Somos universitarios a favor de la devolución de las instalaciones tomadas por diversos grupos en distintos planteles de la UNAM.
viernes, 30 de diciembre de 2011
¿Y dónde está el problema?
miércoles, 16 de noviembre de 2011
La forma pura
viernes, 11 de noviembre de 2011
¡Tenemos (el mismo) rector!
miércoles, 2 de noviembre de 2011
Se solicita Rector
Es una lástima, aquí los cinco puntos:
1. Reducción al mínimo del gasto administrativo, nada de gastos personales y mayores recursos a la docencia. Para dar un ejemplo de austeridad renunciaría al salario de rector.
2. Total transparencia administrativa. Por ejemplo, los concursos de oposición serían públicos y habría auditorías externas.
3. Permitir la certificación de las actividades universitarias. No es posible que se tenga miedo al examen de Enlace.
4. Mayor vinculación entre la sociedad y la investigación. Se crearía una oficina dedicada al estudio de necesidades sociales que abrirían líneas de investigación.
5. Recuperación de espacios tomados por estudiantes, grupos externos a la UNAM y partidos políticos, tales como el auditorio Justo Sierra de la Facultad de Filosofía y Letras.
viernes, 12 de agosto de 2011
Una opinión acerca del estado de la cuestión
viernes, 5 de agosto de 2011
¿Dónde estás que no te veo?
Pregunta la "asambleaffyl", en su artículo de denuncia más reciente: "¿En dónde queda la educación pública y gratuita?", como si de verdad fuera tan difícil localizarla. Tratemos de ayudar a estos desorientados supuestos estudiantes: esa señora por la que tanto se preocupan, hace muchos años que tiene residencia permanente en todas las universidades públicas mexicanas.
Ahí está, y realmente no hay ninguna necesidad de histerizarse pensando que está próximo el día en que la "derecha" va a desalojarla de los recintos que le son propios. Recintos donde a ningún ciudadano se le excluye por razones extra académicas (de ahí lo público de su carácter) y donde, en casos como el de la UNAM, a ningún estudiante inscrito se le cobra un peso por tomar clases (y ya más gratuito que eso creo que no se puede); o, si algo se cobra, son colegiaturas tan inferiores al costo real de los servicios educativos ofrecidos, que hay que ser de a tiro muy "contreras" para no aceptar que se trata de cuotas más bien simbólicas.
Además, si tomamos en cuenta que no hay ley vigente que estipule que la educación universitaria debe ser gratuita en México, entonces hay que aceptar que ese compromiso totalmente voluntario de nuestras instituciones de educación superior por facilitar lo más posible el acceso a sus aulas coloca la aprehensión izquierdista por la "inminente" privatización de la UNAM -por poner un caso- en el mismo rango de probabilidad en que se encuentran las "predicciones mayas".
jueves, 4 de agosto de 2011
Érase una vez... concierto en el auditorio Justo Sierra
Francisco Araiza ha participado en conciertos por todo el mundo y es considerado uno de los mejores tenores mozartianos. En una columna de la revista Proceso, el crítico Mauricio Rábago Palafox escribió:
Lo realizado por Araiza durante los 40 años que lleva ya su carrera es un prodigio en muchos sentidos. Por principio de cuentas tuvo la pericia de saber conjuntar a un grupo de gente que creyó en él y lo apoyó: los maestros Luis Berber, Erika Kubascek e Irma González, el periodista Ricardo Rondón y Carlos Díaz Dupond, hombre muy vinculado a la ópera, y entonces trabajó muy pero muy duro y sin hacer caso de los que opinaban que era imposible lo que trataba de hacer.Este importante artista mexicano debutó ni más ni menos que en el Auditorio Justo Sierra de la Facultad de Filosofía y Letras, el 2 de octubre de 1970 interpretando el papel de prisionero en la Ópera Fidelio. Curioso que entre la comunidad universitaria estas cosas se tiendan a olvidar. Hoy luce muy difícil que el auditorio se presenten artistas de esta talla, consagrados; vaya, luce casi imposible que se presenten incluso aquellos que comienzan su carrera. Apenas hace unos meses el célebre Joan Manuel Serrat se presentó en la Facultad de Química en el marco del 95 aniversario de esta institución. Serrat no olvidó su presentación 40 años atrás en CU, también en el Justo Sierra.
Por supuesto, en aquel entonces, cuando Serrat se presentaba en el Justo Sierra y Araiza debutaba en el mismo recinto, no existía la sala Nezahualcóyotl y la sede para la filarmónica de la UNAM era el Justo Sierra. Hoy la sala Neza es el escenario ideal para presentaciones de este calibre, pero esto no inhabilitaba en principio al auditorio de la FFyL para acercar a los universitarios que estudian alrededor del "paseo de las facultades" a importantes eventos artísticos.
Dirán los ocupantes y sus defensores que ahora el escenario es más que un "simple entretenimiento", que ahora ahí se gestan importantes movimientos sociales. Sinceramente soy muy miope y lo único que veo es a un grupo de vagos que han tomado por vivienda y changarro al auditorio (por no mencionar las drogas y el hotel de paso) y un grupo de estudiantes que piensan que con leer los mismos panfletos por medio de los micrófonos de radio-okupación y con pasar el tiempo haciendo mantas y carteles van a cambiar la realidad.
La próxima vez pondré algo acerca de lo que ganamos con el "Che" cuando perdimos al Justo Sierra. A continuación tenemos a Francisco Araiza interpretando Recontida armonia de Puccini:
Y también la famosa y bella Nessun dorma, también de Puccini:
Reportajes que hablan de la medalla otorgada a Araiza:
Recibe el tenor Francisco Araiza la Medalla de Oro de Bellas Artes
domingo, 31 de julio de 2011
Derechos sin ley es fuerza sin principios
jueves, 28 de julio de 2011
Bienvenida a la Facultad de Filosofía y Letras: UNAM Generación 2012
Si sientes curiosidad por lo que alguna vez fue el auditorio Justo Sierra puedes preguntar a tus profesores sobre lo que se hacía allí. Pues somos muchas generaciones que lo hemos conocido tal y como está hoy: en coma.
viernes, 8 de julio de 2011
sábado, 2 de julio de 2011
Restless Farewell
Por supuesto, son chingaderas. Por supuesto; pero, no se crean, queridos censores, que les voy a echar en cara ni la mitad de las mariconadas que han hecho. Si la mezquindad de su infantil criterio les impide entender las reglas elementales con que se defiende una idea y se rebate la crítica, yo no tengo ganas ni paciencia para intentar explicárselas.
Más temprano que tarde, en el mismo espacio, o en cualquier otro, montaremos de nuevo nuestro tinglado. Y si sucede que la gente vuelve a prestar atención a nuestros señalamientos, quizás hasta podremos decir que salimos ganando.
Sin embargo, en cuanto a nivel de relevancia, ese "salir ganando" es algo totalmente secundario; pues, al menos para mí, y en vista de la obvia diferencia de poder político y de recursos entre ustedes y nosotros, lo importante es contribuir a levantar y mantener una red de canales de comunicación al servicio de la crítica pensante, antidogmática, y que de verdad se pueda llamar "universitaria", sin demagogia ni pose.
Supongo que están esperando que les discuta su "gol"; pero yo tampoco tengo la intención de hacerlo: me queda claro que se marcaron su "tanto", pues lo que se ve no se juzga, como dice el dicho. Aún así, yo no creo que tengan mucho qué celebrar, habida cuenta que el face de Auditorio Justo Sierra, con todo y sus mil y pico de "amigos", nunca fue más que una pequeña parte de esa red de la que he hablado, y a cualquiera que haya seguido la actividad de nuestra extinta cuenta, le queda claro que no son escasos los blogs, las columnas periodísticas y otros sitios electrónicos donde se analiza y comenta, cotidianamente, la nociva actividad de la seudoizquierda universitaria.
Y esos espacios -como este blog desde donde ahora escribo- no se han ido a ningún lado, ni se han visto perturbados, en lo más mínimo, por la desaparición de nuestro face.
No voy a ocultar -ni veo por qué habría de hacerlo- que a mí sí me ha dolido, y mucho, la puñalada trapera que nos han asestado, por todos los esfuerzos que se han perdido, sí, pero todavía más porque lo ocurrido me demuestra que cada vez hay menos puntos de contacto entre quienes creemos que la razón es la mejor herramienta para hacer frente a los inevitables problemas y conflictos de la realidad, y quienes creen que el "progreso" es un valor tan absoluto que se vale imponerlo a punta de fregadazos y a base de vergonzosos pactos en lo oscurito.
En este mundo en el que lo que impera es la mutabilidad, que una iniciativa llegue a su final no es nada extraño, y ése es mi pequeño anti-consuelo; al fin y cabo, para allá vamos todos y todo -nomás vean lo que le pasó a la "revolución permanente"-.
"Con el tiempo y un ganchito" -que diría Pedro Infante-, volverá, tal vez, nuestro andante "Auditorio" a sus virtuales caballerías. Ahora que, por otro lado, tal vez los paladines del progreso y la paz con justicia social confirmarán mañana, con nuestro silencio, si no la justeza de sus argumentos, al menos, la eficacia de sus artimañas.
Pero eso todavía está por verse... Y yo no les aconsejaría ser tan confiados.
viernes, 27 de mayo de 2011
C.C. José Narro, rector
Mañana termina el semestre escolar en la Facultad de Filosofía y Letras, y pronto se dará incio al periodo vacacional. ¿No le parece, señor Narro, que es un buen momento para dejar de "estudiar el problema" de la ocupación ilegal del Auditorio Justo Sierra, y resolverlo?
De universitario a universitario, guardando las distancias que lo separan a usted, con sus títulos, distinciones y cargo presente, de un pasante como yo, quiero decirle que, si me indigna el despojo perpetrado por los individuos instalados en los espacios ocupados de mi facultad, más me irrita la indiferencia con que su administración observa los hechos.
A juzgar por la plétora de declaraciones suyas que la prensa nacional ha publicado, puedo imaginar que su inclinación política lo ha llevado a considerar que es indeseable proceder a desalojar, por medio de la fuerza, a los secuestradores (o "activistas sociales", como me parece que usted prefiere llamarlos). Por otra parte, también he llegado a especular que, de acuerdo con la experiencia que usted ha adquirido durante su larga carrera política, quizás considera riesgozo proceder como sería obligado que lo hiciera, de acuerdo con las leyes del país y de la propia normativa universitaria.
En ese caso, señor mío, quiero pedirle que demuestre su valor civil, y redacte un comunicado oficial en el cual haga explícita su determinación de permitir que el despojo continúe, junto con sus razones para tomar tal decisión.
Tal vez a usted le parezca que pido demasiado. Por mi parte, creo tener muchos argumentos para probarle que eso es muchísimo menos de lo que, con estricta justicia, tiene derecho a exigirle cualquier ciudadano.
Suele usted decir que hace falta un cambio de mentalidad para superar los numerosos problemas que aquejan al país; y yo estoy totalmente de acuerdo. Para empezar, necesitamos convertirnos en una sociedad habituada a cuestionar a sus funcionarios públicos, y a no aceptar evasivas por respuesta.
Y yo no le pido más que decir públicamente lo que está dispuesto a hacer y lo que no, en relación con el conflicto universitario que se desarrolla a pocos metros de su oficina.
Si quiere usted demostrar algo -más allá del discurso-, ésta es una excelente oportunidad.
sábado, 16 de abril de 2011
Mejor, pidamos que nos pongan donde de verdad no hay, a ver si aprendemos
No por nada los gringos se la pasan importando profesionistas de otros países.
Por otro lado, en nuestro templado y feraz país, ningún estudiante, por "proletario" que sea, se ve obligado a enfrentarse a nevadas polares para llegar a sus clases, ni a "balancear" sus comidas con tres tristes verduritas.
Y no, señores okupas y asambleros, no estoy diciendo que vivimos en Jauja, ni que acá se amarran los perros con el proverbial chorizo. Lo único que afirmo -con cierta razón que me da la experiencia- es que, acá, la vida no ha tratado tan mal a los estudiantes.
Y hay otra consideración: la UNAM es una universidad de primera. OK, puede ser que estemos en el lugar no-sé-cuántos en la escala mundial de no-sé-quién; pero a mí no me cuentan en esto: el individuo que tiene la capacidad y la voluntad suficientes sale de estas aulas preparado, en la disciplina que quieran, para medirse con los mejores especialistas de aquí, allá o acullá.
Entonces, ¿a dónde voy con todo esto? Es muy simple: a que, si queremos verlo así, en la guerra, el mejor soldado es el que sabe sacarle el mayor partido posible a lo que tiene.
(Y la súbita aparición del lenguaje militar en este texto obedece a un motivo muy intencional: es el "idioma" que -supuestamente- entiende mejor la "comunidad progresista" universitaria).
Dicho con otras palabras, no hay mejor manera de garantizar el fracaso en cualquier "campaña" que desperdiciar los recursos que se tienen. Y yo me atrevería a afirmar que no hay, en todo el orbe, un país y una universidad cuyos abundantísimos recursos sean más estúpidamente dilapidados que en los nuestros.
Pondré el mejor ejemplo que se me ocurre de lo que digo: el comedor vegetariano y la cafetería que mantienen al "auditorio" Che Guevara de nuestra facultad.
Ahí, la situación es ésta: por el precio de una poco nutritiva "comida corrida", o de un cafesito, el irresponsable universitario "consciente" no está, por supuesto, compensándole a la UNAM el gasto de agua, luz y otros recursos ilegalmente acaparados por los "kolectivos". Y eso es desperdiciar. Pero hay algo peor: cada peso entregado a los culpables del despojo, es un apoyo material que prolonga la "vida inútil" de instalaciones vitales para el funcionamiento de nuestra facultad, una escuela responsable de buena parte de la excelente reputación de la UNAM.
Y lo que resulta de lo anterior es la evidente, paradójica y jodida conclusión de que hay un buen número de universitarios que, básicamente, le paga a una organización criminal para 1) entorpecer las actvidades académicas de la institución, 2) dificultar la convivecia y 3) malgastar recursos públicos. Y todo, ante la mirada indiferente de las autoridades.
Consideremos un ejemplo más: periódicamente, los llamados "exámenes tutelares" que se aplican en el posgrado de Ciencias Biomédicas -programa que, en su momento, se anunció como el experimento académico más avanzado de la UNAM-, ponen de manifiesto la pésima formación básica de la mayoría de los alumnos que, por ignotas razones, llegan a esos niveles de especialización. Y a pesar de la evidencia, ninguna autoridad ha dispuesto que se reestructuren los planes de estudio y los mecanismos de control de calidad en el área de ciencias médicas, con el objetivo de justificar el presupuesto que ejerce el instituto.
En resumidas cuentas, es por este tipo de cosas que, en este espacio, seguimos insistiendo que la comunidad universitaria debe adquirir la honestidad suficiente para reconocer que este país y esta universidad tienen muchos recursos, y que pertenecer a ellos tiene sus innegables ventajas. Y que nuestro mayor problema es que, hasta el momento, seguimos pasando de panzazo, cuando bien nos va, la materia de saber administrarnos.
domingo, 3 de abril de 2011
El Plan Universitario de Protección Civil
Consciente de que aquello que en la prensa se suele denominar "comunidad universitaria" es, en general, el conjunto de individuos relacionados (directa o indirectamente) con la UNAM que simpatizan con la llamada "opción política de izquierda", no me sorprendería descubrir que el vocero de este "sentimiento popular" se hubiera acordado, al momento de confeccionar la metáfora, de sus lecturas de Vladimir Illich.
Por un momento, parecería que nos encontramos frente a una paradoja: ¿desde cuándo la izquierda le tiene miedo a los chispazos y subsecuentes llamaradas revolucionarias? Sin embargo, no hay tal contradicción: lo que sucede es que, como todos sabemos, las cosas han cambiado mucho en el panorama revolucionario -o quizás no tanto, pero eso ya lo veremos-: si no para todos, al menos para muchos izquierdistas mexicanos -sobre todo para aquellos que tienen su cómodo lugarcito asegurado dentro del "sistema" (profesores con chamba, alumnos matriculados y con aspiraciones a un buen puesto sindical, etc.)-, la "sociedad" ya superó la época de las revueltas y el revoltijo; ahora, la revolución debe ser encausada por hombres serenos y de razón -como el rector Narro-, por la vía ¿"institucional"? Ejem... dejémoslo en "ordenada y democrática".
Sin embargo, quizás yo esté, de manera inadvertida, cayendo en un ingenioso juego retórico. Y no es que dude que, en caso de que el "Che" se conviertiera en el epicentro de un terremoto revolucionario de verdad, más de la mitad de la "comunidad universitaria" saldría pitando hacia Europa o los Estados Unidos. Hasta estoy dispuesto a conceder que muchos izquierdistas de campus "detectan" cierta indefinible incongruencia moral y jurídica en las acciones delincuenciales de la okupa y que, por tanto, su "condena" es hasta cierto punto auténtica; pero yo creo que estas personas, cuando aconsejan "privilegira el diálogo" y "negociar, dialogar, convencer a los que están ahí", lo que más les preocupa es salvar la cara.
Si lo pensamos bien, la cuestión, para ellos, no tiene pierde: si alguien va y saca a empujones a los gamberros, y no pasa nada, todo se resuelve bien: la izquierda se libra de unos cuantos impresentables, que ya venían costándole mucho en términos de imagen pública, y se corrige algo que bien que saben que está muy mal; dos pájaros de un tiro. Y si la prensa empieza a gritar "¡represión, represión", ¿qué importa? Al fin y al cabo, ellos siempre estuvieron "a favor del diálogo", y los descalabrados no son su culpa.
Por otra parte, en el remotísimo caso de que la revolución prenda como reguero de pólvora, y no encuentren lugar en el primer vuelo a París o Nueva York, ellos ya compraron su seguro de supervivencia política: un recorte en el periódico que prueba que siempre se opusieron a la violencia institucional.
Es el mejor ejemplo de lo que los gringos llaman a win-win situation, y creo que a todos aquí nos encantaría estar en los finas zapatillas de la "comunidad universitaria", si no fuera por un pequeño detalle: que todo es pura hipocresía.
Me explico: tomar una posición ante este tipo de conflictos es como consumir una comida corrida: hay caldo de verduras o sopa de pasta: una o la otra. En otras palabras, no se vale "condenar" el robo de la okupa, y luego cruzarse lindamente de brazos; porque a eso equivale querer "negociar" (!) y "dialogar", para tratar de "convencer" a quienes, estando "ahí", tienen asegurados casa, comida y sustento. Para acabar, esos mismos que están "ahí" han dicho, muchas veces y en los términos más claros, que no se van a ir a ningún lado, llueva, truene o relampaguee.
Así que dejémonos de pamplinas "condenatorias": o la rectoría le coloca un enorme moño azul y oro al auditorio, y le regala las instalaciones a los haraganes que se las han apropiado, en contra de la razón y del derecho, para no "quemarse"; o manda llamar a la policía, y se compra unos cuantos trajes revestidos de asbesto -por si las dudas-.
¿Que el asunto es "delicado", dice usted, don José? ¿Que no hay manera de actuar sin comprometer la carrera? Hombre, ¡claro que todo eso es cierto! Pero, óigame, ¿acaso creyó usted que la chamba de rector nomás se trata de cortar listones? En ese caso, le pido perdón: usted no es un hipócrita. Lo que es, se dice con una palabra que prefiero no utilizar en este momento.
martes, 22 de marzo de 2011
Activismo atonal
Dice Carlos Mejía Godoy en "La guitarra y la mujer": "Hay mujeres por docenas, de noche como de día; y no todo el que la suena, le saca la melodía". Algo así se me ocurre decir de los espacios universitarios: pueden servir para muchas cosas, y pueden ser utilizados por muchas clases de personas; pero no da cátedra todo el que pisa un salón.
Los años transcurridos dan testimonio de que los improvisados músicos revolucionarios no han podido aprender el solfa de la autogestión, y su paupérrimo repertorio no ha pasado de las mismas cantaletas de siempre: las rimadas denuncias en contra del "imperialismo", el "capitalismo" y la "represión", compuestas muchos años antes que cualquiera de esos activistas naciera.
Yo me sé varias de esas letras de memoria, y en su momento, y en boca de quienes originalmente las entonaron (como Soledad Bravo, ¡válgame Dios!, ¿quién se acuerda ya de ella?), tuvieron su razón y su mérito.
El problema es que, en palabras de Pablo Milanés, "el tiempo pasa, y nos vamos haciendo viejos". Los hombres, lo mismo que las consignas.
Claro, claro, no tenemos ahora menos problemas sociales; pero recordemos lo dicho por Zitarrosa, en "Diez décimas de saludo al pueblo argentino", a propósito de "los poetas que hacen con torpes recetas canciones estrafalarias" (con el énfasis puesto en "recetas"). Hoy en día, agarrarse de las barbas de Mijaíl Alexandrovich, o echarse un trago puro de Vladímir Illich, no conduce a ningún lugar deseable para nadie.
Es cierto que a los revolucionarios "de antes" nadie les quita lo bailado; pero el mundo tiene ahora otros ritmos, que es necesario aprender.
Y nadie les dice a los okupas y asambleros que no canten "la canción que más quisieran"; pero, en la Universidad, hay que aprender a no interrumpir a los demás, y, en la medida de lo posible, a hacer una "canción con todos".
¿Cómo se consigue eso? ¡Pues con orden, compañeros, con orden! Y no, y mil veces no, eso no significa hacer "vergonzosas concesiones" ni "arriar las banderas" (pucha digo, Manolito dixit); significa, nomás, aceptar, como cualquier individuo que no es "ni más cuerdo ni más loco que cualquier hombre prudente" que el espacio no es infinito, como la quincena no es de goma.
A dónde pretende llegar la okupación, yo no lo sé; pero donde están es un muladar, y eso es inaceptable.
Vergüenza les debería de dar seguir desperdiciando el tiempo de todos, apropiándose de un espacio que no les pertenece, y dando la desafinada nota cada chico rato. Y la dicha de perder el tiempo, ya lo demostró el poeta, y lo cantó José José, puede servir para ganar una apuesta poética; pero es inicua por una buena razón.
jueves, 3 de marzo de 2011
Pro autoridades
En las siguientes lineas expondré las razones por las que en efecto soy pro-autoridades.
Primeramente hay que esclarecer un equívoco muy usual en la actualidad: el uso del término "autoridad" como sinónimo de "funcionario". Veremos a continuación que estos términos son distintos entre sí, aunque no contradictorios como algunos sugieren.
Autoridad se llama al prestigio y crédito que se reconoce a una persona o institución por su legitimidad o por su calidad y competencia en alguna materia; un funcionario es sencillamente una persona que desempeña un empleo público.
Es importante notar que la autoridad no se impone, se confiere de forma voluntaria por aquel que reconoce magisterio en otro, y no es un fenómeno extraordinario, en la Universidad sucede día a día cuando los estudiantes confieren respeto y confianza en sus profesores para instruirlos, ha sucedido irremediablemente en todos los escaños de la cultura y es parte fundamental de toda comunidad que busque algún tipo de bien común.
Los conceptos no se identifican, pero tampoco son excluyentes. No es imposible que un funcionario sea una persona sobre la que se confiere autoridad, ni viceversa, que una persona con autoridad en una comunidad pueda llegar a ser funcionario.
La razón por la cual sobre el funcionario se suele poner el epíteto de "autoridad" no es necesariamente un afán impositivo y fascista. Aunque el carácter de "autoridad" es contingente respecto al puesto de funcionario, no es contingente la responsabilidad de la que el funcionario es depositario: Todo funcionario es responsable por el ejercicio que su cargo suponga. Podemos decir que es en virtud del presunto ejercicio de tal responsabilidad que se confiere el epíteto de autoridad al funcionario, y cuando así sucede tiene entonces un doble compromiso qué honrar.
Naturalmente, existe la posibilidad de que el funcionario se crea el equívoco y piense que con el cargo le ha sido conferida autoridad de forma gratuita, y tanto peor, que le ha sido otorgado algún tipo de poder.
Tal posibilidad sólo puede señalarse con el contraste entre responsabilidades y ejercicio de dichas responsabilidades: No se puede juzgar a un funcionario sin antes dejarlo ejercer su cargo, ni imputársele incumplimiento para con responsabilidades que no le corresponden.
Al momento de buscar quién ocupe los cargos con mayores responsabilidades en la Universidad, suelen surgir nombres sobre los que se reviste cierta autoridad; decir si ejercen con responsabilidad su cargo o si son autoridades es una de las responsabilidades de la comunidad, pero habrán de hacerlo con la misma responsabilidad que del funcionario se espera, con argumentos pertinentes y con un espíritu Universitario razonable.
En ese sentido, sí, soy pro autoridades.
Creo que nuestra Universidad y nuestro país necesitan autoridades urgentemente.
jueves, 27 de enero de 2011
Okupas funcionales
Hace algunos meses se popularizó el uso del término "niní" que designa a las personas que "ni estudian, ni trabajan". Hubo incluso una polémica en torno a cuál era el número real de "ninís" en el país. No sé cuál fue el veredicto (ni qué utilidad tendría conocer ese dato), pero me hizo pensar en un problema más complejo: ¿Cuántos"ninís funcionales" hay en el país? Naturalmente, quienes en efecto estudien o trabajen, o ambas están excluídos del conjunto de los ninís funcionales. También quedarían excluídos aquellos que trabajan en serio y tienen que estudiar a medias, o los que estudian y tienen que medio trabajar, pues de hecho cumplir con alguna de las dos funciones hace imposible que se les denomine ninís. Niní funcional será entonces sólo aquel que esté matriculado en una escuela y forme parte de la nómina de alguna institución, pero se las arregle para capotear tanto sus deberes académicos como los laborales. En la Universidad se llega a conocer un buen número de ninís funcionales.
Así como tenemos "okupas" (Individuos que -usando como pretexto algún activismo de moda- explotan las instalaciones universitarias sin reportar beneficio alguno para con alguien más que sí mismos), en la Universidad tenemos la figura del "okupa funcional": Alguien que hace uso de un espacio, ya sea académico o laboral, agotando sus recursos, sin reportar ningún bien a la UNAM.
Entre ninís y okupas funcionales todavía cabe otra distinción: Los que lo son por elección y los que no.
Es muy probable que el niní funcional no sepa que lo es, lo mismo que el okupa funcional podría considerar que sí hace un bien a la Universidad; es posible que el niní funcional como el okupa funcional no encuentren nada de reprobable en simular que cumplen con sus funciones, existe toda una tradición que respalda ese modo de proceder en nuestra sociedad.
Asímismo, es posible que el okupa crea que su activismo es un modo de hacer un cambio significativo en el país, o bien, que sepa que no lo es y no le importe anteponer sus necesidades de vivienda a los intereses de una comunidad universitaria.
Okupas y okupas funcionales pueden ser igualmente nocivos para la Universidad -y el país-, y lo serán tanto como la comunidad se los permita. La diferencia importante es que tanto al niní funcional como al okupa funcional se les puede exigir rendimiento de cuentas: Cumple o no cumple con su función como trabajador, como administrativo, como docente, como estudiante... Si resulta que no cumple debiera liberar el espacio que está ocupando para que pudiera ser utilizado por alguien que sí quiera trabajar.
A los okupas simples no se les puede pedir ni la hora.
Otras voces respecto al Auditorio Justo Sierra
Con el fin de reducir la saturación visual de nuestro blog, en esta entrada consignamos enlaces a los sitios Okupa, pro okupa, pro huelga, AntiUNAM, asambleas y demás relativos al tema que nos concierne.
Si usted considera que en el listado falta uno o varios sitios, deje un comentario y a la brevedad actualizaremos la entrada incluyendo su colaboración.
Auditorio Che Guevara
Kaos en la red 1 y 2
La huelga en la UNAM
Indymedia
Consejeros de la Facultad de Filosofía y Letras
Teatro improvisado
Asamblea del Colegio de Pedagogía
Galería Autónoma
(Autodenominada) Asamblea FFyL
lunes, 17 de enero de 2011
"Eliminacionismo"
"El punto es que, en una democracia, hay lugar para la gente que ridiculiza y denuncia a aquellos con quienes no está de acuerdo; pero no hay lugar, en absoluto, para la retórica eliminacionista, para la sugerencia de que aquellos que están del otro lado del debate deben ser eliminados de ese debate por cualquier medio".
Si no me equivoco, los okupas han utilizado argumentos semejantes para acusarnos a los que estamos de este lado del debate de hacer uso de la "retórica eliminacionista" de la que habla el Nobel de economía. Por supuesto, el hecho innegable de que hay una evidente diferencia entre un debate y un auditorio, debería ser suficiente para cerrar la discución. Pero como no sucede así, creo que es necesario elaborar el punto.
La cosa me parece clara: de donde los queremos retirar es del auditorio; pero hay que apuntar que no aceptamos que esto se complete con la macabra frase "por cualquier medio". En absoluto: aún en el caso de que se tenga que utilizar la fuerza pública, el asunto se tiene que resolver de acuerdo a las leyes del país y a los reglamentos de la UNAM. Primero, porque de este lado nadie está a favor de entrarle a la cultura gansteril; y segundo, porque nos queda claro que cualquier irregularidad va a ser utilizada como pretexto para que se reanude la ocupación (y aún así, ya sabemos que tendremos que soportar los alegatos de mil y una "irregularidades" imaginadas).
En cuanto a lo que se refiere a eliminar rivales -ahora sí- de un debate, hay algunas cosas que aclarar. Por una parte, vuelve a haber una diferencia entre el hecho de que una persona se niegue a debatir sus ideas en una situación específica (en una "asambleaffyl", por ejemplo), y el caso de que esa persona llegue con una ametralladora a la reunión, o exija que se arreste a los cabecillas del movimiento y se les ejecute en plaza pública. Lo primero no es más que el ejercicio de un derecho individual, mientras que lo segundo se llama "cacería de brujas", deporte que, tengo entendido, fue muy popular en Salem.
Por otra parte, si por un milagro fuera posible que Narro cumpliera su palabra, y se abriera un verdader debate como parte de un proceso serio de recuperación (o intento de) del auditorio y de los demás espacios ilegalmente ocupados, nadie de este lado esperaría menos que ver que se presentara la comisión correspondiente en representación de los del otro lado. Pero aquí hay un "asegún" que nada tiene de "eliminacionista": cuando se trata de resolver controversias como la presente, en el debate hay lugar para quienes sean capaces de aceptar la posibilidad de perderlo, y no lo hay, de ninguna manera, para aquellos que van con la consigna de encontrar un foro más para exhibir sus irreductibles posiciones. De nueva cuenta, no se trata de pedir que los dejen fríos donde los encuentren; nomás es decir que no queremos que pierdan su tiempo y nos hagan perder el nuestro.
Y ahora sí, espero que hayamos quedado claros: por lo menos de este lado, nadie está proponiendo el "genocidio de la okupa". Lo que queremos es terminar con el despojo; por lo demás, lo que hagan los aktivistas con sus vidas, dentro o fuera de la UNAM, no podría importarme menos.
jueves, 6 de enero de 2011
Su(b)premacía
La conclusión es muy sencilla y, creo, evidente (tal vez, también trivial): que hay ciertos grupos de radicales inconformes (que ni a "libres" llegan), para los cuales, objetivos tales como "cambiar al mundo" o "derribar al capitalismo" valen mucho, mucho menos que seguir fabricando "razones" que les permitan seguir sintiendo chido sintiéndose chidos.
Y la característica que más pronto los delata (y que tiene una señalada "okupacionalidad") es lo "programático" de su pensamiento. A primera vista, uno podría pensar que el hecho de poseer la voluntad y la capacidad de "formular un programa de acción", indica que un determinado movimiento "va en serio". Sin embargo, la cosa se ve muy diferente si esos "programas" tienen el siguiente aspecto: "nuestro objetivo inmediatísimo es devolverle la universidad al pueblo; pero, primero, tenemos que publicar un manifiesto para ganarnos su apoyo; nomás que, antes, hay que conseguir un comedor subsidiado y copias a precios populares; lo cual significa que, ahorita, lo que procede es llamar a una asamblea democrática; y, para eso, es indispensable realizar una consulta universal; mas, obviamente, no hay manera de proceder si no empezamos por botear para obtener los fondos necesarios para encender este churro que tengo en la mano, nomás que el secretario de apropiaciones todavía está en el baño, y entonces..."
Y así nos podríamos seguir hasta que se cumplan, o las predicciones mayas, o las profecías bíblicas.
Y hay una notable diferencia entre "buscar el diálogo", por el puro gusto de "volverte a ver" (a ti, mi indispensable opositor, a quien tanto desprecio, pero que me haces tanta falta para sentirme bien acá), y querer sentarse a debatir, con un buen fajo de resultados a la mano.
La semejanza entre la Raza Super Blanca y los super-okupas es pasmosa: les encanta informale al mundo que son "superiores"; pero nada les desagrada tanto como tener que demostrarlo, en el terreno de los hechos.
Y esto me parece por demás comprensible: es su "mentira vital" -otra de mis chundas teorías-; es decir, es la auto-convicción de la cual depende su "razón de existir" (lo cual, en definitiva, no es sino ese pequeño empujón que todos necesitamos para no entrar en estado de coma existencial).
Todos tenemos, en mi opinión, nuestra "mentira vital" (o varias); nomás que en algunos casos ésta se manifiesta en un deseo incontrolable por marear a todo el mundo con choros interminables, y en una capacidad infinita para entorpecer la marcha de todo; y, en otros, simplemente es el atisbo de algo que quizás podríamos describir como un objetivo personal. Algo que, de tan íntimo, es absurdo pensar que podríamos imponerle a alguien más; y que sólo es útil y cabalmente comprensible para uno mismo.
El problema está en querer convertir en absoluto aquello que sólo puede ser parcial y relativo: mi "razón de vivir", mi "lucha", mi "mentira vital". Y es obvio -por lo menos, para mí- que el auditorio y el discurso de denuncia juegan un papel de gran importancia en la vida de los okupantes del Che, así como en las de muchos de sus simpatizantes. Y lo mismo se puede decir de la infatigable labor ideologizante de los supremacizos. Pero para ninguno de estos grupos son etapas de la construcción de nada, ni siquiera "preámbulos" para la acción. Más bien, son como la "labor" del lector ocioso que se entretiene escoliando cualquier texto, por el puro placer de sentir que le puede decir sus verdades al autor y ja ja ja. Y así puede pasarse diez años o cien, glosando sus lecturas, incapaz de escribir un libro con su "ingenio".
Por eso yo veo en el Che un monumento viviente (en el sentido en que se puede decir que está "vivo" un paciente comatoso), a la mediocridad supremacista.