jueves, 4 de noviembre de 2010

La fuerza de la ley y la ley de la fuerza

Este comentario es una respuesta a dos anónimos enviados a la entrada La okupa no está justificada, publicada por El Jefe el 3 de noviembre. Y aunque de primera instancia podría parecer que yo debí haberme limitado a añadir estas opiniones a la cadena de mensajes de la dicha entrada, espero que los lectores de este blog encuentren justificada mi decisión de redactar una nueva, dada la relevancia que, en mi opinión, tiene el asunto que voy a tratar.

Dice el primer anónimo: "Ya es hora de recuperar el Auditorio, pero sin violencia. Somos más", después de aplaudir el que "Ambrosío" "no busque la confrontación". El siguiente anónimo (que parece ser del mismo autor, aunque ahora la nota está "firmada" por "Josè L") "reitera": "¡somos más! ¡somos universitarios! queremos a la Universidad y nosotros mismos podemos sacarlos" (mis negritas), y termina recalcando: "es hora de actuar sin policía, bombas, porros, armas, ejércitos... siempre seremos más".

A partir de estos ejemplos -y de otros que podemos encontrar en discusiones pasadas en este blog-, es fácil descubrir que estamos ante un viraje argumentativo que señala la adopción de una (relativamente) nueva táctica por parte de los simpatizantes de la ocupación.

El primer punto de la nueva agenda es, indudablemente, "homologar" el uso de la fuerza pública con las ideas de "violencia", "ataque", "agresión", con el objetivo de "disuadir" a todos aquellos que consideramos que la intervención justificada de la policía en un caso como el de la ocupación ilegal del Justo Sierra (la flagrancia del delito creo que es observable -como perceptible es la fragancia de la okupa- a kilómetros de distancia), está en las antípodas de la "barbarie", el "salvajismo" y el "espíritu anti-universitario" que aterroriza -según ellos- a los anónimos pacifistas.

En segundo lugar, el nuevo "plan" busca animarnos a hacernos justicia por nuestra propia mano, y organizar un asalto popular al Palacio de Invierno de la okupa, seguido de un linchamiento de "activistas", cuyo éxito está garantizado, claro, porque "siempre seremos más".

En resumidas cuentas, se trata de una vulgar provocación.

Por supuesto, no se me escapa que "Josè L" dice que "[a]hora sólo hay que demostrarles en que estado tienen el Auditorio, sus malas actividades, su lucro, sus mediocres actividades lucrativas". Ciertamente, si tomáramos esta propuesta fuera de contexto, quizás la única crítica que podría hacérsele es la de señalar su inocencia, pues, como dice el refrán, "no hay peor sordo que el que no quiere escuchar", y vaya que los okupas se han preocupado de llenarse de cera las orejas (o se han cuidado de no sacársela). Sin embargo, no hay nada inocente en este tan civil llamado; antes lo contrario: de lo que se trata es, otra vez, de enredarnos en una infinita serie de "discusiones" con los culpables del despojo, para que esos sujetos puedan tener oportunidad de seguir distribuyendo sus proclamas, al mismo tiempo que se las dan de "democráticos". Negocio redondo.

Y no voy a pedir que nadie se engañe, porque no creo que alguien pueda caer en una trampa tan barata. Lo que sí voy a pedir, de nuevo, es que se acaben los anónimos.

6 comentarios:

Gabrielle RG dijo...

Discrepo con Daniel respecto a lo siguiente: Es cierto, no podemos establecer de forma deductiva que los comentarios de José X o Luis Y son inauténticos en la misma medida en que no podemos establecer que son auténticos.
La solución no sería -en mi opinión- tampoco poner nombres y apellidos: Pedro López Carrasco dice tan poco como José X o Luis Y.
El actuar de Daniel es consistente con sus palabras, pero no por ello se sigue de manera necesaria que deba ser emulado.
Daré una razón importante al respecto: Hace varios meses en este blog apareció una controversial entrada que cuestionaba la "autogestión" de la que los okupas tanto se ufanan. Dicha entrada apareció firmada por "Norma".
¿Por qué el recelo de la autora de dicha entrada a poner su nombre y apellido?: Un temor fundado de que algo pudiera sucederle por publicar lo que piensa.
Considero -Daniel- que no podemos exigir de todos la apertura que exhibes; lo que sí creo que podemos pedir es que hablemos del tema con nuestros compañeros de clase, y con nuestros profesores.
Por último, creo que si alguien decide firmar como José Cuervo o cualquier otro seudónimo (digamos Gabriel Ramos), puede todavía discutirse en torno a las ideas plasmadas en su comentario -si las hay-, tal y como sucedió en esta entrada.

Anónimo dijo...

Coincido totalmente con lo anterior y a título personal creo que entradas como esta hacen perder seriedad al blog.

Extraño los trabajos ilustrativos de Ivo y Namaste, pues éstos eran argumentos del espíritu y razón de la autonomía universitaria no proteganismos ni diretes como el hoy publicado.

Basta con que los administradores del blog reiteren que quienes deseamos el Justo Sierra libre no queremos enfrascarnos en ningún tipo de violencia.

Atentamente
HR

(ahora a esperar que se admita mi opinión)

Larry Fjc dijo...

Lo fundamental, Gabriel, y creo que es parte del reclao de Daniel, si no lo malinterpreto es que no debería haber razón alguna para temer.

Por supuesto, no quiere decir que se obligue a los potenciales opinantes a delatar su identidad, costumbres, vida, horarios de clase o de comidas. Creo que se trata de dar el primer paso para restituir la confianza de una comunidad académica. Como bien mencionó en otro momento el Dr. Velasco, eso es muy importante.

Es muy difícil, pero no hay que perder de vista que algunos de los culpables de que no haya tal confianza son aquellos que han promovido durante años la violencia y la confrontación. Darles paso en internet es abrirles una gran opción para realizar ese trabajo de intimidación: no nos engañemos, muchos de los que aquí leen no quieren meterse en un aprieto por expresarse, no debería existir ese temor. Y los únicos beneficiados con eso son los provocadores de siempre que ya hasta han conseguido (o eso dicen) un "diálogo" con la directora.

Ivo Basay dijo...

Me disculpo de antemano por publicar respuesta a lo comentado con el pseudónimo, pero no lo volveré a hacer. Lo hago por la alusión de HR, estimado amigo, respecto al reciente colaborador del blog.

No sé Námaste, pero al menos yo no cuento con tanto tiempo para la labor de investigación para el blog. En parte porque estoy más entretenido estudiando las matemáticas y en parte porque estoy un poco desilusionado con esta cuestión.

Por ello debo decir que agradezco mucho la colaboración de Daniel aquí y de Alfredo allá. Pues a quién ha seguido las charlas en FB, les puede constar que son personas serias. Podremos no estar de acuerdo con ellos, pero son serios y consistentes en sus dichos y supongo también que en sus acciones. Reitero que me place que Daniel aceptara contribuir, tiene un estilo variado en el que, muchas veces a través de divertidas parodias, va al punto concreto.

Sí, ésta última entrada es distinta de otras, pero atiende algo que según el autor no se debe dejar pasar de lado. Y para ello se abrió este sitio, por mi parte estoy más satisfecho con este viraje que con la rutina que se volvió revisar los desatinos de don Gonzalo cada día.

Judas Iscariote dijo...

Saludos a todos. Considero, que es irrelevante firmar los comentarios, lo importante es el aporte que pueden generar a la discusión de cualquiera de los lados. Sin embargo, creo que sí se debería moderar la basura, buen avance.

Alfredo R. I. dijo...

Sólo para comentar lo que "HR" menciona: creo que las contribuciones de Daniel son pertinentes por el sencillo hecho de que siguen con el dedo en el renglón: evidenciar lo que pasa en torno a los problemas del auditorio —y de la facultad en su conjunto—. Si gusta o no el estilo, creo que eso ya es simplemente cuestión de opiniones, pero no me cabe la menor duda de que es parte del mismo trabajo que realizaban "Ivo" y "Námaste" hace unos meses: señalar, cuestionar, criticar, proponer.

Ahora, sobre el último comentario de Ivo, sólo agradecer los conceptos vertidos y sí, si algo tenemos es que somos congruentes con lo que opinamos y lo que hacemos —de ahí que haya pasado todo lo que ha pasado hasta el momento con los secuestradores—. Seguiremos en la brega —que necesariamente, de mi parte, habrá de bajar el ritmo momentáneamente, toda vez que se acerca el fin del semestre, y calificar cinco asignaturas no es cosa sencilla— y con la consigna de logar que el auditorio regrese adonde debe: a la administración universitaria.

Saludos a todos.