos adecuados; que se necesita mejorar la vinculación de la investigación con el sector productivo; que es necesario renovar la planta académica; que es imperativo fomentar una “actitud emprendedora” entre sus estudiantes.

El rector, que practica un protagonismo importante en el escenario político nacional, aporta la positiva señal de que el buen juez por su casa empieza: ordenó a los directores ahorrar recursos controlando el uso de teléfonos celulares, vigilando la compra de gasolina y los gastos de representacion, cancelando las reuniones foráneas, las “comidas y actos de fin de año” y la adquisición de nuevos vehículos y mobiliario (que la UNAM le entregue automóvil, chofer y gasolina a sus decenas de bien pagados directores no va con los tiempos, pero menos aún con una universidad pública y gratuita). Y deploró que la UNAM no haya logrado recuperar para su comunidad el auditorio “Justo Sierra” de la Facultad de Filosofía y Letras, expropiado hace diez años por un puñado de empresarios privados dedicados a la compraventa de religión e ideología. Un precio elevado para la lección no aprendida sobre la facilidad con que la UNAM suele sucumbir a las necesidades y estrategias del voluntarismo.

Criticar a la UNAM, sobre todo desde el interior de la UNAM, es un ejercicio de básica higiene intelectual. Es extraño celebrar por extraordinario algo que debería serle sustancial. La autocrítica, en una universidad pública, no es conducta optativa, sino definitoria: le suma lucidez a su proyecto, afina su responsabilidad, explica el patrocinio del Estado.

Gracias, Sr. Rector, por poner el ejemplo.
-Guillermo Sheridan-


lunes, 30 de noviembre de 2009

Algo sobre José Revueltas

En días pasados se organizó en el auditorio de la Facultad de Filosofía y Letras un coloquio por parte de algunos estudiantes de Letras Hispánicas. El coloquio pretendía homenajear a José Revueltas. Aquí les dejamos una breve columna sobre dicho personaje que apenas apareció en Excelsior este domingo. Su autor es René Avilés Fabila.



Los meses fatídicos de José Revueltas
29-Nov-2009

Roberto Escudero narra, enfático, la forma en que Pepe se ve afectado por las críticas de sus camaradas. Lo curioso es que todos ellos modificaron sus criterios.

Un año en la vida de José Revueltas, libro de Roberto Escudero, es un fascinante recuento de las críticas que sus camaradas le hicieron a Pepe luego de publicar su novela Los días terrenales y montar la obra El cuadrante de la soledad. Los censores no eran poca cosa en aquel tiempo, 1950: Enrique Ramírez y Ramírez, Vicente Lombardo Toledano, Antonio Rodríguez y Pablo Neruda. El mundo que Escudero pinta en su libro me es familiar. Lo padecí. La diferencia es que yo no tendí a la tragedia, el buen humor me puso a salvo. La primera vez que me expulsaron del Partido Comunista fue por maoísta, no lo fui, pero coloqué una cita suya en un artículo: “Que se abran cien flores que compitan cien escuelas ideológicas”, donde discrepaba con Jruschov, por decir que en materia de arte pensaba como Stalin. La izquierda era sectaria, dogmática, y de consignas torpes. En aquel escenario, Revueltas era un hombre acosado por sus demonios literarios, apasionado por las ideas de Marx, no era un militante común, teorizaba con brillantez, tenía ideas críticas y fue un prosista sin par.

Roberto Escudero narra, enfático, la forma en que Revueltas se ve afectado por las críticas de sus camaradas. Lo curioso es que todos ellos modificaron sus criterios. Ramírez y Ramírez, por ejemplo, amigo de López Mateos, pudo hacer un diario, El Día, progresista hasta que se topó con la enorme piedra llamada 1968; el político, que ya había sido diputado, mostró que el mejor tránsito era de la izquierda al PRI. Hoy lo es del PRI al PRD. Le exigen a Revueltas que retire las obras citadas y algo peor, que cambie su visión ética y estética. No es un autor optimista, es derrotista, está en la lógica de ver a los desamparados como seres bajos. Había que ver al trabajador con certeza triunfal, bajo la lógica del estalinismo y el recetario del realismo socialista. En Moscú vi una exposición llamada Cincuenta años de arte comunista. Era de mal calendario: obreros fuertes y guapos empuñando hoces y martillos. Predominaba Lenin arengando a las masas victoriosas.

Roberto señala la indefensión de Pepe, que no es otra cosa sino la forma natural de aceptar la militancia de aquella época dura donde millones miraban esperanzados a la Unión Soviética: detuvo a los fascistas en una costosa hazaña militar y sostenía un socialismo imperfecto. El libro da pistas sobre la enorme tragedia que vivió Revueltas, pistas que debemos seguir para tener una visión completa del hombre que jamás pudo desligar la lucha política del arte. Los comentarios si las novelas son desordenadas, si sus personajes no acaban de estar bien diseñados, son palabrería pedante de quienes insisten en verlo no como el gran escritor que fue sino como un pensador confuso. Fue un literato pleno de intensidad y belleza, es irrepetible. Un año en la vida de José Revueltas, me trajo muchas cosas a la memoria, combates siempre perdidos, discusiones infinitas para nada, cinismo, brutalidad, las esperanzas en una URSS que se iban diluyendo y una izquierda mexicana desastrosa (como la actual), sectaria, incapaz de crear un gran partido al servicio del proletariado. Allí, la figura inerme, romántica, generosa de Pepe, su ingenio y simpatía con los cercanos y la desdicha de quien navega a contracorriente, tratando de poner en práctica la ideología que desde niño hizo suya y a la que mucho le añadió. Roberto observa el amor de Pepe por sus hermanos Fermín y Silvestre. La muerte de ambos es una historia triste. Vale la pena leer los párrafos llenos de pasión que escribió sobre el alcohol del músico, lo equipara con el de Baudelaire y el de Poe, es atroz y creativo. A Silvestre lo consumía la bebida y el arte. José estaba peor: sufría, además de la literatura y el alcohol, la militancia.

Por otro lado, el 9 de abril de este año, Adolfo Sánchez Rebolledo publicó en La Jornada el texto que a continuación les presentamos, también sobre Revueltas. En el auditorio de Filosofía y Letras se veló el cuerpo de este ilustre personaje allá en los años setentas. El autor del texto dice: "evocación de José Revueltas: la honestidad". No dudamos de la buena voluntad de los estudiantes que organizaron el coloquio. No tenemos razones para no pensar que los okupantes del auditorio han conseguido una gran victoria al poderse colgar ahora del trabajo de algunos estudiantes. Esperemos que algún día sean honestos, reconozcan el daño que le hacen a la Universidad y le devuelvan el auditorio a la institución que tanto esfuerzo costó forjar.



Evocación de José Revueltas: la honestidad
Adolfo Sánchez Rebolledo

El 14 de abril de 1976 muere José Revueltas. Esa misma tarde, agobiados por el dolor, sus camaradas le rinden un último homenaje de cuerpo presente en el auditorio Che Guevara, ese espacio abierto, colectivo, consagrado por generaciones al debate y la crítica, el mismo lugar donde el escritor compartió, “como uno más”, en un clima de tolerancia y respeto mutuo, las esperanzas pero también los tropiezos del Movimiento Estudiantil de 1968.

De ese momento quedan varios registros. Uno de ellos es la reseña del acto luctuoso, grabada, transcrita y editada por Julio Pliego para su publicación en la revista Punto Crítico, en la cual queda constancia de las palabras dichas por Roberto Escudero, Juan de la Cabada y Eli de Gortari, así como los comentarios del maestro de ceremonias Luis González de Alba. Tomo de allí algunas citas.

“Agosto de 1968. –Escudero convoca en su intervención algunas imágenes persistentes– Este auditorio repleto de estudiantes que iniciaban un movimiento que nadie sabía hasta dónde nos iba a conducir. Primer intelectual que se presenta en este auditorio: José Revueltas con un traje gris, un gran portafolios. José Revueltas se queda en esta Facultad de Filosofía y Letras y de inmediato se incorpora al Comité de Lucha. Revueltas duerme con el mismo traje que llegó, en los escritorios de ésta facultad, boca arriba. Otras imágenes. Revueltas discute de igual a igual con los estudiantes que han iniciado este movimiento. José Revueltas sale de este auditorio para ser preso.”

Escudero subraya la independencia crítica y la militancia revolucionaria del escritor y llama la atención sobre el hecho extraordinario de que se le rinda homenaje en ese escenario “a un hombre que nunca pasó por la universidad ni como estudiante ni como profesor”, lo cual resulta, empero, un signo alentador de que nuestra universidad “puede recibir en su seno a los mejores hombres de México”. (Ver: Homenaje a José Revueltas, suplemento especial de Punto Crítico, año V. Núm. 53, mayo, 1976.)

Y es que, no obstante la sincera familiaridad con que lo tratan, Revueltas y los estudiantes saben que él, en cierto sentido más profundo, no pretende ser uno más, si bien se identifica y comparte con ellos las mismas carencias y alegrías. De la misma manera, nada habría sido más lejano a la personalidad de Revueltas que presentarse al movimiento a la manera de un santón de la izquierda, imbuido de un repentino protagonismo. Por el contrario, Revueltas decide incorporarse al Comité de Lucha de Filosofía y Letras en cumplimiento de lo que él considera su modesto deber de intelectual revolucionario, desprovisto de partido sí, pero cargado con el valioso arsenal de sus ideas y experiencias, acumuladas sin interrupción desde la adolescencia, como bien apunta Juan de la Cabada.

“Para Revueltas no había otra opción: el movimiento estudiantil era a ojos vistas un movimiento histórico al que una conciencia como la suya no podía sustraerse sin claudicar. Y a él dedica todos su esfuerzos. En el 68, una vez más, Revueltas –como escribe el editor del homenaje– combatió a los pesimistas, mantuvo viva la inteligencia en llamas de su actitud crítica.”
Allí, en asambleas multitudinarias o comités reducidos expresa sus opiniones con franqueza, debate, confronta (y es criticado) dando lo mejor de sí mismo y corriendo la suerte de sus camaradas sin pedir jamás un trato especial. No extraña, pues, que al recordar a Revueltas, la imagen imborrable del escritor aparezca en ese homenaje del 76 indisolublemente ligada a la del revolucionario, al ser radical considerado en su faceta más universal y humana: la que subraya la coherencia entre los principios y la acción, la capacidad de sostener por encima de las conveniencias pasajeras las convicciones propias, nacidas no sin desgarramientos interiores, luego de batallas imposibles de ganar conforme a la lógica convencional de “las ideas dominantes”, vinieran entonces del establishment capitalista o del adocenamiento sectario marxista-leninista,

“Me es difícil pensar en algún otro ser humano tan honesto como José Revueltas”, dijo el filósofo Eli de Gortari, encarcelado también por su adhesión desde la representación magisterial al movimiento. “Nunca fue un dogmático ni un ortodoxo”, pues en cierta forma lo que hace de Revueltas un hombre singular en nuestro medio es su fidelidad a esa “idea tan bella de Descartes”.

Frente al intento temprano de homenajear al escritor oponiéndolo al político revolucionario, se subraya la persistencia de una conducta moral, que nutre por igual vida y obra, literatura y acción, es decir, el total de la praxis revueltiana.

Arraigada en los valores que su trayectoria recoge y transmite, la actualidad de Revueltas, su irrefutable contribución al futuro, será esa disposición para eludir críticamente el adormecimiento producido por las seguridades de la falsa conciencia.

En su oración fúnebre en el Panteón Francés, Enrique González Rojo apunta con exactitud: “José Revueltas representa en México la honestidad, y cuando digo honestidad hago referencia a la rectitud política, la rectitud literaria, la rectitud humana”. Esa sencilla e inconfiscable lección dejada por Revueltas a la izquierda se sitúa en las antípodas del cálculo político y el filisteísmo que en nuestros días han crecido exponencialmente, pero tampoco es neutral ni se refugia en la opacidad de las conductas respetables, codificadas según los catecismos ideológicos en boga.

“A Revueltas –dirá en el entierro Martín Dosal, su compañero de celda en Lecumberri– lo caracteriza esencialmente la generosidad, esa generosidad sartriana que tiene como principio y fin la libertad”.

viernes, 13 de noviembre de 2009

Por donde le busquemos: estamos en buenas manos

Uno de nuestros más respetados colaboradores nos hizo llegar hace algunos días el siguiente texto del maestro Sheridan. Apareció el martes 10 de noviembre en El Universal. Se los dejamos junto con la entrada anterior del fallecido maestro Alejandro Rossi, que no sé si alguien leyó.

¿Recuerdan la preocupación de don Octavio Paz en el comienzo de la década de los setentas respecto a que se conformara un sindicato con las características que se preveían en aquel entonces? ¡Qué equivocado estaba! ¡Demos gracias porque contamos con el STUNAM! Vamos pues, dedicado a los combativos chavales del CCH Azcapo, que allí "nací":


Acciones previstas

Algún combativo diario publicó la semana pasada una noticia titulada “Estudiantes confían en que la UNAM completa se sume al paro nacional” (se trata de un periódico tan sensible que puede, con el mismo encabezado, dar la noticia y predecir el futuro). En fin. La noticia narra la forma en que “los estudiantes” recorren desde la semana pasada la UNAM realizando “mítines para sensibilizar a la comunidad” sobre una serie de “acciones previstas”, es decir, sumarse al llamado paro cívico nacional que deberá estallar mañana en protesta contra lo que consideran un agravio al Sindicato Mexicano de Electricistas (SME).
No deja de ser interesante que haya estudiantes previamente sensibilizados que deben sensibilizar a los estudiantes que son tan insensibles que es menester sensibilizarlos. Tampoco deja de ser interesante –a pesar de la frecuencia con que sucede— que unos cuantos ideólogos de la UNAM, así como los líderes de su sindicato, se hallen a tal grado sensibilizados como para presumir que las acciones que prevén, por el mero hecho de ser ellos quienes las prevén, ya contienen la voluntad de los demás, sensiblizados o no.
Para justificar ese voluntarismo, las “acciones previstas” transitan por un proceso democrático que consiste en improvisar una asamblea y realizar una votación sobre si se toman o no las acciones previstas. Media hora después, las acciones previstas ya se graduaron (con honoris causa) a “voluntad popular mayoritariamente expresada de manera democrática”.
Hay ocasiones, sin embargo, en que las acciones previstas se convierten en voluntad popular sin votación previa en una asamblea o, para el caso, sin haber sido antes acciones previstas. Por ejemplo, la semana pasada un grupo de activistas sensibilizados cerró el Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) Azcapotzalco en una pequeña asamblea llevada a cabo a altas horas de la noche previa a la acción prevista.
Hoy en la tarde —pero más seguramente durante la noche— los estudiantes sensibilizados llevarán a cabo asambleas para organizar las votaciones que decidirán cuáles dependencias de la UNAM se habrán de sumar al “paro cívico nacional” cerrándose a sí mismas.
El tiempo en que esas dependencias permanecerán cerradas dependerá, claro está, de qué tan sensibilizada resulte la “megamarcha” que se llevará a cabo mañana, convocada por el SME y/o el Movimiento en Defensa de la Economía Popular, el Petróleo y la Soberanía, un movimiento propiedad del Lic. López Obrador.
Otras acciones previstas para mañana en el ámbito de la educación superior incluyen “paros activos y paros totales” en las instituciones cuyos sindicatos están afiliados, tal el de la UNAM, a la Coordinadora Nacional de Sindicatos Universitarios y Educación Superior (CENSUES), como la UAM, el IPN, la Universidad Autónoma de la Ciudad de México y la Universidad Pedagógica Nacional. Una “acción prevista” especialmente sensibilizada es la que llevará a cabo la Universidad Autónoma de Chapingo, que realizará “una apertura de casetas” en las autopistas.
En todo caso, y dure lo que haya de durar (la última vez duró 10 meses), es una pena que cierre la UNAM, o parte de ella, pues como es sabido, el futuro de México es impensable sin la máxima casa de estudios.
Por otro lado, dentro de esa pena hay una alegría: el cierre habrá sido decidido democráticamente.
Como siempre.
-Guillermo Sheridan-

lunes, 9 de noviembre de 2009

El caso de las butacas robadas

Aunque el caso de las butacas era aparentemente demasiado obvio como para buscar a un Sherlock Holmes que lo resolviera, encontré este boletín en la red que explica la desaparición de los asientos del auditorio Justo Sierra. Parecería una simpleza exponerlo aquí pero uno de los "argumentos" recurrentes de okupas y pro-okupas ha sido que el auditorio les pertenece porque las autoridades atentaron contra el auditorio retirando las butacas. Además que decir esto le ha servido a la okupación de exculpación cuando se le ha señalado la evidente degradación física que ha sufrido el inmueble por su prolongada estancia en el lugar (después de todo han afirmado (vea el punto 1) que el inmueble ya no le pertenece a la institución, ¿por qué habría de darle mantenimiento la institución entonces?).




Allá va pues el boletín de hace más de 9 años, emitido por la DGCS:



Boletin: UNAM-2000/509

Lugar: Ciudad Universitaria

Fecha: Martes, 29 de Agosto de 2000

SE REHABILITA EL AUDITORIO “JUSTO SIERRA” DE CIUDAD UNIVERSITARIA

La UNAM informa que han dado inicio los trabajos de rehabilitación del auditorio “Justo Sierra”, ubicado en Ciudad Universitaria, que tienen por objeto devolverle las condiciones necesarias para ser utilizado de manera óptima por los universitarios en actividades académicas y culturales.

Los trabajos de rehabilitación, coordinados por la Dirección General de Obras y Conservación, comprenden la limpieza a fondo en pisos y muros; la restauración de parte del plafón que se encuentra dañada, así como la pintura del inmueble.

Estas tareas implican también, entre otras cosas, el acondicionamiento de las instalaciones especiales con las que cuenta el auditorio para las actividades teatrales, como son la iluminación, las tramoyas, el sonido y el muro acústico.

Será rehabilitada, o en su caso sustituida, la mayoría de las butacas que se encuentran en condiciones inapropiadas, además de que se repondrán pisos y alfombras.

La rehabilitación del auditorio “Justo Sierra” forma parte de un programa integral de mantenimiento y rehabilitación de espacios e inmuebles en Ciudad Universitaria.

Por otra parte, la Coordinación de Difusión Cultural y la Facultad de Filosofía y Letras, corresponsables de las actividades académicas y culturales que se desarrollan en el auditorio, están en la disposición de atender las sugerencias y los planteamientos que cualquier miembro de la comunidad quiera hacer para enriquecer sus funciones universitarias.

En caso de que se requiera el uso del auditorio antes de que concluya su remodelación, la Secretaría de la Rectoría atenderá dichas necesidades, poniendo a disposición de los interesados otros espacios de Ciudad Universitaria, tales como el auditorio “Alfonso Caso”.



Bueno, espero que en el trueque de libros de hace algunos días los estudiantes hayan donado a los ingenuos asambleístas todo el material necesario para el reacondicionamiento del auditorio, después de todo, según ellos el auditorio ya es de todos. Si los estudiantes somos la parte más importante de la UNAM tiene que ser en parte por nuestra omnipotencia, qué Dirección General de Obras y Conservación ni que 8/4: no los necesitamos.