viernes, 31 de julio de 2009

Diversas personalidades demandan el desalojo del auditorio de Filosofía y Letras: Excelsior

Humberto Musacchio publicó el 15 de junio de 2009 la nota consignada luego de estas lineas. El evento es el mismo consignado en otro momento en este blog; es interesante ver otra perspectiva del mismo hecho, y es bueno publicarla por si en aquellos momentos no se enteró.

La nota puede ser consultada aquí, gracias a Musacchio y al Excelsior por ocuparse de estos temas aunque no les paguen por ello; lease con claridad que celebro los tópicos de su quehacer periodístico hay qué decir respecto a cualidades específicas de este que: 1) Es una nota visiblemente afectada emocionalmente, aunque no lo culpo. 2) Sería lo más propio sustentar las declaraciones que se hacen en torno a los ocupantes del auditorio, no porque esté abogando por ellos sino por el rigor que debemos exigir a las consignas antes de que nos persuadan.

Respecto a las declaraciones en cuestión, hay qué decir que si es el caso que delinquen o no, no es algo que como universitarios nos competa cabalmente; estamos seguros de que no deben estar ahí, y como universitarios concluyentemente es nuestro deber denunciarlo.

Hechas las acotaciones pertinentes, esto fue lo que publicaron pues:


Diversas personalidades demandan el desalojo del auditorio de Filosofía y Letras de la UNAM
Exigen recuperar un auditorio de CU Con las firmas de 129 catedráticos, entre los que figuran coordinadores de cátedras, profesores eméritos y personajes como Margit Frenk, Margo Glantz, Beatriz Espejo, Hernán Lara Zavala y Sergio Fernández, llegó al escritorio del doctor José Narro Robles, rector de la UNAM, la demanda de que se haga desalojar el auditorio de la Facultad de Filosofía y Letras, desde hace diez años ocupado por personas ajenas a la Universidad, entre las cuales hay comerciantes, activistas de diversas organizaciones políticas, vendedores de drogas y gente sin hogar. El auditorio, llamado originalmente Justo Sierra y rebautizado Che Guevara en 1968, fue ocupado durante la huelga que terminó con la entrada de la fuerza pública en el campus universitario, pero una vez que salió la policía volvió a ocuparse ese espacio con fondas, puestos de artesanías, talleres de fotografía y serigrafía, comercio de cosas robadas, zonas de hospedaje (con tiendas de campaña y las llamadas “catacumbas”) y otros rubros. Durante los ocho años de rectorado de Juan Ramón de la Fuente se optó no menearle y lo mismo se hizo en la Casa del Lago, que CLETA ocupa todos los domingos, y el estadio Olímpico, donde una mafia dizque sindical controla boletería, entradas y lo que significa negocio. Es la universidad privatizada.



La tradición cultural de un espacio

Antes de ser expropiado por un grupo de particulares, el auditorio Justo Sierra fue sede de la Orquesta Filarmónica de la UNAM y ahí vivió su época más brillante bajo la batuta de Eduardo Mata. En ese lugar, en los años sesenta, se ofrecían las funciones del mejor cine club universitario, el que una noche proyectó La sombra del caudillo, cinta que entonces estaba prohibida, y a la salida, las personas que llevaban consigo los rollos fueron asaltadas por individuos de pelo corto y movimientos ágiles, quienes a punta de pistola les arrebataron las latas. En el Justo Sierra resonó la voz grave de Pablo Neruda, a quien presentó en una tarde inolvidable un Juan José Arreola que entonces se hallaba en plenitud. Ahí también se produjo un encuentro de todas las corrientes de la izquierda mexicana en un debate que acabó en batalla campal. Por el auditorio de Filosofía pasaron los cantantes “de protesta” y los representantes del canto nuevo, narradores y poetas, figurones académicos y muy destacados intelectuales venidos de todo el mundo. La comunidad universitaria debe rescatar ese espacio para el arte y la inteligencia.

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