viernes, 27 de mayo de 2011

C.C. José Narro, rector

PRESENTE
Mañana termina el semestre escolar en la Facultad de Filosofía y Letras, y pronto se dará incio al periodo vacacional. ¿No le parece, señor Narro, que es un buen momento para dejar de "estudiar el problema" de la ocupación ilegal del Auditorio Justo Sierra, y resolverlo?
De universitario a universitario, guardando las distancias que lo separan a usted, con sus títulos, distinciones y cargo presente, de un pasante como yo, quiero decirle que, si me indigna el despojo perpetrado por los individuos instalados en los espacios ocupados de mi facultad, más me irrita la indiferencia con que su administración observa los hechos.
A juzgar por la plétora de declaraciones suyas que la prensa nacional ha publicado, puedo imaginar que su inclinación política lo ha llevado a considerar que es indeseable proceder a desalojar, por medio de la fuerza, a los secuestradores (o "activistas sociales", como me parece que usted prefiere llamarlos). Por otra parte, también he llegado a especular que, de acuerdo con la experiencia que usted ha adquirido durante su larga carrera política, quizás considera riesgozo proceder como sería obligado que lo hiciera, de acuerdo con las leyes del país y de la propia normativa universitaria.
En ese caso, señor mío, quiero pedirle que demuestre su valor civil, y redacte un comunicado oficial en el cual haga explícita su determinación de permitir que el despojo continúe, junto con sus razones para tomar tal decisión.
Tal vez a usted le parezca que pido demasiado. Por mi parte, creo tener muchos argumentos para probarle que eso es muchísimo menos de lo que, con estricta justicia, tiene derecho a exigirle cualquier ciudadano.
Suele usted decir que hace falta un cambio de mentalidad para superar los numerosos problemas que aquejan al país; y yo estoy totalmente de acuerdo. Para empezar, necesitamos convertirnos en una sociedad habituada a cuestionar a sus funcionarios públicos, y a no aceptar evasivas por respuesta.
Y yo no le pido más que decir públicamente lo que está dispuesto a hacer y lo que no, en relación con el conflicto universitario que se desarrolla a pocos metros de su oficina.
Si quiere usted demostrar algo -más allá del discurso-, ésta es una excelente oportunidad.